La participación femenina en el centro socialista de Tandil (1929-1946)

 

Luciano O. Barandiarán(*)

 

“No existe entonces un corte, ni menos aún oposición, entre historia local e historia global. Lo que la experiencia de un individuo, de un grupo, de un espacio permite aprehender es una modulación particular de la historia global”.

Jacques Revel[1]

 

Introducción

 

La participación directa de las mujeres en la política argentina se fortaleció tras consagrase el sufragio femenino en la segunda mitad de la década de 1940. Uno de los principales símbolos del cambio que significó la extensión de nuevos derechos, tanto políticos como civiles y sociales hacia las mujeres, fue Eva Duarte de Perón, paradigma y síntesis del acceso del género femenino al ámbito de la política, hasta entonces un ámbito masculino por excelencia.

Sin embargo, las demandas a favor de un mayor protagonismo de las mujeres en los comicios y otras prácticas políticas no eran novedosas. Los socialistas (tanto varones como mujeres) se destacaron entre los partidarios de medidas que favorecieran la intervención femenina. Esa posición se basó en las ideas que defendía el Partido Socialista (PS), influido por la socialdemocracia europea, que sostuvo desde fines del siglo XIX el derecho al voto de las mujeres. En Argentina, fueron ellos los que impusieron desde la constitución del partido el tema del sufragio femenino en la opinión pública, y tras la erección del PS en 1896, las organizaciones femeninas obreras aparecieron en Argentina, impulsadas por las simpatizantes de ese partido.[2] Incluso la participación de las mujeres en el socialismo porteño y nacional fue relevante desde sus inicios, ocupando numerosas mujeres cargos partidarios y políticos (destacándose Alicia Moreau de Justo, Carolina Muzzilli, y Josefina Marpons, entre otras).[3]

Como se ha mencionado en numerosas ocasiones, a lo largo del siglo XX las ideas socialistas parecen haber tenido una mayor adhesión en los grandes centros urbanos, si se considera que sus mayores resultados electorales en la primera mitad del siglo XX los obtuvo en Capital Federal y Mar del Plata.[4] Ahora bien, los trabajos que abordan la historia del socialismo fuera de Capital Federal son escasos,[5] y entre los temas que desconocemos se encuentra el de la participación de las mujeres en el socialismo del interior. Por ende, es lógico hacerse algunos interrogantes: ¿qué aconteció en el resto del país? ¿También en otros lugares las mujeres que simpatizaron con el socialismo ocuparon espacios relevantes en los centros partidarios?

En este trabajo proponemos responder esas preguntas pero no desde la ciudad de Buenos Aires, sino estudiando como fue la participación femenina en el centro socialista de Tandil entre 1929 y 1946. Creemos que centrar la mirada en un espacio más acotado, tanto en el tiempo como en el espacio, permitirá hallar las principales semejanzas y diferencias entre procesos que, a pesar de sus mismas raíces ideológicas, fueron diferentes por los contextos diversos en los cuales se concretaron.

 

El marco: Tandil

 

Situada en el sudeste de la provincia de Buenos Aires, la ciudad de Tandil cambió de fisonomía tras el arribo del ferrocarril en 1883, hecho que posibilitó una mayor integración de su producción agrícola y minera a los mercados nacionales. Desde el punto de vista social implicó la incorporación de nuevas familias a Tandil, entre otras la de los trabajadores del Ferro Carril del Sud, que se asentaron en las inmediaciones de su lugar de trabajo.[6] A partir de su instalación en torno a la estación local de ferrocarril, crearon uno de los barrios más dinámicos de la ciudad, el “barrio de la Estación”, proceso posibilitado por la estabilidad laboral, los buenos sueldos y su tendencia al ahorro.[7] Hacia marzo de 1930, el diario local “Nueva Era” estimaba que los ferroviarios eran aproximadamente setecientos, y que en conjunto con sus familiares formaban una población de dos mil personas.[8]

A pesar de existir numerosos pueblos y estaciones ferroviarias en el partido que aglutinaban a la población rural, esta disminuyó fuertemente durante los últimos decenios de la primera mitad del siglo XX. Mientras que en 1914 la población total de Tandil era de 34.061 habitantes, en 1947 había crecido a 56.603. En base a estos datos, es posible considerar que la población urbana hacia los años 30’ era de alrededor de 35.000 habitantes.[9] Para 1947, el 57% de los habitantes del partido residían en la ciudad. Mientras que el saldo migratorio en la década de 1930 había sido negativo, en la década posterior la tendencia se revirtió, debido al fomento de la vivienda social, y a la considerable demanda de mano de obra que comenzaron a ejercer las empresas vinculadas a las naciente industria metalúrgica. Estos cambios aceleraron las migraciones desde el campo hacia la ciudad.[10] En ese marco general debieron desplegar sus ideas y sus prácticas los socialistas tandilenses durante la primera mitad del siglo XX.

 

El socialismo tandilense del período de entreguerras

 

Fue durante el período de anteguerras que el socialismo a nivel nacional vivió su etapa de mayor esplendor, tanto por el número de afiliados como por los éxitos electorales obtenidos. Si bien la historia del PS en Tandil tiene sus propias particularidades, su itinerario no fue ajeno a lo que aconteció a nivel general, como se verá a continuación.

Hacia 1910 ya existían en la ciudad grupos socialistas pero actuaban sólo en el plano gremial y cooperativo. La primera vez que se presentaron electoralmente en Tandil fue en las elecciones nacionales del 7 de abril de 1912, oportunidad en la que el PS recibió en la ciudad 48 votos. Antes de la elección, "un grupo de trabajadores se dirigieron al Comité Ejecutivo del Partido Socialista, solicitándole propaganda escrita, y distribuyeron con profusión volantes y boletas socialistas".[11] Tras la elección, esos votantes y otros simpatizantes se reunieron y crearon el primero de mayo de ese mismo año el centro socialista local.[12] También en otros lugares del país, como la ciudad cordobesa de Río Cuarto, el centro socialista se fundó el mismo año, lo que indicaría que los socialistas estaban confiando en la efectividad de la Ley Sáenz Peña, que ese mismo año posibilitó que Justo y Palacios fueran electos diputados nacionales.

