Paraná Metal: un conflicto de toda Villa Constitución (2008-2010)

 

 

Magalí Rivera(*)

 

 

Resumen

 

Entre 2008 y 2010 se desarrolló en Villa Constitución una de las luchas obreras más emblemáticas de los últimos años. Paraná Metal se inscribe en una larga tradición combativa que tiene a los trabajadores villenses como protagonistas hace décadas y que forma parte de la identidad colectiva de la ciudad. En medio de una crisis capitalista mundial y del sector autopartista en particular, la patronal dejó, tras dos años de lucha, a más de 1000 trabajadores sin sus puestos de trabajo. Las características de comunidad obrera que reviste la región configuran un escenario en el cual la vida en las fábricas y su cotidianidad atraviesan la dinámica de la ciudad, los barrios, las calles, las escuelas y los hogares, dando como resultado un apoyo masivo a la lucha de los despedidos y sus familias no sólo de otros sectores de trabajadores sino también de la comunidad en general. El objetivo de este trabajo es identificar cuáles fueron y cómo se desarrollaron las muestras de apoyo activo que llevaron adelante diferentes sectores de la comunidad, y de qué forma un conflicto obrero anclado en una fábrica específica tomó el estado de una lucha del conjunto de la comunidad.

 

Palabras Clave: Paraná Metal; Autopartistas; Apoyo Activo; Comunidad Obrera; Villa Constitución.

 

 

Paraná Metal: a conflict of all Villa Constitución (2008-2010)

 

Abstract

 

Between 2008 and 2010, one of the most emblematic workers' struggles in recent years took place in Villa Constitución. The Paraná Metal struggle is part of a long combative tradition that has "villense" workers as protagonists. This tradition goes back decades ago and is part of the collective identity of the city. In the midst of a world capitalist crisis, particularly deep in the auto parts sector, the employers left the plant after two years of struggle, leaving more than 1,000 workers without their jobs. The working community characteristics of the region set up a scenario in which everyday life in the factories crosses the dynamics of neighborhoods, streets, schools, homes, and the entire city, resulting in massive support for the struggle of the terminated workers and their families, from other labor sectors but also from the community in general. The objective of this work is to identify active expressions of support and how they developed, and how a labor conflict rooted in a specific factory turned into a struggle of the community as a whole.

 

Key words: Paraná Metal; Auto parts; Active Support; Working Community; Villa Constitución.

 


 

Paraná Metal: un conflicto de toda Villa Constitución (2008-2010)[1]

 

Introducción

 

En 2010, en un marco de crisis económica internacional, la localidad de Villa Constitución -ubicada en el sur de Santa Fe-, se vio sacudida por un conflicto obrero de gran magnitud del que, en mayor o menor medida y de diferentes maneras, participó el conjunto de la población villense. Paraná Metal,[2] como se conoce a la fábrica metalúrgica que al inaugurarse en la década de 1950 se llamó Acinfer, cerró sus puertas después de casi dos años de conflicto, dejando a cientos de trabajadores sin sus puestos de trabajo. Este conflicto se desarrolló en un marco de crisis económica internacional que, como veremos, afectó particularmente a las empresas autopartistas como ésta. El gobierno nacional de Cristina Fernández de Kirchner jugó un rol muy importante en el conflicto, intentando mediar a través del Ministerio de Trabajo y del Ministerio de Producción, negociando condiciones de despidos y suspensiones para que nuevos inversionistas se dispongan a comprar la planta y reactivar el proceso productivo. En parte por la combatividad de las medidas y también por la solidaridad que recibieron los trabajadores, el conflicto llegó a tener gran repercusión nacional y forma parte de la experiencia colectiva reciente de la ciudad.

 

Punto de partida

 

Definir el punto de partida regional es crucial ya que usualmente se tiende a demarcar los estudios locales o regionales desde una perspectiva estrictamente territorial, identificando una realidad social, política, cultural con una división político-administrativa. En sintonía con lo planteado por Fernández y Dalla Corte (2005), nos basamos en la premisa de que “las unidades espaciales no tienen sentido en sí mismas, sino en cuanto a las prácticas sociales y culturales particulares y específicas que se conjugan en ellas” (p. 238). Identificar la región o lo local con el territorio termina dejando por fuera cualquier tipo de construcción social inherente a ese espacio y sus procesos constitutivos.

