Mujeres y participación en fábricas recuperadas: el caso de la Cerámica FaSinpat (ex – Zanón). Neuquén 2000-2006*

 

Jorgelina Freire**

 

“... Yo hasta el 14 de julio de 2000 era una señora de su casa, ocupada de lavar, cocinar, mandar a sus hijos a la escuela y preocupada que todo estuviera bien en su casa (...)...”[1]

 

 

El caso puntual que nos convoca es FaSinpat (fábrica sin patrones)[2], ex - “Zanón”, cuya especialidad es la fabricación de cerámicos y porcelanato (natural y pulido); ubicada en la ciudad de Neuquén capital de la provincia homónima.

En la actualidad FaSinpat es una fábrica de cerámicos ocupada y autogestionada. La misma fue tomada y nuevamente puesta en producción por sus obreros/as el 5 de enero del año 2002.

Haciendo un poco de historia, vemos que en 1998 la empresa conducida por Luís Zanón comenzaba con una serie de despidos, el atraso salarial y una situación de conflicto permanente. En aquel momento, Zanón quería eliminar la producción de cerámica tradicional y concentrarse en el negocio del porcelanato, producto de exportación altamente rentable.

En el año 2000 despidieron a 100 obreros; en julio de ese año falleció de un ataque cardíaco Daniel Ferrás, obrero de 23 años quien no pudo ser atendido en la fábrica.

En este mismo año se constituye la Comisión Interna como corolario del triunfo de la huelga de “nueve días”.

En tanto, el SOECN[3] (sindicato de obreros y empleados ceramistas de Neuquén), poseía una conducción burocrática y corrupta donde la cúpula se anquilosaba en el poder.

El sindicato no apoyaba a la Comisión Interna de la ex – Zanón obstaculizando su desempeño y la autoorganización.

Sin embargo a fines del año 2000 la Lista Marrón surgida de la C.I (Comisión Interna) de la ex – Zanón, gana la conducción del sindicato.

En el 2001 el conflicto creció, la empresa decide cerrar y manda los telegramas de despido (la fábrica no daba las ganancias esperadas) obreros y obreras deciden rechazar los despidos quemando los telegramas en Casa de Gobierno y posteriormente decidieron salir a explicar la situación a la comunidad. Esta labor fue realizada por una incipiente Comisión de Mujeres.

Se agudizan los conflictos y la reacción lógica frente a los despidos y falta de pago salarial llevo a la huelga de los “treinta y cuatro días”.

Desde octubre del 2001 y durante cinco meses, la situación es indefinida y oscilara con tomas temporarias de la fábrica. Los/as obreros/as no ingresan hasta enero del 2002, momento en que intentan encender los hornos y producir. Así el 12 de julio del 2002 se presenta al concurso preventivo el proyecto de administración obrera transitorio. “…el 16 de julio de 2002 los obreros y obreras presentan al concurso preventivo el Proyecto de Administración Obrera Transitoria elaborado con la ayuda de la Universidad Nacional del Comahue…”[4].

Previo a la toma y recuperación de la fábrica trabajaban alrededor de 380 obreros, 25 eran obreras, en el momento de la toma y puesta en producción el número de obreros/as había disminuido considerablemente, mujeres trabajando en la planta eran sólo seis, el porcentaje mayor lo constituían los varones; no obstante existía por aquel momento un grupo de mujeres entre ellas (madres, esposas, hijas, hermanas y obreras) que participaron de forma activa desde el primer momento.

El eje central del trabajo se basará en el análisis de distintas fuentes; para la recopilación de las mismas se tomaron en cuenta los testimonios y entrevistas a obreros/as de la ex – Zanón, al mismo tiempo se consideraron otras investigaciones sobre el tema que se recopilaron de los distintos periódicos, revistas, folletos y boletines internos (Nuestra Lucha, El Ceramista, La Verdad Ceramista, Revista en Marcha).

Se realizaron entrevistas del tipo semiestructuradas; se tomaron algunas realizadas por Gorav[5], que quedaron en prensa y difusión de la fábrica en formato digital, lo que facilitó el acceso. La selección tiene que ver con testimonios encontrados en publicaciones, y cruzadas con los testimonios orales, más que con el protagonismo, origen, militancia política o función desempeñada[6]de las entrevistadas.

Para el primer acercamiento a la Comisión de Mujeres, se tomaron en cuenta sobre todo, los testimonios disponibles en los distintos periódicos, revistas y boletines[7].

Los relatos dan cuenta de cómo fue vivido el proceso de lucha, a través de las memorias pasiones y sufrimientos permitiéndonos al mismo tiempo, recuperar el papel que las mujeres tuvieron y tienen en las luchas sociales.

En cuanto a la metodología de análisis, se tendrá en cuenta la perspectiva de género lo que implicará una mirada no sexista a la hora de abordar la investigación, teniendo en cuenta lo expresado por la Dra. Capitolina Diaz[8], donde el feminismo con sus presupuestos de análisis y sus métodos de investigación facilitan las herramientas necesarias para esta tarea.

 

Propósitos del trabajo

El siguiente trabajo presenta algunas aproximaciones acerca de la participación de las mujeres, en lo que se conoció como proceso de “recuperación” de empresas y fábricas.

Estos sucesos tuvieron lugar en nuestro país en medio de la crisis económica del 2001.

En un primer intento por visibilizar[9] a las Mujeres se asoman también algunas líneas de análisis, las cuales son sólo un acercamiento a las distintas problemáticas que surgen a partir de la conformación de la “Comisión de Mujeres” en la ex - Zanón.

La propuesta de trabajo y el planteamiento del problema, surgen como respuesta a diversos comentarios, a partir de los cuales lo que más me llamaba la atención eran los dichos acerca del “lugar” que ocupaban las mujeres, o sea, dónde se las ponía en escena, se las hacia visibles; no sólo en su ubicación espacial dentro de la fábrica sino en su participación en la lucha.

Expresiones como: “las mujeres están relegadas a la cocina” o “las mujeres no participan políticamente”, fueron el puntapié inicial para pensar en un trabajo de investigación. Evidentemente lo que se percibe desde afuera en el imaginario social, es que son sólo “obreros”, sólo varones los que participan social y políticamente. Hacer manifiesto la participación de las mujeres implica hacerlas “parte de...”, pero no sólo eso, sino evidenciar las prácticas y mecanismos por los cuales siempre son el “atrás” o el “fuera de escena”.

La deconstrucción de las prácticas sexistas, propias del patriarcado, prueban que el lenguaje y la manera en que se nombra, no son inocentes; la “invisibilización” de las mujeres tiene profundas raíces y forma parte de toda una cultura, apoyada en la desvalorización de las mismas y en la exaltación de los atributos masculinos.

De esta manera y vinculado al objeto de estudio, la participación de las mujeres en la fábrica a partir de la “Comisión de Mujeres” forma parte de un largo proceso, en el que se ven reflejadas sus acciones en la lucha por la recuperación.

En esta línea, creo importante mencionar que hay dos etapas y un momento transicional.

Mediante un rastreo histórico de los testimonios de las mujeres[10], Es necesario destacar que la “Comisión de Mujeres” no fue siempre la misma, es mi intención dilucidar cómo se vieron afectadas en el crecimiento personal (plano individual) y qué aportes brindaron a la lucha por la recuperación de la fábrica en el plano social. Las prácticas por el empoderamiento se evidencian en las transformaciones de la Comisión de Mujeres en el marco de la lucha por la recuperación fabril, al tiempo que se van construyendo como sujetas políticas.

 

Las Mujeres se organizan. De las ollas populares a la visibilidad política

 

Las ollas populares en la lucha por la recuperación de la fábrica.