Entre 1912 y 1946 se concretaron los mayores logros del socialismo local. Accedieron al Honorable Concejo Deliberante en dos oportunidades, entre 1917 y 1922, y entre 1933 y 1935. En la década de 1930, además, el dirigente local Juan Nigro fue electo diputado nacional (1932-1934), y senador provincial (1934-1938).[13] Finalmente, en esos años se concretó la mayor obra del socialismo, al demandar y crear a través de una amplia alianza con otros actores sociales y políticos la Usina Popular de Tandil, cuya erección implicó el abaratamiento del costo de la energía eléctrica.[14]

La base del apoyo del PS se localizaba en tres zonas claramente delimitadas de Tandil: el barrio sur, el centro y el barrio de la estación de trenes, siendo este último el sector más poblado por afiliados socialistas. Por ende, era clara la vinculación de tales afiliados con los oficios ligados a la empresa “Ferrocarril del Sur”. Eso implicó que la mayoría de los simpatizantes del PS residieran en ese barrio, y que fueran sobre todo trabajadores urbanos, especialmente ferroviarios.[15]

 

Las mujeres en el discurso socialista

 

Como ya se mencionó, las mujeres ocuparon un rol importante en el discurso socialista, si bien su sentido no era univoco. Veamos en este apartado algunos ejemplos.

Hacia 1929, los socialistas argentinos señalaban que “la conciencia femenina” de las simpatizantes socialistas se había incrementado: ahora participaban más mujeres en los actos del partido (fueran políticos, artísticos o educacionales). Mientras que anteriormente sólo asistían pocas afiliadas a los mítines callejeros, en 1929 asistía una cantidad mayor de mujeres, “que ponían en todos ellos una interesante nota de entusiasmo”. Eso se había visto en la celebración del primero de mayo de ese año, ofreciendo las mujeres “un hermoso espectáculo en la grandiosa manifestación”. Reunidas en grupo o marchando en las filas junto a los hombres, el informe mencionaba que las mujeres habían desfilado entusiastas, llevando sus banderas y gallardetes y entonando himnos obreros. Asimismo, a las agrupaciones del Partido también concurría un gran número de mujeres, que participaban en las discusiones sobre los asuntos internos de su organización. Oficialmente, hacia 1929, las afiliadas al Partido Socialista eran unas 312.[16]

Los proyectos presentados en los ámbitos legislativos para establecer el sufragio femenino antes de 1947 fueron numerosos, casi todos vinculados al socialismo. Pareció que eso iba a ser realidad tras el golpe de Estado de 1930, cuando se trato un proyecto referido a ese tema en la Cámara Legislativa en septiembre de 1932. Al igual que lo que aconteció con el proyecto de divorcio, a pesar de ser aprobado en Diputados el derecho de las mujeres a votar y a ser elegidas, su suerte en el Senado fue adversa.[17]

Ese proceso generó diversas críticas desde el socialismo. Para algunos afiliados, como Nicolás Cuello, esa acción debía ser cuestionada especialmente por las mujeres afiliadas al PS y a las agrupaciones femeninas anexas a los centros partidarios, “a fin de que repercuta en los oídos de los oligarcas de la alta cámara la coherencia de la fuerza y la capacitación política-social del sexo”.[18] Iniciando esa acción, era posible que el resto de las mujeres las siguieran y se movilizarían, a pesar de “la apatía general de las mujeres para la ostentación inteligente de sus aspiraciones”; y del hombre que se agremiaba y concurría a los mítines públicos, pero que no alentaba a su esposa, hermanas e hijas a participar.

Así, pues, no era posible que uno de los cónyuges participara en las disputas por el mejoramiento del partido, y que el otro sólo lo hiciera a través de las tertulias. Por eso, Cuello opinaba que hombres y mujeres debían participar en forma conjunta, capacitándose de esa forma en la dirección y administración de la futura sociedad ideal, adonde se llegaría por la cooperación de los sexos. Estaba en contra de la sumisión de la mujer al hombre, y de la división de los quehaceres (“la mujer para la casa y el hombre para la calle”). Terminar con ese criterio incumbía al hombre de ideas, si no quería que su obra fuera destruida posteriormente.[19]

Lo mismo sostenían los socialistas españoles contemporáneos, sin embargo estos acentuaban más la vinculación entre género y clase. Así, la única emancipación femenina que les interesaba era la de las trabajadoras, las únicas mujeres que por su voluntad de clase podían dar un verdadero significado histórico a la emancipación femenina: “La campesina, la obrera, la compañera dedicada al trabajo doméstico, la profesional de la enseñanza o de cualquier otra actividad, a la mujer que vive de su trabajo y verifica una labor útil a la sociedad, a esa es a la que el Socialismo llama e interroga (…) ¿Adónde va la mujer?”. Si la respuesta era hacia la Iglesia, los socialistas españoles la caracterizaban como una institución con actitudes antifeministas, defensora de una posición moral de menosprecio a la mujer que fue el fundamento de la orientación social de la Iglesia frente al feminismo.[20] Concluía que la mejor dirección era hacia el socialismo, ocupando las trabajadoras cargos políticos. Esa mujer, doblemente explotada por su condición de mujer y de trabajadora, debía estar al lado de sus compañeros de explotación, ya que la emancipación femenina era un accidente más en la total emancipación de la Humanidad.[21]

A pesar de ese reconocimiento de la participación femenina en la vida partidaria, más de diez años después la concepción sobre el rol de las mujeres de algunos socialistas mostraba semejanzas significativas con la noción tradicional sobre el rol social de la mujer. Así, por ejemplo, al presentar su proyecto para crear escuelas de enseñanza técnica y profesional en todos los distritos de la provincia, el político socialista Juan Nigro señaló que el rol de la mujer en las actividades sociales era cada vez más trascendental. Coincidiendo hasta allí con las ideas que sostenía el informe partidario ya mencionado antes, afirmaba que se las debía dotar de conocimientos y de una cultura apropiada. Pero el objetivo no era, como podría pensarse considerando el rol que las mujeres tenían en el discurso socialista formar oradoras, periodistas o políticas, sino hacer de ellas, “en primer lugar, una excelente dueña de casa y mejor madre de familia (...) se la prepararía para realizar las diversas y fundamentales tareas del hogar”.[22] Es posible observar, entonces, diferentes matices en el discurso partidario en torno a cual era el papel que las mujeres debían tener en la sociedad contemporánea.