Dejar de establecer la región en términos geográficos y considerar las prácticas sociales y culturales que se conjugan en ella implica pensar, en nuestro caso, que ciudades próximas entre sí como Villa Constitución y San Nicolás de los Arroyos son ciudades que, aunque forman parte de dos provincias diferentes y se encuentran divididas por el Arroyo del Medio, comparten formas identitarias comunes. Estas tienen que ver, en parte, con la existencia en ambas ciudades de dos grandes fábricas metalúrgicas,[3] alrededor de las cuales la comunidad se desarrolla y crece, cambiando su fisonomía y estructura con el fin de proveer instalaciones y facilidades para el aluvión de trabajadores necesario para ponerlas en funcionamiento. La ampliación de Acindar, radicada inicialmente en Rosario, se llevó a cabo en 1947 y comenzó su producción en 1951. La fábrica se instaló precisamente en Villa Constitución por la proximidad con la localización que tenían prevista para la empresa siderúrgica estatal Somisa: San Nicolás. La intención era que Somisa, una vez puesta a producir, abasteciera de productos semi terminados a Acindar para que pudiera expandir la gama de producción y fabricar laminados (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación, 2015).

Por otra parte, la cercanía geográfica de ambas ciudades hace que los lazos entre ellas sean concretos y comprobables. La fluidez de transporte público permite pasar solidaridad de una ciudad a otra en pocos minutos y existen desde hace décadas instituciones de educación superior que reciben estudiantes en ambas ciudades. Dentro de las fábricas y talleres radicados en Villa Constitución trabajan obreros nicoleños así como trabajadores villenses forman parte del plantel de la que hoy conocemos como Siderar (ex SOMISA), situación que genera también un tipo de lazo cualitativamente superior en ciudades predominantemente fabriles. Como veremos, los vínculos entre ambas ciudades tendrán importancia para el análisis de nuestro objeto de estudio.

Por otra parte, ya a nivel conceptual, partimos de los planteos de Villanueva (1994) para pensar los conflictos de clase:

 

desde el punto de vista del ‘reconocimiento’ empírico de la existencia de conflicto en el campo de las prácticas de clases que se enfrentan en el terreno de las relaciones sociales de producción es, sin duda, la acción de la clase que rompe o amenaza romper un estado de situación anterior: la medida de fuerza por parte de la fuerza de trabajo es el elemento de comprobación práctico–empírico de la existencia de prácticas enfrentadas de las clases (p. 46).

 

Las acciones llevadas a cabo por parte de los trabajadores de PM forman parte del intento de “romper un estado de situación anterior” en el que los puestos de trabajo de cientos de obreros dejaron de estar disponibles en un intento de salvaguardar las ganancias de la patronal.

En este sentido es fundamental definir qué entendemos por conflicto obrero, para lo cual hacemos nuestra la conceptualización de Villanueva (1994), que hace particular hincapié en el elemento colectivo. Para el autor,

 

las luchas obreras asumen un carácter público de defensa de estos estándares, tanto a nivel ideológico como jurídico-político. Estos patrones de evaluación de los propios intereses que estructuran la acción de la clase se refieren no a los trabajadores como una sumatoria de necesidades o aspiraciones particulares, sino al trabajador colectivo como un elemento de autoimagen de la clase (p. 51).

 

Es decir, que el conflicto obrero trasciende las demandas particulares de cada trabajador para formar parte de anhelos, demandas y posibles conquistas de la clase trabajadora en la región, lo cual, en el caso que analizamos en el presente trabajo, se tradujo en variadas muestras de apoyo por parte del pueblo trabajador de la ciudad y los alrededores.

Asimismo, adherimos a las conclusiones de Prospitti y Videla (2012) que identifican a Villa Constitución como una comunidad obrera. Los conflictos sindicales de magnitud tendieron siempre a convertirse en luchas con las que se identifica una gran parte del pueblo trabajador. Pasó en 1974 y el 1975 con los Villazos y se reeditó, salvando las diferencias, en el conflicto de PM.

 

Las posibilidades y sostenimiento de esta lucha, caracterizada por la ocupación y control obrero de la planta, tuvo íntima relación con los rasgos locales de Villa Constitución. Especialmente su carácter de comunidad obrera, donde las relaciones sociales eran muy estrechas y los niveles de solidaridad muy altos (Prospitti y Videla, 2012, p. 49).