 

“En la entrada a la fábrica, los obreros y obreras han construido un mural con trozos de cerámicos. El mural cuenta su historia y en él se ven hombres y mujeres alrededor de una gran cacerola cocinando sobre un fuego”…[11]

 

En esta insipiente comisión de mujeres formada al calor de la lucha en la huelga de los 9 días, tiene en su composición a mujeres familiares de obreros y a algunas mujeres obreras. “…cuando empezó el paro nos juntamos con las demás compañeras en una reunión y de ahí salió ir a los supermercados, a pedir colaboración a la gente, para ayudar a nuestros maridos, compartir ideas o dar alguna solución…”[12]

En todo este proceso puede verse cómo se concretaron los esfuerzos y la colaboración desde el espacio construido por ellas; en este sentido los distintos reconocimientos recibidos hacia la Comisión de Mujeres hacen referencia a su rol reproductivo. Esta conclusión surge del análisis discursivo de las representaciones que refuerzan su “función social”.

Así según la frase que contiene el encabezado del periódico El Ceramista (mayo 2001) con referencia a la mencionada Comisión, se evidencia lo que muchos consideran características principales del género femenino. “...En estos 33 días de huelga de los trabajadores de la cerámica Zanón, se organizaron distintas comisiones de trabajo. Una de las más destacadas por su fuerza y abnegación fue la COMISIÓN DE MUJERES...”[13]

“Fuerza y abnegación” se constituyen en el atributo natural de las participantes, quizás en el imaginario social éstas sean dos características muy apropiadas para referirnos a las mujeres, sobre todo el de “abnegación” ya que ello implica un renunciamiento, un sacrificio al que estamos acostumbradas.

Esta característica aparece formando parte de nuestra propia naturaleza y conlleva la noción de sacrificio.

Las mujeres siempre nos acomodamos para ayudar y colaborar en todo lo que sea necesario; estamos genética y culturalmente preparadas para ello y desde niñas, en procesos endoculturales nos convertimos en cuidadoras natas.

La teórica Anna Jónasdóttir[14], denomina “plusvalía emocional” a la manera en que el hombre se apropia de los cuidados y del amor de la mujer, tanto directamente como a través de los hijos. Señala la autora que es precisamente de ese amor y cuidado que les dedicamos, los hombres sacan la autoridad y la seguridad que necesitan para seguir ejerciendo el poder. Según Jónasdottir, si el capital es la acumulación de trabajo alienado, la autoridad masculina es la acumulación de amor alienado, la relación de explotación consiste no sólo en la apropiación del trabajo doméstico sino también en la apropiación de su dedicación emocional.

Para la licenciada Nuria Varela[15] las actividades realizadas en el hogar tienen un valor que la sociedad capitalista patriarcal desde siempre ha ignorado; se trata de un trabajo diferente cuyo objetivo principal es el cuidado de la vida y el bienestar de las personas y no el logro de beneficios como es en su gran mayoría, el del trabajo de mercado.

En este sentido la economía feminista valora por sí misma el trabajo doméstico, en cuanto a que provee y dinamiza las relaciones afectivas, brinda cuidados y mejora la calidad de vida, dedica tiempo a los niños y las niñas, a los hombres y las mujeres, desde el hogar.

Estas tareas son determinantes para que crezcan y se desarrollen como seres sociales, con capacidad de relación y con seguridades afectivas. Estas características son las que nos maduran como personas.

El apoyo de las mujeres en las ollas populares contribuye, en cierto sentido, a lograr una visión favorable de la lucha, por lo cual hace que las mujeres aparezcan “acompañando” a los obreros; se apela así al costado sensible de toda la comunidad, de esta manera lo que se intenta es dar un tono de sensibilidad a la protesta.

La sociedad Neuquina frente al problema de la fábrica teje una urdimbre de solidaridades: obrero/as de otras fábricas, organizaciones de la sociedad civil, organizaciones de derechos humanos, docentes y alumnos/as de la UNCo, vecinos/as, miembros de iglesias etc, participaron logrando instalar una carpa en la plaza del Congreso en Buenos Aires. Así se hace visible el reclamo de una pequeña fábrica en la Patagonia.

Esta apertura de obreros/as de la ex – Zanón hace posible la participación de movimientos de trabajadores y organizaciones políticas tales como: MTD, Teresa Vive, Barrios de Pie, PTS y Polo Obrero.

 

2001- Primera etapa- En esta primera etapa un grupo de mujeres se organizan dando inicio a la comisión de mujeres trabajadoras

 

En los inicios del conflicto existe un momento de inflexión, decisivo, en el cual se empieza a gestar la Comisión de mujeres. “…la comisión de mujeres esta formada por las esposas, hijas y hermanas de los trabajadores de Zanón, participamos por primera vez el año pasado, reclamando condiciones de seguridad e higiene, esta lucha se llevó adelante después de la muerte de Daniel Ferrás (…) ante esta grave pérdida que nos provocó indignación salimos a la lucha, nos instalamos con carpas frente a la empresa, denunciamos esta situación en todos los medios, pedimos la solidaridad a todos los gremios, y después de 9 días logramos torcerle el brazo a esta patronal, obligando a la empresa a cumplir con todas las medidas de seguridad e higiene, poniendo una ambulancia en la puerta y se logró crear una comisión de seguridad formada por nuestros esposos. Esta lucha fue para nosotras una gran experiencia…”[16]

Madres, hermanas, hijas y esposas se incorporan a la lucha aportando su tiempo y trabajo en las cuestiones de organización como recolectar alimentos o pedir colaboración para el fondo de huelga garantizando de esta manera la lucha.

Sobrevivieron esos días al abrigo de las ollas populares en las que humeaban los alimentos donados por vecinos, docentes, estatales y desocupados quienes acercaban su solidaridad.

La huelga de los “nueve días” evidencia un largo proceso, en el que la participación de las mujeres se va a ir construyendo lentamente al interior de la fábrica, en ese proceso se ve cómo se transforman las demandas de lo que se constituye como “Comisión de Mujeres” (primera etapa).

La página central del diario: El Ceramista (mayo 2001), cuenta el modo de organización en las carpas: “… Esta va a ser nuestra casa por un tiempo largo, dijo un compañero, “acá somos todos miembros de la familia ceramista, somos todos hermanos y nuestro padre la comisión directiva y nuestra madre la comisión de mujeres (…) En esas carpas dejamos parte de nuestras vidas, en esas carpas hicimos de estrategas, en esas carpas salimos a las marchas, en esas carpas unimos a las familias…”[17]

Cuando se habla de la ex - Zanón siempre se refiere a la “familia ceramista”. En este sentido creo fundamental analizar dicho concepto.

Según Jelin[18], el concepto clásico de familia parte de un sustrato biológico ligado a la sexualidad y a la procreación. La familia es la institución social que regula, canaliza y confiere significado social y cultural a estas dos funciones vitales (sexualidad y procreación).

El modelo de familia “ideal” o idealizado es: la familia nuclear o neolocal (es decir, caracterizada por la convivencia de un matrimonio monogámico y sus hijos, que conforma su propio hogar en el momento del matrimonio), donde sexualidad, procreación y convivencia coinciden en el espacio “privado” del ámbito doméstico.

Este modelo es parte de una imagen que se ha construido en la historia social de occidente, especialmente durante los últimos dos siglos, según la cual la familia nuclear es sinónimo de “la familia”. Se la concibe como anclada en una “naturaleza humana” inmutable, que conlleva también una concepción particular de la moral (cristiana) y como norma.

Podemos decir que el sustento ideológico y el modelo al que se hace mención cuando se habla de la “Familia Ceramista”, tiene las características básicas de la familia nuclear compuesta por el padre, la madre y los hijos devenida como modelo tradicional occidental, del cual la organización de la familia ha seguido las pautas del patriarcado hebreo y la sociedad romana primitiva.