 

La identidad barrial y su relación con la vida partidaria

 

Antes de observar el lugar de la mujer en el socialismo tandilense, analicemos que significaba ser socialista en el Tandil de los años 30’ del siglo XX.

Desde la creación del centro socialista local se pudo observar que los afiliados eran vecinos, amigos y/o compañeros de trabajo. También eran importantes los vínculos familiares, sobre todo en las instituciones vinculadas al partido: las redes que las sostenían involucraban a personas ligadas principalmente por ese tipo de relaciones. Así, entre 1912 y 1933, sobre un total de 221 afiliados mencionados en el “Registro de Afiliados”, el 27 % agrupaba a 27 familias; y entre 1927 y 1954, de acuerdo al “Libro de Actas del PS”, el mismo porcentaje involucraba a 19 familias.[23]

Si se analizan los enlaces anunciados en el periódico socialista “Germinal”, muchos de ellos se efectuaron entre familias de vecinos del barrio de la Estación. Así, por ejemplo, la esposa del ferroviario (y afiliado socialista) Matías Arizcurren era Emilia Piloni de Arizcurren, hija del ferroviario Bartolomé Piloni, familiar del afiliado Pedro Piloni. La hermana de Emilia, María, era la esposa de Raffo, vinculado al afiliado Crisancio Raffo. Otra de sus hermanas, Margarita, se casó con un individuo de apellido Carecia. Una persona con el mismo apellido, Eduardo Carecia, era el esposo de Laura Bruno, familiar de los afiliados Félix y Gregorio Bruno. Este último se casó con María Bernasconi, familiar de otro ferroviario socialista, Juan Alberto Bernasconi. A su vez José Bruno se casó con María Rodríguez, vinculada a los hermanos Arturo y Enrique Rodríguez. Ambos a su vez se casaron con dos hermanas de apellido Colombo, vinculadas con los afiliados del mismo apellido...y así se podría seguir hasta el infinitum.[24]

De esta manera se puede observar que, al igual que el caso marplatense, en el PS tandilense también este tipo de redes sostuvo a buena parte de la estructura partidaria. Se trataba de vínculos distintos a los que se podrían haber establecido entre radicales y conservadores, en tanto estos últimos dispusieron del aparato estatal para construir otro tipo de redes, mas ligadas a vínculos clientelísticos.[25] Lo cierto es que a partir de las vinculaciones basadas en lazos de familia, puede señalarse que la mujer ocupaba un espacio central en el socialismo tandilense, al menos en el ámbito privado.

Distinto parece ser el caso cuando se observan las instituciones y asociaciones públicas, a las cuales los socialistas se vincularon también a través de lazos vecinales, ideológicos e incluso étnicos. Así, por ejemplo, muchos socialistas (todos hombres), estaban vinculados a sociedades de socorros mutuos, en especial a la Sociedad Italiana; otro socialista, Carlos Dhers presidió la Sociedad Sadi-Carnot, vinculada a los ciudadanos de origen francés. Por otra parte, en 1938, cuatro afiliados socialistas integraron la comisión directiva de la Sociedad Española.

Como ya se señaló, a lo largo de todo el período la importancia del barrio de la Estación en la conformación de la identidad socialista tandilense fue fundamental. Si bien no es posible demarcar claramente los límites de ese barrio, era la zona cercana a la Estación de trenes, ámbito central de la sociabilidad barrial. Un simple indicador de la importancia que la sociabilidad barrial tenía al interior del socialismo tandilense se observa en las noticias necrológicas de “Germinal”: a pesar de los numerosos fallecimientos de afiliados, a estos siempre se los caracterizaba como “viejos vecinos del barrio de la Estación”. Aquí nuevamente volvían a aparecer las mujeres, protagonistas de casamientos y nacimientos junto a sus familiares masculinos.

Analizando los vínculos entre el barrio de la Estación y el PS se puede decir que se trataba de una experiencia parecida a lo que era común en muchos barrios contemporáneos de la ciudad de Buenos Aires. Luciano de Privitellio menciona que allí la dinámica partidaria se vinculaba a las prácticas de sociabilidad desarrolladas por la sociedad civil en los nuevos barrios suburbanos, extendiendo socialistas y radicales sus redes a partir de los hábitos de sociabilidad que se producían y reproducían en esos espacios nuevos.[26] De esta manera, igual que los clubes, bibliotecas y sociedades de fomento, los partidos políticos eran otro elemento de la identidad barrial. Sobre los elementos que conformaban a esas identidades afirma Luciano de Privitellio: “Si bien las identidades barriales se conformaron a partir de elementos concretos diversos y surgieron y se desarrollaron en diferentes momentos, los valores profundos, las miradas sobre las sociedades urbanas y las prácticas que involucraban eran siempre las mismas (...) los valores y las prácticas asociadas a esas identidades son exactamente las mismas (...) Conocimiento personal, modalidades afables, sentimientos generosos, ambiente familiar, preocupación por el progreso material y cultural del barrio; estos eran los valores que definían a los vecinos”.[27] En síntesis, la identidad barrial fue un producto de las redes construidas alrededor de las instituciones vecinales, incluidas las partidarias.