 

Sobre estas bases nos posicionamos para definir nuestro objeto de estudio y para esto es menester precisar lo que entendemos por muestras de apoyo activo a un conflicto. Un aspecto fundamental a tener en cuenta es que la solidaridad de clase es el apoyo más contundente y significativo para un conflicto obrero como el que estamos estudiando pero que, sin embargo, no necesariamente se debe identificar apoyo activo con solidaridad de clase. La presencia de variadas muestras de apoyo activo se relaciona directamente con la existencia de un interés alrededor del conflicto en sectores sociales más heterogéneos como estudiantes, comerciantes, y en trabajadores que no están directamente relacionados con el establecimiento fabril donde surge el conflicto.

La articulación social en términos de una comunidad obrera implica que estos diversos sectores no solo estén de acuerdo con el conflicto y se ubiquen del lado de los trabajadores en contra de la patronal, sino que lleven adelante diferentes acciones que muestran una adhesión activa a la lucha. Este apoyo responde a una experiencia común que llevan adelante los trabajadores tanto dentro como fuera de la fábrica con el resto de la comunidad, creando lazos de solidaridad alrededor de las luchas que se sostienen aún con las derrotas. Estos lazos no vienen dados solamente por la proximidad, que es un elemento importante, sino también por esa experiencia que da la cotidianidad en una comunidad obrera, que se relaciona con la vida en las fábricas, los conflictos y las problemáticas de las familias trabajadoras generando un interés común aglutinador en situaciones críticas como lo fue la lucha de PM.

En el análisis del conflicto de PM, desarrollado entre los años 2008 y 2010, pretendemos identificar cuáles fueron y cómo se desarrollaron las muestras de apoyo activo que llevaron adelante diferentes sectores de la comunidad, y de qué forma un conflicto obrero anclado en una fábrica específica tomó el estado de una lucha del conjunto de la comunidad. Para ello, abordaremos la problemática a través del análisis de fuentes orales tanto de Villa Constitución como de la región. Entre ellas, entrevistas a obreros que participaron del conflicto en apoyo y solidaridad como delegados de base de Acindar: un trabajador en el sector de mantenimiento de acería que era delegado de base durante el conflicto; un delegado de base durante el conflicto que fue despedido en 2015 junto a otros trabajadores con fines persecutorios y un trabajador de base activo durante el conflicto que actualmente se encuentra trabajando en Acindar. Por otra parte, entrevistamos a un ex miembro del Centro de Estudiantes de la Escuela de Arte N° 501 de San Nicolás y a una integrante de la Comisión de Mujeres en Lucha de Paraná Metal y esposa de uno de los despedidos.

Las acciones de los trabajadores de Acindar, impulsados por los delegados de base fueron cruciales para el desarrollo del conflicto en varios aspectos, pero el aporte fundamental y específico que realizaron al conflicto fue la pelea por paralizar totalmente la planta, aún con el desacuerdo de la conducción sindical y la Comisión Interna, como forma de mostrar un apoyo político afectando las ganancias de su patronal mientras realizaban asambleas por sectores para que otros trabajadores de la planta se involucren y participen de las actividades de los despedidos junto a sus familias. Al ser Villa Constitución una ciudad obrera, que existieran cientos de trabajadores que en diferentes niveles apoyaban y participaban del conflicto permitió que esa lucha llegue a cada barrio de la ciudad y a las ciudades aledañas despertando nuevas formas de solidaridad.

Por otra parte, las y los jóvenes que integraban los centros de estudiantes, jugaron también un rol activo e importante, ya que lograron introducir un conflicto de trabajadores a los terciarios de la región donde muchas veces resulta imposible que penetren situaciones que no estén estrictamente relacionados con la problemática estudiantil. En las asambleas y diferentes actividades, los despedidos de PM interpelaron a esos jóvenes en más de una oportunidad, en busca de solidaridad. La respuesta fue inmediata, a través de la participación en las acciones que proponían pero también llevando adelante iniciativas propias que se extendieron a sus docentes, familias y amigos. Como se ha demostrado a lo largo de la historia de los conflictos obreros, los estudiantes, son un impulso moral, físico y material para multiplicar las fuerzas de los trabajadores. Podemos mencionar los casos del Cordobazo y el Rosariazo (1969) en Argentina y el Mayo Francés (1968) y las huelgas mineras de 1969 y 1984 en el Reino Unido como ejemplos en otros países del mundo.