El principio básico de organización es jerárquico, en el que ejerce una fuerte autoridad del varón, jefe de la familia.

El modelo de Familia Nuclear contiene expectativas sociales tanto para el trabajo de varones como el de mujeres; el varón trabaja afuera y la mujer es la responsable de la domesticidad; del varón se espera que con su ingreso se cubran las necesidades básicas en tanto que la mujer es la principal responsable de las tareas “reproductivas”.

Para Jelin son tres las formas más evidentes de la reproducción: la biológica, la cotidiana y la social.

En este sentido, en el caso de la ex - Zanón habría que preguntarse qué pasaría si el hogar y la familia no tienen la capacidad para mantener a sus miembros. Según Jelin, una salida es la atomización donde cada individuo intentará resolver su supervivencia como pueda. En este caso se buscaron respuestas a problemas sociales en la conformación de ollas populares, ayuda de organizaciones no gubernamentales, conformación de cooperativas etc., donde las mujeres tienen un fuerte protagonismo.

El reconocimiento a la labor de las mujeres por parte de la comunidad de Centenario (ciudad cercana a la fábrica), evidencia la importancia de su trabajo. El periódico El Ceramista (mayo 2001) expresa: “…A aquellas mujeres que fueron sostén de una huelga heroica, que abastecieron a los trabajadores y a sus familias con alimentos y valor, combatiendo a la patronal y al desaliento. Mujeres implacables que multiplicaron el esfuerzo y el trabajo: al lavado de ropa, la cocina, la limpieza, la atención de los hijos, el trabajo fuera de casa, le sumaron la militancia de la huelga, la difusión del conflicto, la toma de conciencia por parte de la comunidad, la búsqueda de la solidaridad y el apoyo concretos (…)…”[19]

El texto muestra una valoración positiva de la capacidad de organización que tuvieron estas mujeres en los inicios de la lucha. El asignarles el calificativo de “sostén” las muestra como parte activa en el proceso de “recuperación”, constituyéndose ellas mismas en promotoras de la protesta. Así, cuentan como lo hicieron posible: “…cuando empezó el paro nos juntamos con las demás compañeras en una reunión y de ahí salió ir a los supermercados, a pedir colaboración de la gente, para ayudar a nuestros maridos, compartir ideas o darle alguna solución (…) ayudamos en la carpa a cocinar, cortar las rutas llevarles café, tortas fritas a los compañeros, soportando lluvias fríos pero siempre firme (…) esos días que nos íbamos a las 7 de la mañana y volvíamos a las 3 de la madrugada, en todo el día no veíamos a nuestros hijos, cuando llegábamos estaban dormidos esas cosas llegan al corazón, mucha gente este esfuerzo no lo valora mucho, pero para nosotras es algo que no vamos a olvidar…”[20]

“…Al quedar excluidas del universo de las cosas serias, de los asuntos políticos, y sobre todo económicos, las mujeres han permanecido durante mucho tiempo encerradas en el universo doméstico y en las actividades asociadas a la reproducción biológica y social del linaje, actividades (maternales ante todo) que, aunque sean aparentemente reconocidas y a veces ritualmente celebradas, sólo lo son en la medida en que permanecen subordinadas a las actividades de producción, las únicas en recibir una auténtica sanción económica y social, y ordenadas de acuerdo con los intereses maternales y simbólicos del linaje, es decir, de los hombres…”[21]

Dentro de lo expresado creo fundamental el aporte del sociólogo Pierre Bourdieu en su libro La dominación masculina. Allí plantea el concepto de “campos de poder” y cómo las instituciones juegan un papel importante en la conformación de los modelos y estereotipos de varones y mujeres para comprender los espacios público y privado.

Según el autor la perpetuación de la relación de dominación de los varones, no reside fundamentalmente en uno de los lugares más visibles de su ejercicio, la unidad doméstica, sino en lugares de elaboración y de imposición de esos principios de dominación “la Escuela y el Estado, más que lo doméstico, organizan el patriarcado público”.

De manera que habría que orientar el análisis hacia los agentes históricos y las instituciones que permiten esta reproducción: la familia, por supuesto, pero también la Iglesia, la escuela, el Estado y el mundo del trabajo.

Por otra parte, para este autor, otra de las categorías más importantes para entender el fenómeno de la “dominación masculina” es el concepto de violencia simbólica “...violencia amortiguada, insensible, e invisible para sus propias víctimas, que se ejerce esencialmente a través de los caminos puramente simbólicos de la comunicación y del conocimiento o, más exactamente, del desconocimiento, del reconocimiento o, en último término, del sentimiento...”[22]

En este sentido la colaboración de las mujeres en la ex - Zanón visto en términos materiales, terminaba siendo una extensión de lo que era su función reproductiva.

Señala el autor, que es la familia la que asume el papel principal en la reproducción de la dominación y la visión masculina.

Por otro lado, el Estado forma parte del mundo de las instituciones que perpetúan a lo largo del tiempo, la división sexual tradicional del trabajo, en el que la mujer tiene como lugar asignado la reproducción. En este sentido para Bourdieu, el papel del Estado ratifica e incrementa las prescripciones y proscripciones del patriarcado privado con las del patriarcado público, inscriptas éstas en todas las instituciones encargadas de gestionar y de regular la existencia cotidiana de la unidad doméstica.

En el caso de la ex - Zanón las mujeres no sólo cumplían con sus labores reproductivas (domésticas) en sus hogares, sino que también se solidarizaban participando políticamente.

Por esto, las formas de colaboración tenían que ver con el cuidado necesario para garantizar la fuerza laboral. Estas actividades son vistas como menos importantes en el sistema productivo, no dándose cuenta de que en realidad producción y reproducción van de la mano, sólo que en la función que a las mujeres nos toca se esconden mecanismos sutiles de dominación y explotación.

En este sentido, la teórica Julie Mitchell[23] señala que la mujer trabajadora sufre una “doble opresión”, por un lado la explotación compartida con los varones que le inflige el sistema capitalista y por otro, la peculiar de las mujeres en la esfera pública y en el seno de la familia. Para la autora no son cuestiones económicas las que priman en la esfera doméstica, sino propias del sistema patriarcal que es responsable ideológicamente de la diferenciación de género.

En este sentido, la Dra. Nélida Bonaccorsi expresa que la división sexual se fue convirtiendo con el tiempo en una herencia cultural- ideológica, entendida como la división de subordinación y esta fundamentada como natural: “...en épocas de tecnología avanzada donde no es necesaria la fuerza física sino la habilidad, la eficiencia y la responsabilidad, la división sexual del trabajo continúa con pautas primitivas (...) se abren posibilidades de inserción femenina en el ámbito público, pero no en igualdad de condiciones; esta desigualdad marca la continuidad patriarcal existente en la división sexual del trabajo doméstico y salarial.”[24]

Para la autora, generalmente las mujeres en la esfera privada, privilegian lo doméstico dejando de lado un mundo privado/individual, espacio para la construcción de la individualidad, restringiendo lo afectivo, lo lúdico, lo dialógico; estas restricciones serían entonces producto de que las mujeres al incorporarse en el mercado laboral no han pactado una co-responsabilidad doméstica con sus cónyuges; en algunos casos sólo han solicitado colaboración o ayuda.

Podemos ver entonces que, no es sólo con el cambio del “sistema productivo” que se erradicarán las desigualdades, sino que la situación merece un análisis más profundo.