Retomando la diferenciación realizada por Leandro Gutiérrez y Luis Alberto Romero,[28] Luciano de Privitellio menciona que el pasaje del vecindario (“donde las relaciones cara a cara existían de hecho”) a la construcción de la idea de barrio (donde las relaciones adquirían una mayor escala), sólo se comprende “a partir de las instituciones donde se sostenían estos valores y se los encarnaba en prácticas y rituales sociales (...) no se trata exclusivamente de las instituciones del barrio sino que, en un sentido más profundo, son las instituciones que crean y recrean el barrio”.[29] En el caso tandilense, se puede hacer una analogía con lo que ocurría en los suburbios porteños: tanto el Club y Biblioteca Ferrocarril Sud, la Biblioteca Alberdi, la Estación de trenes, el Teatro de la Confraternidad Ferroviaria o el Centro Socialista, eran elementos que contribuían a formar la identidad del barrio de la Estación.

La tendencia a integrar asociaciones fue una característica de las formas de sociabilidad urbana de la época. Desde el punto de vista del partido político, en este caso del PS, se trataba de una presencia interesada en poner la identidad barrial a favor de los intereses políticos. A eso contribuía la continua presencia en las actividades barriales de los máximos referentes partidarios. Nuevamente al respecto hay que traer a colación la figura de Juan Nigro y sus múltiples manifestaciones públicas: fue director de la agrupación teatral “Alborada”, que generalmente se presentaba en el Teatro de la Confraternidad; simpatizaba con el Club Ferrocarril Sud, que su hermano Antonio presidió; fue miembro de la comisión administrativa de la Biblioteca Alberdi y de la cooperadora de la escuela número 11, así como un activo promotor de la escuela número 21; y fundo y dirigió “Germinal” el diario que, además de dar noticias sobre el socialismo, denunciaba los problemas del barrio. Ejemplos similares al de Juan Nigro se observan en Capital Federal. Al respecto Luciano de Privitellio menciona “Es muy conocido el caso de los socialistas, cuyas vinculaciones con el universo de la cultura popular desarrollada en los barrios eran muy estrechas, dado que estas actividades asociativas empalmaban perfectamente con el modelo de partido socialdemócrata. Biblioteca, centros culturales, cursos, conferencias y otras actividades de tiempo libre formaban parte de ambas tradiciones y los socialistas se movían entre ellas con comodidad y sobrada pericia”.[30]

La mayoría de los autores que han estudiado el fenómeno barrial,[31] han observado que la vecindad “aplanaba” la heterogeneidad del mundo social, estrategia que tendía a disminuir el número de conflictos en el interior de la comunidad barrial y que priorizaba la igualdad entre vecinos. En el mismo sentido la identidad barrial no negaba a otras, por ejemplo la de clase o aquellas vinculadas a las profesiones, incorporándolas a todas. Sin embargo también en ese espacio se conformaron criterios de distinción, los cuales eran otorgados por la participación en las distintas asociaciones del barrio, “de la aparición en los periódicos locales –en especial, en la sección sociales- se fue consolidando un mismo universo de vecinos caracterizados, una especie de elite barrial que nada tenía que ver con aquellos vecinos caracterizados del voto limitado por censo”.[32] En el barrio de la Estación, Juan Nigro era uno de esos vecinos, pero también lo fue el escritor comunista Juan Salceda y el vecino Pedro Saint-Miqueu, presidente hasta su muerte de la Biblioteca Alberdi. Ellos eran parte de la “elite barrial”, es decir, “los constructores de la identidad barrial y, además, los grandes beneficiarios en términos de una modesta forma de notabilidad, pero es evidente que remitían a experiencias vitales que superaban a sus creadores y difusores”.[33]

Como ya se mencionó, si bien en los años de entreguerras la tendencia a formar asociaciones fue una característica de la sociabilidad urbana, no todos los vecinos colaboraban en las instituciones barriales. En ocasiones esa indiferencia provocaba reclamos contra los vecinos que no participaban o lo hacían en asociaciones que la identidad barrial no identificaba como propias. El mejor ejemplo de la asimilación realizada por los socialistas de la lealtad partidaria y la identidad barrial lo proporcionan las elecciones nacionales de noviembre de 1931. Efectivamente, durante los comicios resaltaban las diferencias que la identidad barrial intentaba disminuir todo el tiempo. En esa ocasión, “Germinal” informaba las medidas tomadas por los vecinos del barrio de la Estación contra otros vecinos que habían ayudado a los conservadores. De esta manera, un carnicero y un químico farmacéutico, “que se prestaron incondicionalmente a las maniobras fraudulentas de los conservadores, están purgando en este momento lo inmoral de su conducta. Toda su clientela la formaban ferroviarios, que de común acuerdo han decidido no comprar más en los referidos negocios, que vivían gracias al favor exclusivo de esos clientes”.[34] Aparentemente, por lo menos para el periódico de tendencia socialista estaba claro que los empleados del ferrocarril, o eran socialistas o su moral democrática los impulsaba a boicotear a aquellos que participaban en el fraude. Todo elemento que interfería en la comunidad vecinal se asimilaba como un ataque a la misma. Pero mientras que los vecinos “insistían en la exclusión de las identidades políticas, abominaban el puro interés comercial y aseguraban que la sociedad vecinal desconocía las diferencias de clase”,[35] los socialistas asimilaban la identidad socialista con la identidad barrial.

Para Dora Barrancos, la simpatía con que en los años 20’ y 30’ se admitió el ejercicio de deportes fue la “actualización” socialista más grande, comparando su actitud previa hacia los deportes. Ante el éxito del fútbol, “el socialismo erudito abrió una matriz cultural nueva, más asociada a las imágenes reales de los sujetos cuyos intereses quería representar”.[36] En el caso del socialismo tandilense, la principal institución deportiva a la que se vincularon fue el Club y Biblioteca del Ferrocarril Sud. Fundado el 6 de junio de 1919, entre sus fundadores se encontraban socialistas. Vivir en el barrio de la Estación implicaba ser simpatizante del Club Ferrocarril Sud, del que como ya se mencionó Antonio Nigro fue presidente, y gracias a ello, luego presidente de la Asociación Tandilense de Football durante la primera mitad de los años cuarenta. En febrero de 1936 “Germinal” invitaba a sus lectores a participar en la erección del estadio del club, adquiriendo para ello un metro de tierra en el lugar en que aquel se erigiría, frente a la estación de trenes. Finalmente su campo de deportes se inauguró a principios de 1938, frente al galpón de locomotoras.

Además de las actividades teatrales y las conferencias, en Tandil la esfera cultural del PS involucraba especialmente a numerosas bibliotecas populares.[37] Estas eran los mejores paradigmas de lo que Dora Barrancos denominó el modelo “normativo edificante” de los socialistas. En el período de entreguerras, la posesión de una biblioteca, así como la inauguración de la sede social eran los principales índices de estabilidad y progreso de las instituciones que impulsaban su formación. Además de la biblioteca partidaria (“Biblioteca Anacleto Farias”) y de la Biblioteca Justo, los socialistas participaron junto a vecinos del barrio de la Estación en la Biblioteca Juan Bautista Alberdi.

Las mujeres participaban en las asociaciones barriales, pero en menor medida comparado con los varones, que eran los que creaban, dirigían y animaban esas instituciones. Así, por ejemplo, en algunas oportunidades integraron cooperadoras escolares,[38] y participaban en los grupos vocacionales de teatro, como la agrupación “Alborada”.[39] Es decir que compartían con los hombres espacios como el hogar, las tablas del teatro o las salas de lectura de las bibliotecas. Ahora bien, considerando los postulados socialistas sobre la participación de las mujeres en el ámbito público, es legítimo preguntarse si también en el caso del centro socialista tandilense predominó la lógica partidaria de intervenir, o una forma de participación más limitada. Es hora de ver cuantas mujeres se inmiscuyeron en los asuntos internos del PS en Tandil, y no sólo en sus ámbitos de sociabilidad (veladas, conferencias, banquetes, etcétera), en las que su participación pareció ser ilimitada.[40]

 

Las mujeres en el centro socialista de Tandil

 

A pesar de las ideas del Partido Socialista a favor de la participación política de la mujer, y de sus concreciones en el ámbito porteño, su intervención activa en el centro socialista tandilense parece haberse limitado a los espacios de sociabilidad: así por ejemplo, en las fotos que aparecían en “Germinal” de las veladas partidarias la concurrencia siempre era mixta. Pero su participación en espacios deliberativos (como por ejemplo las asambleas partidarias) parece haber sido menor.

Si se aborda la lista de afiliados del período 1927-1954, sólo cinco mujeres (es decir, aproximadamente el 3 por ciento del total de afiliados del período) ingresaron al partido.[41] Ese porcentaje es más significativo aún si se considera que sólo Carolina S. de Griffoni se afilió y se alejó del PS antes de la aparición del peronismo.[42] El resto de las afiliadas ingresaron tras 1945, pero sólo Ana María Nigro, (una de las hijas de Juan Nigro, como ya se mencionó), lo hizo para participar plenamente en la campaña presidencial de 1946; afiliada al partido desde diciembre de 1945, participó en cinco asambleas partidarias, experiencia que no repitió ninguna otra mujer. Las restantes afiliadas ingresaron después de esa fecha, y nunca concurrieron a una asamblea.[43] El arribo de Ana María a las asambleas partidarias parece haber sido bien recibido entre sus compañeros varones. En la asamblea donde se aceptó su afiliación, Leonardo Demarco “expresó algunas palabras de bienvenida a la nueva afiliada sta. [sic] Ana María Nigro, quién nos acompaña en la asamblea, dice, y pide a la asamblea un voto de aplauso para esta señorita, quien viene a darnos una nota de estímulo arrimarse al esfuerzo de los socialistas en los momentos más difíciles de la ciudadanía argentina, pedido este que fue apoyado entusiastamente por la asamblea”.[44]

La participación pública de Ana María Nigro fue más notoria al final del período en análisis. Así, pues, fue ella quién presentó a Alicia Moreau de Justo en el cierre de la campaña electoral de febrero de 1946. Se trató de un caso atípico, pues el resto de las mujeres socialistas tandilenses participaba en el partido pero a través de otros canales. Numerosas agrupaciones partidarias eventuales colaboraban con las autoridades del centro socialista local. Algunas de éstas eran efímeras y coyunturales, como las que se autodenominaban “comisiones de propaganda” o “comisiones electorales”, que se formaban antes de los comicios y que desaparecían inmediatamente después de realizarse aquellos. Otras duraban más tiempo, por ejemplo, las que aglutinaban a los jóvenes y a las mujeres. Así, por ejemplo, algunas afiliadas junto a otras simpatizantes, crearon en mayo de 1946 la Agrupación Femenina Socialista “Fenia Chertckoff de Repetto”, destacándose nuevamente Ana María Nigro.[45] Hacia 1946 esa Agrupación organizó “un vermouth” en honor a los afiliados con más de 25 años de militancia en el PS.[46]

El surgimiento de esta rama es algo tardía en relación a la historia del PS tandilense, aunque eso no implique, como ya se mencionó, que las mujeres socialistas no participaran a través de otros medios en la vida del partido, por ejemplo concurriendo a las conferencias y a las representaciones teatrales. Tal vez la menor participación de las mujeres en los espacios públicos tandilenses se debió a un rasgo de los sectores populares provinciales, producto de la pervivencia de nociones y prácticas ligadas a una sociedad de tipo tradicional, y no a la presencia de procesos acelerados de integración.[47] No es raro entonces que la participación femenina en otros espacios públicos, como las comisiones de las cooperadoras escolares o las bibliotecas populares,[48] haya sido menor en la ciudad de Tandil que en Capital Federal, a pesar de que concurrían asiduamente y participaban en esos espacios.