En muchos casos las mujeres deben asumir la responsabilidad de los escasos recursos para asegurar la supervivencia de sus hogares, en el caso que analizo, el hecho de que sus maridos se quedaran sin trabajo, no les permitió continuar con sus funciones “reproductivas” en el seno de sus hogares, impulsándolas a tomar la decisión de ocupar los espacios públicos; aunque en principio sus participaciones no fuesen más que una repetición de su función reproductora, más adelante comenzarán a darse cuenta de la importancia de su labor en esta lucha.

En esta primera etapa las subjetividades femeninas en la Comisión de Mujeres de la ex - Zanón, no reflejan una transformación concreta, sino más bien que reproducen y perpetúan lo aprendido, lo naturalizado como parte de su subjetividad.

Puede verse entonces, que su participación aparece en función de las necesidades del conjunto, antes era “no te metas”, ahora es defender la “Familia”, apoyar al marido.

Es necesario resaltar que la manera que tienen estas mujeres de participar en la lucha es reproduciendo lo que consideran de su propiedad, el espacio privado en el espacio público, la identidad femenina en este grupo de mujeres forma parte de lo que tiene que ver con su “función social” de madres y esposas, es parte de su cultura de ser mujer configurando el “poder” dentro de la casa.

Aunque se evidencia que se han fortalecido lo lazos entre ellas y que adquieren mayor confianza en sí mismas.

En el siguiente testimonio aparecen los primeros indicios de lo que sería considerar la participación de las mujeres como “Comisión”.

Esto me lleva a reflexionar que es un avance, pero que en líneas generales, no se refleja en la mayoría de las mujeres que participan. Sin embargo son estas mujeres las que van a hacer camino para las compañeras que vienen atrás. Es recién con la “segunda” Comisión de Mujeres que estas demandas encuentran su cause.

“... En abril de este año Zanón no paga los sueldos del mes de marzo y no tiene fecha de pago, nuevamente se sale a la huelga y esta comisión dice de nuevo ¡Presente! (...) no es casual que este sindicato fomente y aliente una comisión de mujeres lo hace porque es un sindicato nuevo, democrático y combativo. Por esta razón nosotras recibimos por parte de la directiva todo su apoyo. Hoy tenemos un arduo trabajo por delante, poner en pié la secretaría de la mujer en el sindicato, preparar el viaje para participar del encuentro de mujeres en La Plata, donde contaremos nuestras humildes experiencias (...) después de 33 días de huelga (...) demuestra que cuando las mujeres se ponen de pié tiemblan los patrones y los gobiernos porque se les rompe el modelo que siempre quieren imponer que las mujeres sólo sirven para las tareas de la casa o sólo sirven para tener hijos, ¡se equivocan! Sabemos hacer todo esto, pero, también sabemos luchar...”[25]

Para esta primera etapa, puede verse que las mismas mujeres asumen un doble rol, naturalizando y apropiándose de los quehaceres domésticos, a la vez que asumen pasivamente una posición de “acompañantes” de los varones de la fábrica, aunque resulta interesante ver en los distintos testimonios cómo se fueron transformando las necesidades y los modelos de identificación de las propias mujeres a partir de la participación y de su involucramiento en la lucha por la recuperación. En este primer momento la “Comisión de Mujeres” forma parte de un espacio concedido por parte del sindicato ceramista y se hace evidente la participación y organización en el espacio de lucha.

 

Transición

 

Una vez tomada la fábrica, la Comisión de Mujeres había perdido fuerza, las participantes que no estaban empleadas en la fábrica retornan a su ámbito doméstico.

Entre el 2002 y 2005 (periodo de transición), trabajadores/as reactivan la producción bajo control obrero.

A inicios de agosto, los ceramistas incorporan los primeros diez trabajadores, quienes desdoblan sus turnos de trabajo para maximizar el ingreso económico incorporando a más obreros.

Estos pertenecen a organizaciones de desocupados. Luego ingresaran familiares y ex ceramistas y dos mujeres pertenecientes al MTD, cambiando la concepción de que las mujeres en la fábrica eran una cuestión problemática.

“...La empresa quería hacer una reestructuración, le llamaba polifuncional, porque para ellos la mujer no podía pararse a desbloquear una máquina trabada como lo hacía el hombre. Si no lo hacíamos era por no sacarle trabajo a los compañeros, pero ahora lo hacemos lo más bien” (…) siempre insistían en las mujeres, creían que eran problemáticas porque teníamos hijos, nos enfermábamos o teníamos nuestros problemas más allá de todo. Entonces se aprovechaban y cuando se iba una mujer traían a un hombre. Y así fuimos quedando muy pocas…”[26]

“…antes nos echaban porque decían que faltábamos por asistencia familiar, por embarazo. Para ellos éramos un problema…”[27]

Entre los años 2002 al 2005, en la zona del Alto Valle Río Negro y Neuquén, se evidencia una mayor comprensión de la problemática femenina en relación a la salud, al trabajo, violencia, educación, etc.

Las organizaciones políticas y sociales generan espacios específicos para el tratamiento de esta problemática.

Así en el imaginario social se instituye un universo de sentidos que establece un nuevo modo de ser de las cosas, valores, e individuos[28].

El conjunto de significaciones relacionadas con lo femenino que emerge decididamente en este periodo, construye nuevas relaciones sociales y hace visible la cuestión referida a las obreras de la ex - Zanón.

 

2005- Segunda etapa-, luego de un momento de transición en el que se vio desarticulada la primera comisión, surge una nueva

 

La Comisión de Mujeres desarticulada desde hace un tiempo, surge en este momento a partir de un hecho puntual.

En marzo de este año y en el marco de una escalada represiva del gobierno provincial hacia varias familias ceramistas, dos compañeras de trabajadores de la fábrica recibieron amenazas, golpes y hasta fueron secuestradas. Desde entonces un grupo de mujeres comenzó a reunirse todos los miércoles a las 19 horas.

Así se expresaba en la página Web de la fábrica donde queda clara la amenaza:  “…la Mujer de un trabajador de Zanón fue atacada (…) queremos que llegues con tu cara y tus manos llenas de sangre para que le digas a (Raúl) Godoy y a (Alejandro) López lo que les va a pasar (…) Esto es por Zanón, deciles que vamos a llenar de sangre el sindicato…”[29].

Las expresiones de repudio pudieron verse en estos días de incertidumbre en los que las mujeres de los trabajadores de la ex - Zanón fueron blanco de amenazas y golpes.

Cabe preguntarse ¿Por qué a las mujeres? en este sentido se vio claramente que lo que aquí se estaba atacando era a la familia de los ceramistas; era un mensaje claro hacia la comunidad de los trabajadores/as.

Otra vez se pone a la “familia” en el centro de lo polémico, aunque no es casual que, simbólicamente sea sobre el cuerpo de las mujeres donde se plasmen los signos de “violencia”.

Esto demostraba que las mujeres eran vistas como parte de la lucha, eran parte de la ex – Zanón. Las Mujeres sabían que debían unirse ahora más que nunca, las de adentro y las de afuera como ellas mismas se reconocían.

“...De alguna manera, las que participamos es porque estuvimos antes, o de alguna forma nos empezamos a meter. Y así como antes los defendimos a ellos (a los ceramistas), hoy también salimos por otros, porque ya no es más que el conflicto dentro de la fábrica. Es parte de otros… ahora está afuera. Y esto de las amenazas nos demostró que realmente nosotras también estamos metidas en el conflicto; no es nada más los ceramistas solos…[30]

Lo que puede verse en el relato del boletín, da muestras del proceso de transformaciones que les generó el haber participado de la lucha. Para las mujeres de la ex - Zanón hay un “antes” y un “después” ya no son las mismas. Sus vidas se han transformado desde la participación, su identidad social ha evolucionado, dejan el mundo doméstico y se incorporan al ámbito público nutriéndose de una nueva identidad política.