Finalmente, también fueron pocas las veces que una oradora socialista habló en Tandil, a pesar que entre 1929 y 1946 los socialistas protagonizaron al menos unas 63 conferencias.[49] En julio de 1941, Alicia Moreau de Justo participó en una velada y conferencia de Acción Argentina;[50] y el 21 de febrero de 1946 hablo en el acto de clausura de la campaña electoral de 1946, presentándola, como ya se mencionó, Ana María Nigro.[51]

En pocas ocasiones las simpatizantes no tuvieron vínculos familiares con algún pariente masculino que ya participaba en el PS. Las mujeres participaron en algunas asociaciones y espacios vinculados al socialismo tandilense, siendo mayor su participación en los espacios no vinculados a los ámbitos en los que se decidía la evolución política del centro, como por ejemplo las asambleas partidarias. La excepción a la regla, porque concurrió a algunas asambleas partidarias y participó en una conferencia fue Ana María Nigro, la hija del principal representante socialista en Tandil, Juan Nigro. Por ende, el interrogante que sugiere esa excepción es hasta que punto su participación dependió de sugerencias familiares (en este caso paternas), vecinales, o amicales, entre otras; o a convicciones propias, generadas por el hecho de haber nacido en el seno de una familia y de un barrio socialista.[52] Como vemos aquí, las relaciones entre modernidad y tradición también parecen haber pervivido en un partido político cuya organización fue innovadora con respecto a las demás fuerzas políticas. Creemos que a la luz de este caso debe relativizarse el real peso de la participación femenina en el socialismo argentino, al menos hasta que no sepamos si en el resto del país la intervención femenina se asemejó a la experiencia porteña o a la tandilense.

 

Conclusiones

 

En tanto partido político, en Tandil el PS siempre fue minoritario y opositor. Nunca tuvo un gran caudal de votos ni llegó a ejercer el poder ejecutivo local. Los períodos en los que sus hombres arribaron al Concejo Deliberante fueron breves: 1917-1922 y 1933-1935. En ambas ocasiones, fueron años en los que la competencia electoral no fue plena, en tanto siempre falto un partido importante en las elecciones, generalmente el partido más fuerte de la oposición. Es evidente que en estas ocasiones, en las que los radicales o los conservadores estaban marginados o se auto-excluían, el PS veía incrementar su caudal de votos debido en parte a aquellos electores que simpatizaban con el partido marginado en cada coyuntura.

Como hemos mencionado, entre 1929 y 1946 la participación política directa de las mujeres en el socialismo tandilense fue escasa, destacándose al final del período la participación de Ana María Nigro. A diferencia de las demás afiliadas (las cuales tampoco fueron muchas, como ya se señalo) y simpatizantes, Ana María acudió a algunas asambleas partidarias, presidió una agrupación socialista femenina y participó en una conferencia pública. Sin embargo, sería inexacto decir que las mujeres no participaban en la vida diaria del centro socialista: a pesar de no votar ni de concurrir a las asambleas o de no hablar en público, concurrían a las veladas y a las conferencias que daban los políticos visitantes, así como protagonizaban las obras de teatro, junto a sus vecinos, hermanos y amigos.

¿Puede explicar aquella concepción tradicional que Nigro y otros afiliados tenían de la mujer, el rol bastante limitado de ese género en el interior del socialismo tandilense? ¿Hasta que punto la actuación femenina se vio limitada por pertenecer a una sociedad más “tradicional” que la porteña? ¿El caso tandilense fue normal o excepcional en el interior bonaerense y en el resto del país? Como es posible observar, hemos podido dilucidar el tema de la participación femenina en un centro socialista del interior bonaerense, pero estamos lejos de cerrar todas las dimensiones involucradas en su desarrollo.

 

 

RESUMEN

 

La participación femenina en el centro socialista de Tandil (1929-1946)

 

Este trabajo aborda las características que tuvo la participación femenina en las actividades socialistas desarrolladas en la ciudad bonaerense de Tandil entre 1929 y 1946. Como es sabido, la inclusión de mujeres en el discurso y en las prácticas de ese partido contrastó notablemente con las prácticas sostenidas por las demás fuerzas políticas argentinas de ese período. Pero el caso que generalmente se ha analizado es el de Capital Federal, donde descollaron mujeres como Alicia Moreau de Justo y Carolina Muzzilli. Este trabajo se pregunta entonces si la intervención femenina, que fue muy activa en aquel espacio (a través de escritos, agitaciones, ocupando cargos partidarios, etcétera), también se observa en otros espacios. Para eso, se toma como objeto de estudio las acciones desarrolladas por las mujeres en el centro socialista de Tandil en ese período, en el cual el rol de ese partido fue relevante.

 

Palabras claves: Partido Socialista- Política- Mujeres- Participación Femenina

 

 

ABSTRACT

 

The feminine participation in the socialist center of Tandil (1929-1946)

 

This paper approaches the characteristics that the feminine participation in the developed socialist activities in the city of Tandil between 1929 and 1946. As it is known, the inclusion of women in the speech and the practices of that party contrasted remarkably with the practices maintained by the other Argentine political forces of that period. But the case that has been analyzed generally is the one of Federal Capital, where women like Alicia Moreau de Justo and Carolina Muzzilli stood out. This work is asked then if the feminine intervention, that was very active in that space (through writings, agitations, occupying in favor positions, etc), also is observed in other spaces. For that, object is taken as from study the actions developed by the women in the socialist center of Tandil in that period, in which the roll of that party was excellent.

 

Key words: Socialist Party- Policy- Women - Feminine Participation

 

 

Recibido: 16/03/09

Aceptado: 07/07/09

Versión final: 17/07/09

 

 

Notas



(*) Doctor en Historia. Becario Posdoctoral CONICET. CESAL (Centro de Estudios Sociales de América Latina, Facultad de Ciencias Humanas, UNCPBA), Unidad Ejecutora en Red ISHIR (Investigaciones Socio-Históricas Regionales), CONICET. E-mail: cleido7@yahoo.com.ar. Agradezco las sugerencias brindadas por los evaluadores de este artículo.

[1] REVEL, Jacques; “Micro-análisis y construcción de lo social”, Anuario del IEHS; Tandil, 1995; Nº 10; p. 135.

[2] BARRANCOS, Dora, “Socialismo y sufragio femenino. Notas para su historia (1890-1947)”, en CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (comp.), El Partido Socialista en Argentina. Sociedad, política e ideas a través de un siglo; Prometeo; Bs. As., 2005; p. 160. Como sostiene esta autora, los anarquistas tardaron más en hacerlo por los debates surgidos en torno a la organización de sus asociaciones

[3] RODRIGUEZ TARDITI, José; Semblanza de militantes socialistas; Editora La Vanguardia; Bs. As., 1988. Algunos ejemplos de los importantes roles que tuvieron esas y otras mujeres en el socialismo nacional y porteño son los siguientes: las hermanas Chertkoff, Teresa Mauli, Gabriela Laferriere, Justa Burgos, Raquel Messina y Raquel Camaña, entre otras, constituyeron el primer centro socialista femenino de Buenos Aires en 1902. Gabriela Laferriere de Coni fue inspectora honoraria de establecimientos industriales, delegada a congresos partidarios y miembro del Comité Ejecutivo; Justa Burgos de Meyer Pellegrini fue una de las organizadoras del Centro Socialista de La Plata. Carolina Muzilli fue periodista de “La Vanguardia” y escritora, además de destacarse como conferencista. Ver ROCCA, Carlos José; Juan B. Justo y su entorno; Editorial Universitaria de La Plata; La Plata, 1998; p. 128-191.

[4] Un análisis detallado de este y de otros problemas vinculados a la historia del Partido Socialista puede encontrarse en CAMARERO, Hernán y HERRERA, Carlos (comp.), op. cit., pp. 9-73.

[5] Sin pretender ser exhaustivo, la referencia es a los siguientes trabajos: LACOSTE, Pablo; El Socialismo en Mendoza y en la Argentina; CEAL; Bs. As., 1993; PRISLEI, Leticia, “El Despertar de un Pueblo: gestión política y debates culturales en una comuna socialista de la cordillera patagónica (1933-1936)”, en PRISLEI Leticia et alt., Pasiones Sureñas; Prometeo/Entrepasados; Bs. As., 2000; DA ORDEN, María Liliana, “¿Prácticas tradicionales en un partido moderno?. Socialismo y poder local. Mar del Plata, 1916-1929”, en DEVOTO, F. y FERRARI, M. (comps.),  La construcción de las democracias rioplatenses: proyectos institucionales y prácticas políticas, 1900-1930; Biblos-UNMDP; Bs. As., 1994; BARANDIARÁN, Luciano, Sembrando ideas en la piedra. Los socialistas tandilenses, 1912-1946; Tesis de Licenciatura en Historia, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires; Tandil, 2004; ULIVARRI, María, “El partido en su laberinto. La Federación Socialista Tucumana, 1931-1937”, Historia Regional, Sección Historia, ISP Nro. 3, Año XXI, nro. 26, 2008. En cuanto a la presencia del socialismo en el interior pampeano, ADELMAN, Jeremy, “Una cosecha esquiva. Los socialistas y el campo antes de la Primera Guerra Mundial”, Anuario del IEHS; Tandil, 1989; Nº 10; ASCOLANI, Adrián, “Corrientes sindicales agrarias en la Argentina. Socialismo, anarco-comunismo y sindicalismo (1900-1922)”, Anuario de Rosario; Rosario, 1992; Nº 15.

[6] SPINELLI, María y ZEBERIO, Blanca; “Inmigración y conflicto. Condiciones de vida y anarquismo en Tandil al comenzar el siglo XX”, en Historia Regional Bonaerense; UNCPBA-Junta de Estudios Históricos de Tandil, Tandil, 1983, p. 183.

[7] NARIO, Hugo; Tandil Historia Abierta; Ediciones del Manantial; Tandil, 1996; p. 134.

[8] “Nueva Era”, 12 de marzo de 1930, p. 1.

[9] Datos elaborados en base a los Censos Nacionales de población de 1914 y 1947. Los datos de Tandil han sido tomados de los trabajos de PASTOR, Nancy; Migraciones internas hacia ciudades intermedias. El caso de Tandil (Provincia de Buenos Aires) entre 1945 y 1980”, Cuadernos de Investigación IEHS; Tandil, 1994; VELÁZQUEZ, Guillermo, LAN, Diana y NOGAR, Graciela (comps.); Tandil a fin del milenio. Una perspectiva geográfica; C.I.G-F.C.H, U.N.C.P.B.A; Tandil, 1998.

[10] PASTOR, Nancy, art. cit., p. 8.

[11] “Germinal”, 1 de mayo de  1937, p. 8.

[12] NARIO, Hugo, op. cit, p. 158.

[13] BARANDIARÁN, Luciano, op. cit.

[14] BARANDIARÁN, Luciano, “Formas de intermediación durante la Década Infame: un estudio de caso (la erección de la Usina Popular de Tandil) 1930-1936”, Actas de las XIX Jornadas de Historia Económica; San Martín de los Andes, Neuquén, 2004.

[15] BARANDIARÁN, Luciano, “Los primeros socialistas de Tandil. Reflexiones en torno a su perfil global y a sus apelaciones al trabajador rural”, Actas de las  IX Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia; Córdoba, 2003.

[16] Partido Socialista; XX Congreso Ordinario. XXV Congreso Nacional. Informes. Comité Ejecutivo Nacional. Grupo Parlamentario. Comisión de Prensa; Editorial La Vanguardia; Bs. As., 1929; p. 19.

[17] BARRANCOS, Dora; “Socialismo y sufragio femenino…, art. cit., p. 176.

[18] CUELLO, Nicolás; “Acción Femenina”, Revista Socialista; Bs. As., 1933; año III, Nº 34; p. 202.

[19] Ibid., p. 204.

[20] “El Socialista”; “¿Hacia donde va la mujer?”, Revista Socialista; Bs. As., 1933; año IV, Nº 41; p. 293.

[21] Ibid., p. 297.

[22] NIGRO, Juan; Preparación Profesional de la Juventud. Un Plan de Enseñanza Técnica; Tandil, 1943; p. 5.