“…Sabemos que entre las manos que levantan y sostienen una lucha hay muchas, muchísimas que son de mujeres. Es por eso que necesitamos un espacio donde podamos revisar cuestiones que nosotras percibimos desde el lugar en el que trabajamos y vivimos. Esta lucha nos ha enseñado a salir a la calle, a hacer guardias, a pelear junto a los compañeros… pero siempre hemos estado dispersas; algunas ni siquiera nos conocíamos. Ahora, cuando nos juntamos, descubrimos que teníamos mucho para decir, para proponer y para hacer…”[31]

“…También evaluamos que ya es hora de romper con un viejo prejuicio machista que dice que cuando las mujeres se juntan es para problema. Así como en su momento pudimos ir contra la idea de quienes decían que los obreros y las obreras no pueden hacerse cargo de una fábrica (…)…”[32]

En esta nueva Comisión de Mujeres, existían dos tipos de participantes las de adentro y las de afuera; en definitiva las dos luchaban por la misma causa pero pareciera que no son las mismas, ellas se diferencian unas de otras. Las distinciones iban conformando diversas identidades pero en realidad no intentaban diferenciarse sino que trataban de conformar una forma de definirse; para esto fue necesario saber desde que lugares se partía.

Algunas mujeres, las de “afuera”, son las que lucharon junto a los compañeros. Son madres, esposas, hermanas e hijas de obreros. También en esta etapa colaboraron mujeres profesionales trabajadoras sociales, una estudiante de periodismo, profesionales médicas y artistas. Por otro lado las de “adentro” eran las obreras de la fábrica.

La comisión que desde el 2005 se conforma tiene en un principio a estos “dos tipos” de mujeres.

 “… En estos años de control obrero se han incorporado más compañeras al punto de duplicar la cantidad; sabemos que existen muchísimas diferencias de edad, de experiencias de vida, culturales y demás, pero hay cosas que nos unen (…) por eso durante los primeros días de julio del año pasado las mujeres de la fábrica comenzamos a reunirnos, al principio participábamos quienes estábamos trabajando en la fábrica, después comenzaron a venir algunas compañeras y familiares de los compañeros y en octubre participamos del Encuentro Nacional de Mujeres…”[33]

En octubre del 2005 la nueva comisión de mujeres participa, por primera vez del XX Encuentro Nacional de Mujeres.

El viernes antes de partir al Encuentro Nacional, se convocó a una conferencia de prensa para anunciar que veinte compañeras de la ex - Zanón participarían del evento y llevarían el reclamo de la gestión ceramista. “...unos días antes las compañeras –que viajaban y las que no lo hacían- trabajaron junto a algunos compañeros las modificaciones en el estatuto del sindicato, la situación actual de la fábrica: política y legal, entre otros temas (...) una vez en Mar del Plata, entregamos 500 cerámicos con el calendario del 2006 y la consigna por la expropiación de la fábrica. En el transcurso de los siguientes días hicimos entrevistas con distintos medios tanto de radio como de televisión (...) se explicó la situación coyuntural por la que atraviesa la gestión obrera y el reclamo tanto al gobierno provincial como al gobierno nacional…”[34]

La delegación de las obreras de la ex – Zanón participó de diversos talleres y se obtuvieron pronunciamientos a favor de la gestión obrera recolectándose mil firmas avalando la cooperativa y la expropiación de la fábrica: “... queremos decir que participar del Encuentro fue muy importante ya que no sólo se marcó presencia a nivel nacional sino que además se fortaleció el vínculo entre las compañeras de la cerámica y las compañeras de la familia ceramista. Apostamos a que el trabajo en este espacio político siga creciendo en el transcurso del año...”[35]

Fortalecer los vínculos era uno de los propósitos de la comisión de mujeres, la “familia ceramista” siempre fue prioridad y parte de la política de los obreros y obreras. También pudo verse que no solamente se consolidaron los vínculos hacia el interior de la fábrica sino que también se reforzaron hacia fuera. Así se generaron lazos de solidaridad con otras compañeras como las del Hospital Garraham.

En julio de 2006- La Comisión de Mujeres difunde por medio de un Boletín Informativo cuáles fueron sus acciones desde que comenzaron a reunirse nuevamente; la página central se titula: “...Nuestras acciones en lo político y en lo productivo...”.

En este caso el encabezado, evidencia la necesidad de mostrar su trabajo como acción concreta, ya que cuando las mujeres comenzamos a ocupar los espacios públicos resulta indispensable, ante la mirada masculina, “rendir cuentas” como si esto fuera una cuestión de eficiencia.

El ámbito de lo público está estrictamente reservado para los varones, cuando las mujeres nos involucramos en él “sufrimos” las consecuencias.

A un año de la formación de la C.M[36], el Boletín Informativo, mostró algo que se venía gestando.

La C.M organizada en el 2005 ya no era la misma. Existían diferencias etáreas e ideológicas y como ellas mencionaron en algún momento parecían haber producido un distanciamiento entre algunas participantes. “…Esta comisión no representa a todas las mujeres de la fábrica ya que el crecimiento de este espacio político es algo que estamos trabajando con mucha discusión y respetando la diferencia de pensamiento y de posibilidades de cada una…”[37]

La participación política implica una responsabilidad y dedicación extra; para algunas mujeres resulta difícil congeniar el trabajo productivo con el trabajo reproductivo en sus hogares.

En la mayoría de los casos las mujeres se ven inmersas en una “doble jornada laboral”[38], teniendo que trabajar afuera, y al llegar a sus hogares continuar trabajando. Para el caso que analizo es necesario pensar los momentos de acercamiento y distanciamiento de la C.M como parte de un proceso de lucha de las propias mujeres y sus subjetividades.

Resultaba complejo deconstruir las prácticas “machistas”, en este sentido las mujeres siempre oponemos resistencia a generar espacios propios por miedo a lo desconocido.

Por otra parte el tiempo disponible para el desempeño de estas actividades “extras” casi siempre es escaso para las mujeres.

Según la licenciada Nuria Varela[39] en el caso de la “doble jornada” las mujeres al asumir los dos trabajos, viven desplazándose de un espacio a otro, interiorizando la tensión que significa la doble presencia. Los varones en cambio, con su dedicación única al mercado de trabajo, pueden entregarse a esta actividad sin vivir los problemas de combinar tiempos de características tan diferentes. En este sentido los varones disponen de un tiempo distinto que el de las mujeres “…Para mí son aportes re importantes pero no alcanza, es muy difícil la participación política de las mujeres a veces están cumpliendo ocho horas y después tienen la casa, es muy difícil que la experiencia de Zanón, la experiencia revolucionaria te lleve a hacer un salto en la cuestión de género en la vida personal, en realidad no sé que es primero si la conciencia o la práctica como el huevo y la gallina (…)

Lo que yo ví ante las diferencias o las cuestiones machistas es que las mujeres muchas veces dan un paso al costado; algunas se suman a esta cultura hegemónica y otras cortan el vínculo, ojo no las culpo porque hay que estar… hay años de opresión (…)”[40]

Para Varela, uno de los mayores empeños del patriarcado ha sido el aislamiento de las mujeres; cada una en su ámbito privado, en su entorno familiar, sin compartir sus experiencias con otras mujeres. Fue un camino paralelo al final del enfrentamiento entre las mujeres, otro logro patriarcal.

Con las mujeres peleándose entre ellas, desautorizándose no habría oposición a su poder. Según la autora cuando las mujeres empezaron a hablar, también comenzaron a escucharse, a organizarse y autorizarse: trabajar juntas es la fórmula más eficaz para acabar con el dominio patriarcal.

El Boletín Informativo de la C.M hizo un balance general acerca de la participación que tuvieron en distintas actividades intentando promover la lucha de FaSinpat.

Es importante resalta que el formato de organización productiva de la fábrica tiene una arista esencial que es la “asamblea”, en la cual se analizan y discuten las distintas ideas proyectos y decisiones de forma horizontal y democrática. Son ámbitos en los cuales la gente se organiza por fuera de las instituciones tradicionales para intentar resolver los problemas. Son nuevas formas de hacer política que cuestionan los viejos sistemas de representación poniendo en práctica una manera diferente que no tiene que ver con el poder instituido. Esta situación se originó en septiembre de 2002 año en el que obreros/as elaboran y aprueban en Asamblea General las Normas de Convivencia de la ex – Zanón. Esta modalidad de gestión se fue profundizando y perfeccionando hasta el momento de análisis.

Así también en la actualidad la posibilidad de participar en distintos espacios políticos permite introducir ciertas temáticas en consonancia con la postura feminista.

El ejercicio de la horizontalidad, la democratización de la práctica política, el rechazo a la representación y la rotación en las tareas, permitieron ampliar una “nueva identidad”. Estas mujeres en este marco ejercitaron la articulación entre lo personal y lo político.

Entre las iniciativas de esta comisión se organizó en la fábrica una charla junto con las compañeras del Servicio de Prevención de Violencia Familiar, el 25 de Noviembre día Internacional de la Lucha contra la Violencia hacia la Mujer.

Para el 8 de marzo día Internacional de la Mujer Trabajadora, se llevaron a cabo una serie de actividades en el centro de la ciudad. Entre los días 22 al 24 de mayo de 2006 con la conducción de Daniela Pierotti, se realizaron talleres cuya temática se centro en: salud y violencia; participaron organizaciones sociales y compañeros.

Por otra parte en conjunto con las médicas de la fábrica y luego de diversas jornadas de discusión y debate se logró establecer de qué manera debía cumplirse la hora de lactancia, que estaba contemplada dentro de las ocho horas de trabajo, durante un año.

“…Este es un paso muy importante porque se logró unificar el criterio para reglamentar algo que estaba muy confuso que podía ser motivo de malos entendidos y quisimos evitarlos. Así mismo impulsamos el proyecto de un jardín maternal para los hijos de ceramistas (tanto para las compañeras como para los compañeros)…”[41]

Desde la C. M, también se impulsa la solidaridad con la comunidad, en distintas actividades que demostraban la intención de fortalecer los lazos. “… Este año estamos construyendo un ropero comunitario, con el fin de solidarizarnos con los compañeros de los sectores más castigados de Neuquén…”[42] “… (...), creo que es un espacio que se debía la gestión obrera, (...) necesitamos también las mujeres tener nuestro espacio y tenemos que ocuparlos, tenemos un sindicato y tenemos puestos en la fábrica que consideramos que las mujeres podemos estar ahí y bueno, por diversas cosas pelear por esos lugares me parece fundamental para el crecimiento de las compañeras (...) Tenemos el proyecto de crear una guardería para los obreros y obreras, (…)…”[43]

En FaSinpat la nueva C.M tenía otras expectativas a la hora de sumarse a la lucha; la experiencia de la participación dejó al descubierto otras necesidades, así las subjetividades se fueron transformando y la participación intentó ser más profunda.

Esta segunda etapa evidenció una apropiación del espacio de lucha; eran las propias mujeres las que impulsaron la convocatoria y decidieron juntarse para obtener su “propio espacio”.

Era fundamental para el crecimiento de las compañeras la articulación de la Comisión, como puede verse a lo largo de los testimonios a partir del 2005. La C.M en esta segunda etapa, tuvo una mirada más profunda desde el género. Se concretaron en el plano de lo posible distintos proyectos y acciones que tenían como protagonistas principales a las mujeres: la participación en el Encuentro Nacional de Mujeres, en los distintos talleres y charlas, así como la reglamentación de la hora de de lactancia, implicaron una materialización concreta de una “conciencia de género”.

En este sentido la participación de las mujeres en la ex - Zanón activó el proceso de “recuperación”, constituyéndose en la génesis de la protesta, a su vez la intervención de las mujeres forma parte de un proceso de cambio en la lucha obrera. Marcó un “antes” y un “después” en cuanto a la construcción diferente de una identidad de género: las Mujeres que participaron del proceso de recuperación de la fábrica, son ahora sujetas políticas.

Dentro de esta línea el sexo femenino está sobre-representado entre los grupos menos privilegiados, sigue estando sub-representado en los ámbitos de formulación de políticas y carece de organizaciones representativas efectivas.

Según los historiadores Orietta Favaro y Fernando Aiziczon[44], postulan que en el ámbito de la fábrica, se establecen nuevas solidaridades; éstas que se expresaron en los paros, cortes de ruta, piquetes informativos, fondos de huelga, conformación de comisiones de solidaridad, de mujeres de obreros, de sectores solidarizados, de recitales a beneficio, de charlas en la universidad y en la fábrica, etc., fueron parte de las múltiples actividades realizadas y utilizadas por obreros y obreras.

En este marco, es necesario pensar en los procesos de transformación que se exhiben a partir de un modelo diferente de gestión: la puesta en marcha y producción de la fábrica bajo control obrero. El análisis de este proceso nos muestra un cambio en la organización. De este modo se verán las transformaciones y cambios y el modo en que afectaron al sector femenino.

 

Conclusiones

 

En la lucha por la recuperación de la fábrica dos cuestiones eran de suma importancia: la toma y puesta en producción y la supervivencia durante el tiempo que durara el conflicto. En este sentido, la preparación de los alimentos tiene un alto contenido simbólico, distinguiéndose claramente una división sexual de las tareas.

A lo largo de la investigación se vio en la primera etapa de la C.M un fuerte protagonismo de mujeres en su tradicional función, encargadas de lo doméstico, tareas por demás necesarias para sostener física y psíquicamente la lucha que, por ese entonces se situaba al costado de la ruta.

Esta labor propia del ámbito privado se trasladaba al ámbito público; generó una diversidad de actividades que traspasaron los límites del hogar convirtiendo a las mujeres en “sujetas” hacedoras de prácticas políticas.

La olla popular permitió a las mujeres de la ex - Zanón descubrir nuevas capacidades de organización y de lucha hasta ese momento ignoradas.

El conflicto se sostuvo y pudo prolongarse en el tiempo gracias a una urdimbre de solidaridades que permitió a obreros/as sobrevivir. Dentro de esta trama, las mujeres se convirtieron en la pieza clave, garantizando la supervivencia.

El amor, el cuidado y la capacidad de poder dar vida, denominada “plusvalía emocional” por Anna Jónasdottir, son bienes que el patriarcado utiliza en forma individual y colectiva para seguir dominando a las mujeres. Las actividades femeninas que en el interior del hogar son ignoradas y desvalorizadas por la sociedad capitalista patriarcal, al trasladarse y hacerse visibles en el espacio público, en el caso de las mujeres de la ex - Zanón cobran otro sentido; la comunidad y ellas mismas son las que reconocen la importancia de su participación.

La larga lucha por mantener sus puestos de trabajo llevó a los y las obreros/as de la ex - Zanón a sentar las bases de un modo de funcionamiento horizontal, democrático y asambleario. Con el tiempo estas prácticas y formas de relacionarse, como mencionaban Favaro y Aiczicson, conformaron nuevas solidaridades que fueron moldeando procesos que implicaron una profunda redefinición identitaria.

En acuerdo con la socióloga Graciela Di Marco[45] se construyen en este sentido al interior de la fábrica, “nuevas identidades” de clase, de género, de generación, de situación ocupacional, dando muestras de las transformaciones que implicaron dichos procesos.