[23] La operación metodológica aquí utilizada ha sido aplicada por PASOLINI, Ricardo, “Entre la evasión y el humanismo. Lecturas, lectores y cultura de los sectores populares: La Biblioteca Juan B. Justo, 1928- 1945”,  Anuario del IEHS; Tandil, 1997, Nº 12. Consiste en agrupar en una misma familia a los individuos de similar apellido. A pesar de las posibles limitaciones de tal operación (especialmente la posible agrupación de individuos de similar apellido pero que no pertenecen a la misma familia, por ejemplo), tendencialmente permite observar a aquellos individuos con vínculos familiares directos (padre-hijo; hermano-hermano; tío-sobrino), pero no vínculos más lejanos.

[24]  Enlaces reconstruidos en base a la sección “Notas Sociales” del periódico socialista “Germinal” y de testimonios orales.

[25] DA ORDEN, María Liliana, art. cit., p.  240.

[26] DE PRIVITELLIO, Luciano; Vecinos y ciudadanos. Política y sociedad en la Buenos Aires de entreguerras; Siglo XXI; Bs. As., 2003; p. 81.

[27] Ibíd., p. 35.

[28] GUTIÉRREZ, Leandro y ROMERO, Luis Alberto; Sectores populares, cultura y política. Buenos Aires en la entreguerra; Sudamericana; Bs. As., 1995.

[29] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 34. Subrayados del autor.

[30] Ibíd., p. 81.

[31] Piénsese en trabajos como GRIBAUDI, Mauricio; Itinéraires ouvriers. Espaces et groupes sociaux à Turín au debut du XX siècle; Éditions de l’École des Hautes Études en Sciences Sociales; Paris, 1987; GUTIÉRREZ, Leandro y ROMERO, Luis Alberto, op. cit.; DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit.; BARRANCOS, Dora, Educación, cultura y trabajadores (1890-1930); CEAL; Bs. As., 1991, que han estudiado el fenómeno desde sus problemas particulares de investigación.

[32] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 37, subrayados del autor. De Privitellio hace referencia al voto censatario, ejercido en las elecciones comunales porteñas hasta 1917, asociando a esos escasos electores con el término “vecino”.

[33] Ibid., p. 38.

[34] “Germinal”, 16 de diciembre de 1931, página 5.

[35] DE PRIVITELLIO, Luciano, op. cit., p. 35.

[36] BARRANCOS, Dora, Educación, cultura y…,  op. cit, p. 115.

[37] Como ya se ha mencionado, la asociación entre el PS y la expansión de las bibliotecas públicas en los años 20’ y 30’ ha sido señalada especialmente por GUTIÉRREZ, Leandro y ROMERO, Luis Alberto, op. cit.

[38] En mayo de 1936, “Germinal” mencionaba que se había formado la comisión de la cooperadora de la escuela Nº 11, contándose entre los vocales a Encarnación F. de Raggi y María A. Fortunato, ver “Germinal”, 7 de mayo de 1936, página 1. Dos años después, volvemos a encontrar mujeres en ese mismo ámbito: una vocal (Leonila Blanco de Chamberlain), una pro-secretaria (Aurelia S. Ferrari de García), y una revisora de cuentas (Elvira V. de Vattuone), ver “Germinal”, 12 de mayo de 1938, página 2. La mayor parte de las mismas tenían familiares que eran afiliados socialistas.

[39] Al celebrar el centro socialista el primero de mayo de 1934 en el salón de la Confraternidad Ferroviaria, la agrupación “Alborada” presentó la comedia “Agüerías”, contándose entre los actores Rosa P. de Guzmán y Sara Guzmán, ver “Germinal”, 1 de mayo de 1934, página 2. Otras integrantes de esa agrupación fueron María Venturi, María Crespo y Alicia Martínez, entre otras, ver MENGASCINI, Hugo; El Salón de la Confraternidad Ferroviaria. Sociabilidad y prácticas culturales de los trabajadores ferroviarios de Tandil (1920-1943); UNCPBA; Tandil, 2005; p. 121.

[40] BARANDIARÁN, Luciano, Sembrando ideas en la piedra…, op. cit.

[41] Se trata de Celina A. de Armesto, Carolina S. de Griffoni, Ana María Nigro, Celina Almaraz de Nigro y de A. Rodríguez de Gregorini. Todas estaban  vinculadas a afiliados varones, en tanto eran sus familiares: así, por ejemplo, Ana María era la hija de Juan Nigro, y Celina Almaraz, su esposa. Ibíd.

[42] Ingresó en abril de 1934 y renunció en marzo de 1943.

[43] Mientras que Celina A. de Armesto y Celina A. de Nigro se afiliaron en junio de 1946, A. Rodríguez de Gregorini lo hizo dos años después. Datos extraídos del Libro de Actas del Centro Socialista de Tandil, 1927-1954.

[44] Actas del Partido Socialista, 30 de diciembre de 1945, folio 343.

[45] Ana María Nigro era la secretaria general; Margarita S. de Fernández la tesorera; Celina A. de Nigro era la secretaria de actas; las vocales eran Adela Romano, Delfina Suffedini, Elfides B. de Plaul, Ofelia Mariezcurrena y Celina A. de Armesto. El nombre escogido para la agrupación no era azaroso, sino que hacía referencia a la fallecida esposa del dirigente Nicolás Repetto.

[46] Actas del Partido Socialista, 16 de junio de 1946, folio 353.

[47] Hipótesis sostenida por PASOLINI, Ricardo, art. cit.

[48] Así, por ejemplo, entre 1928 y 1945 en la nomina de socios efectivos de la Biblioteca Juan B. Justo sólo se encuentran 28 mujeres sobre un total cercano a los 150 socios. PASOLINI, Ricardo, art. cit., p.  397.

[49] BARANDIARÁN, Luciano, “Los políticos en la calle: las conferencias políticas del PS en Tandil, 1929-1946, Actas de las X Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia; Rosario, 2005.

[50] Para un conocimiento mayor de tal organización remito a BISSO, Andrés; Acción Argentina. Un antifascismo nacional en tiempos de guerra mundial; Prometeo; Bs. As., 2005.

[51] BARANDIARÁN, Luciano, Sembrando ideas en la piedra…, op. cit.

[52] Agradezco las sugerencias brindadas sobre este punto particular al profesor Nicolás Iñigo Carrera.