Dentro de estos procesos de “redefinición” se encuentra la participación de la C. M. Puede decirse que la forma de organización horizontal favoreció la promoción de las mujeres en este caso.

En términos laborales la población femenina se incrementó a partir de un nuevo modelo de producción obrera. En los inicios de la toma eran sólo seis las mujeres en la fábrica; la política de la gestión patronal era la de “expulsar” a las mujeres del mercado laboral. Cada vez que se incorporaba personal éste era prioritariamente masculino. Muchos de los testimonios cuentan que se consideraba a las mujeres como un “problema” y cómo de esa manera fueron quedando muy pocas.

Con la gestión de obreros/as puede verse que la participación de las mujeres se hace más activa; cada vez son más las mujeres que se incorporan a la fábrica en tareas productivas.

Al concluir el relevamiento del presente trabajo son treinta mujeres empleadas, en términos proporcionales se quintuplicó la cantidad de obreras.

En este sentido, en cuanto a la participación de ellas podríamos ver dos aristas; por un lado la incorporación de mujeres al trabajo productivo en la ex - Zanón y por otro la incorporación de las participantes en términos políticos.

En un primer momento la conformación de la C.M surgió de manera espontánea (madres, hermanas, hijas y esposas) van abriendo el camino hacia la primer etapa de la Comisión. Estas mujeres comprometidas, capaces de organizarse en la lucha, lo hicieron casi de manera reactiva, por el hecho concreto de ver en peligro a sus familias. Esto las decidió: “éste también es mi problema”.

La participación de las mujeres en la ex - Zanón forma parte de un proceso de cambios en la lucha obrera, aunque cabe aclarar que en esta primera etapa hubo una marcada concesión de los espacios por parte de los obreros: (varones). Para la conformación de la C.M fue necesario el apoyo de los obreros. Así, “toda la familia ceramista” se incluyo en el espacio público. A partir de este discurso, las mujeres visibilizadas en este espacio, manifestaron un cambio de concepción en lo político.

Este proceso de construcción de subjetividades, que opera en dichas mujeres como transformación y tránsito de una posición de mujer tradicional y subordinada social, a la de una mujer “sujeta política”, encuentra en la lucha social, la posibilidad de replantearse cambios en sus relaciones de género, descubrirse como “promotora” de cambios sociales y como hacedora de prácticas sociales y políticas nuevas.

En la segunda etapa de la C.M, son las mujeres por cuenta propia las que comienzan a organizarse. Existe una apropiación de los espacios, que forma parte de un proceso de cambios iniciados en la primera C.M.

Ellas como actoras sociales plenas, tienen implicaciones políticas en el sentido de que fortalecen los procesos populares mediante su resistencia, conocimientos, experiencias y capacidad de lucha. Las mujeres se presentan como sujetas históricas, con conciencia propia de sus intereses, sus luchas y su devenir. Con este criterio, el enfoque de género resulta enriquecedor y completa el análisis histórico.

En los momentos de inflexión como lo fue la “resistencia” en las carpas, las ollas populares, la huelga de los “nueve días” y las luchas subsiguientes, hasta lo que fue la toma definitiva, la participación de las mujeres en la ex - Zanón evidencia un cambio en la concepción de lo político por parte de ellas, pero también por parte de todos los obreros en la fábrica.

Como una línea de análisis para continuar el trabajo sería necesario tener en cuenta el problema de los “tiempos” desde el punto de vista histórico, en referencia a los tiempos largos y cortos.

Fernán Braudel[46], plantea dos tipos de tiempo en el proceso histórico.

El tiempo corto se refiere a los hechos más próximos lo que se constituye como cambio más visible.

En el tiempo largo entran aquellas cuestiones donde los cambios no se manifiestan con tanta facilidad dado que implican un cambio de mentalidad.

Si la familia patriarcal y sus correlatos, el machismo, sexismo y violencia hacia las mujeres se conformaron desde la familia judeo cristiana, los cambios de la mentalidad acerca de la familia según el autor serán mucho más lentos.

De esta manera, se pueden formular posturas diferentes, los cambios son subjetivos, o sea son “subjetividades” no alcanzan a ser cambios concretos, es decir el tiempo de cambio es planteado como problema.

La C.M en su (segunda etapa), se apropia de los espacios de “poder”, esos lugares donde se discute y decide. Se genera así la posibilidad de construir y modificar procesos de acuerdo a sus necesidades, estos procesos son incipientes y si bien no podemos decir que se trata de prácticas que detenten el “poder”, contribuyen al desarrollo de procesos emancipatorios.

Si bien desde la C.M de la ex – Zanón en general, se evidencia una creciente participación, las mujeres no intentan disputar por ahora liderazgos.

Para las mujeres de la ex - Zanón, el empoderamiento se va construyendo lentamente dentro del mismo proceso de lucha; la apropiación de los espacios de poder en la primera etapa tuvo un desarrollo más incipiente en cuanto a cuestiones de género, pero en la segunda etapa, se desarrollaron acciones concretas, materializadas en actividades con perspectiva de género.

Esto evidencia procesos de construcciones hacia algo que se diferencia de lo ya instalado; es la construcción de un espacio de lucha que brinda la posibilidad de pensar otras formas de relaciones, el “poder hacer” para transformar cobra sentido. Espacio público y espacio privado ya no se encuentran tan delimitados para estas mujeres.

 

Fuentes documentales utilizadas

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*Boletín “La verdad ceramista”, Nº 2, 29 de julio de 2000.

*Boletín Interno, junio 2005.

*Boletín informativo de la Comisión de Mujeres de Zanón Bajo Control Obrero, 4 de julio del 2006.

 *Boletín Informativo, febrero 2006.

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*Periódico independiente de los obreros ceramistas del Neuquén “Los Ceramistas”. 29 de enero de 2001. Edición 01/01.

*Proyecto de ley Estatización Bajo Control de los Trabajadores de Cerámica Zanón. (Elaborado por los Obreros de la Cerámica Zanón.)

*Revista En Marcha, diciembre 2002- Año V Nº 29.

*Suplemento Las 12 de la revista Página 12, 28 de febrero de 2003.

 

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RESUMEN

 

Mujeres y participación en fábricas recuperadas: el caso de la Cerámica FaSinpat (ex - Zanón). Neuquén 2000-2006

El caso puntual que nos convoca es FaSinpat ex - “Zanón”, fábrica tomada y nuevamente puesta a producir por sus obreros/as. En lo referido a los reclamos de la clase trabajadora, la crisis económica del 2001 marcó un “antes” y un “después”, en este contexto la participación de las mujeres en la fábrica activa el proceso de “recuperación”, constituyéndose en la génesis de la protesta. A su vez la intervención de las mujeres en la ex - Zanón forma parte de un proceso de cambios en la lucha obrera y de alguna manera, la Comisión de Mujeres marco un “antes” y un “después” en cuanto a la construcción de una identidad de género diferente. Las Mujeres que participaron del proceso de recuperación de la fabrica son ahora “sujetas políticas”. En cuanto a la metodología de estudio para el análisis, se tuvo en cuenta la perspectiva de género, lo que implica una mirada no sexista. La teoría Feminista y sus métodos de investigación facilitaron las herramientas necesarias para este trabajo.

 

Palabras claves: Participación – Visibilización – Mujeres - Empoderamiento

 

 

ABSTRACT

 

Women participation in recovered industries: Zanón´s Ceramics case. Neuquén 2000-2006

The precise issue that brings us here is FaSinpat former "Zanon", the occupied factory that was later made to produce by its workers. As regards the claims of the working class, the 2001 economic crisis signalled a decisive point in time. In this context, women's participation in Zanon sets off the "recovery" process, turning into the genesis of the protest. At the same time, women's participation in Zanon is part of a changing process of the working class fight and in, some respect, Zanon's Women's Comission settled the basis for a transformation in the construction of a different genre identity. Women that took part in the industry recovery process are now "political subjects". As regards the methodology used for the analysis, it'll be taken into account the genre perspective, viz. what will imply a non-sexist view, for Capitolina Dias Feminism and its investigation methods facilitate the necessary tools for the present work.

 

Key words: participation - visibilization -women – empowerment

 

 

Recibido: 09/08/08

Aceptado: 12/08/09

Versión final: 03/09/09

 

 

Notas:



*El presente trabajo es una síntesis de la tesina final presentada para la “Especialización en estudios de las Mujeres y de Género” Universidad Nacional de Comahue. Agosto de 2008.

** Profesora en Historia, Especialista en Estudios de la Mujer y de Género, egresada de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo). Docente del Área Argentina Contemporánea de la carrera de Sociología, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FADECS) UNCo. Investigadora e integrante del Centro de Estudios de Estado, Política y Cultura (Cehepyc), miembro de CLACSO. Becaria de la Secretaría de Investigación de UNCo. Maestranda en Género, Sociedad y Politicas de FLACSO. E-mail: Coki_freire@hotmail.com

[1] Testimonio de Gloria Godoy en El Ceramista, boletín, edición especial, Neuquén, mayo del 2001.

[2] Esta denominación comienza a ser utilizada por los obreros/as en marzo del 2002, en octubre del 2005 es legalmente reconocida como la nueva “marca” de los cerámicos.

[3] Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas del Neuquén, agrupa a los obreros de cuatro cerámicas neuquinas: Zanón, Estefani, Neuquén y Del Valle.

[4] El artículo 8° del Proyecto de ley que elaboraron los Obreros de la Cerámica Zanón, en cuanto a los efectos de la colaboración en las tareas técnicas que requiera el proceso productivo, se plantea convocar a los docentes de la Universidad Nacional del Comahue, sobre todo al área de Ingeniería.

[5] Pasante (norteamericano) que estuvo en la fábrica realizando entrevistas para su tesis de licenciatura, en este caso también tenía una mirada desde el género, las mismas fueron realizadas entre 2005 – 2006.

[6] Esto forma parte del material de análisis de un futuro proyecto, que por la diversidad y complejidad de los testimonios recabados no fue posible plantearlos en esta primera instancia de mi trabajo.

[7] En este sentido quisiera agradecer el acceso a distintas fuentes y testimonios a Laura Heredia, periodista y miembro de la Comisión de Mujeres en lo que fue su segunda etapa, su colaboración fue de suma importancia para la reconstrucción de los hechos.

[8] Apuntes de clase, Programa de Postgrado “Especialización en estudios de las Mujeres y de Género” Universidad Nacional del Comahue. Curso “Teoría y Metodología de los estudios de la mujer y el género”, Profesora: Dra. Capitolina Díaz Martínez, octubre 2004.

[9]SCOTT, Joan “El problema de la invisibilidad” En: RAMOS ESCANDÓN, Carmen (comp.) Género e Historia, México, Antologías, 1992, pp., 38-44.

[10]RAMOS ESCANDON, Carmen, “El concepto de “género” y su utilidad para el análisis Histórico”, En: La Aljaba, Neuquén, Argentina, UNCo, Vol. II., 1997, pp. 17-32.

[11] TRIGONA ZNET, Marie “Zanón: un proceso de autogestión en marcha” en: www.rebelion.org (2004)

[12] “Testimonio”, En: El Ceramista, Boletín, edición especial, Neuquén, mayo del 2001.

[13] Ibid.(el resaltado es mío)

[14] JÓNASDOTTIR, Anna, El Poder del Amor ¿Le importa el sexo a la Democracia?, Cátedra, Madrid, 1993.

[15] VARELA, Nuria, Feminismo Para Principiantes, Ediciones B, Barcelona, 2005.

[16] “Testimonio”, En El Ceramista, op. cit.

[17] El Ceramista, op.cit (El resaltado es mío)

[18] JELIN, Elizabeth, Pan y Afectos. La transformación de las familias, Bs. As., FCE, 1998.

[19] “Testimonio”, En El Ceramista, op.cit. (El resaltado es mío)

[20] Ibid.

[21] BOURDIEU, Pierre, La dominación masculina, Barcelona, Anagrama, 2000, pp.120-121.

[22] Ibid. pp. 12

[23] Citado por MOLINA PETIT, C, Dialéctica feminista de la Ilustración, Madrid, Antropos, 1994. pp. 207.

[24] BONACCORSI, Nélida, “El trabajo femenino en su doble dimensión doméstica y asalariada” En La Aljaba, Universidad Nacional de Lujan, Vol. 4, 1999. pp.84.

[25] “Testimonio”, En El Ceramista, op.cit. (El resaltado es mío)

[26]Testimonio” En Suplemento Las 12 del Diario Página 12, 28 de febrero 2003.

[27] “Testimonio de Delía Echeverría”, trascripto En En Marcha, diciembre 2002- Año V Nº 29.

[28]GAMBA, Susana (coord.), Diccionario de estudios de género y feminismos, Bs. As., Biblos, 2007.pp.176 y sig.

[29] Extraído de www.obrerosdezanon.org, año 2005.

[30] Boletín Interno, junio 2005. p 6.(El resaltado es mío)

[31] Ídem. p. 5 (El resaltado es mío)

[32] Ídem. p. 6 (El resaltado es mío).

[33] Boletín informativo, febrero 2006. p 5 (El resaltado es mío)

[34] Boletín Informativo. febrero 2006. p.5.

[35] Íbid.

[36] A partir de este momento me referiré a la Comisión de Mujeres como C.M.

[37] Boletín Informativo de la Comisión de Mujeres. julio 2006.

[38] BONACCORSI, Nelida, op. cit.

[39] VARELA, op. cit.

[40] “Testimonio oral Laura Heredia”, periodista, colaboradora y miembro de la Comisión de Mujeres. (El resaltado es mío)

[41] Boletín Informativo de la Comisión de Mujeres. julio 2006.

[42] Ídem.

[43] Testimonio oral de Alejandra, miembro de la comisión, forma parte de la segunda etapa de la comisión, entrevista realizada por Gorav. (ver detalle)

[44] FAVARO, Orietta, AIZICZON, Fernando, "Al filo de la cornisa. La resistencia obrera en la fábrica Zanón, Neuquén", En: Realidad Económica, Bs. As., IADE, 197, 2003. pp. 40-58.

[45] DI MARCO, Graciela “Movimientos sociales emergentes en la sociedad argentina y protagonismo de las mujeres” En La Aljaba, , Universidad nacional de La Pampa, Vol 8, 2003.

[46] BRAUDEL, Fernand, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, México, FCE. 1953. “La larga duración”. En su obra, Braudel estudiaba ese amplio espacio geográfico en la segunda mitad del siglo XVI atendiendo a tres tiempos y niveles distintos: la «larga duración» de la «estructura» («ciertos marcos geográficos, ciertas realidades biológicas, ciertos límites de productividad, y hasta determinadas coacciones espirituales»); el tiempo «medio» de la «coyuntura» («una curva de precios, una progresión demográfica, el movimiento de salarios, las variaciones de la tasa de interés») y el tiempo «corto» del «acontecimiento» (la historia «episódica» del «individuo», la historia «evenemencial» ). Esa jerarquía de tiempos y planos tendía, por su propia naturaleza, a privilegiar el estudio de los dos primeros órdenes, a practicar una «historia estructural» o «coyuntural», y a despreciar y minusvalorar la «historia episódica» de «individuos y acontecimientos».