Finalmente, además de las entrevistas que realizamos, abordamos cualitativamente material periodístico de la prensa local (El Sur) y regional (La Capital, El Norte) así como prensa y publicaciones partidarias, sindicales y estudiantiles que se refieran al conflicto.

 

Algunos antecedentes

 

El conflicto de Paraná Metal y la lucha de los trabajadores por conservar sus puestos de trabajo es un proceso relativamente reciente en la historia de la ciudad de Villa Constitución, motivo por el cual aún existen pocas producciones que se ocupen específicamente de tratarlo. Sí puede encontrarse bibliografía en la que puede observarse un consenso generalizado sobre las características del sector automotriz en general y autopartista en particular, enfocados en la creciente extranjerización del proceso productivo, que repercute directamente en la generación de puestos de trabajo. En este marco, indagamos en investigaciones que analizan conflictos obreros en diferentes momentos históricos y espacios geográficos en los que se desarrolle la existencia de elementos de apoyo o solidaridad de otros sectores de la comunidad.

En el período de post convertibilidad, la extranjerización de la economía que venía dándose durante los 90 se terminó de consolidar en las grandes empresas, dando lugar a un proceso de concentración de la producción y las ventas en el sector manufacturero, principalmente en la siderurgia y el sector automotriz. Éste adquirió en las últimas décadas “un creciente grado de integración internacional de la producción, en la que el proceso de producción de los automóviles deja de tener un carácter nacional para exhibir cada vez más una lógica global” (Santarcángelo y Perrone, 2012, p. 15), llevando a una internacionalización del proceso productivo que reemplaza las autopartes producidas a nivel local por producción internacional con el fin de disminuir el costo y aumentar la rentabilidad.

Por otra parte, la cúpula automotriz está conformada por empresas terminales multinacionales[4] que se asentaron sobre la débil evolución de los salarios generando alta rentabilidad. De esta manera las autopartistas, que fueron históricamente unas de las mayores generadoras de empleo, perdieron dinamismo en comparación con los sectores terminales de la industria automotriz. Los autores sostienen que a pesar de que la industria automotriz se ha expandido en la post convertibilidad eso no se tradujo en más empleo, ya que la producción implicó un uso intensivo del factor trabajo.

Ahora bien, de los trabajos que analizan específicamente el caso de Paraná Metal, tomamos los artículos de Germán Pinazo (2013) y Lourdes González (2017). El primero estudia el estado de la industria automotriz argentina basado en el análisis del caso de PM y cómo los procesos de modernización en el rubro repercutieron en las formas de organización y los procesos de formación identitaria de los trabajadores autopartistas; el segundo se encarga de analizar las múltiples causas desencadenadas por la crisis que, entre los años 2008 y 2010, llevaron al cierre de la autopartista.

En cuanto a la cuestión del apoyo de la comunidad, consideramos importante a nivel comparativo el análisis de Adriani (2012), que se centra en la evolución y desenlace de la industria Villber (radicada en la cercana localidad de Pavón), en tanto allí describen elementos de apoyo, coordinación y organización ante los conflictos en la región. En el caso de Villber, la expresión más importante de dicho apoyo fue una asamblea multitudinaria en la plaza central de Villa Constitución en noviembre de 1985 en la que diferentes sectores se manifestaron en defensa de las fuentes de trabajo y contra la política económica del gobierno. Por otra parte, Crivaro (2018) en su análisis sobre el Villazo expresa, entre otros ejemplos de solidaridad y organización del pueblo de Villa Constitución, el rol jugado por las mujeres, que pusieron en pie una comisión que funcionó en paralelo a la organización de la Lista Marrón, y que organizaron actividades que no sólo contribuyeron a la lucha (como colectas de víveres o festivales de solidaridad) sino que profundizaron los lazos dentro de la comunidad obrera. Siguiendo esta tradición, también en el caso del conflicto de PM, el papel de las mujeres fue fundamental.

Por último, considerando la importancia que tuvo la intervención activa de los estudiantes de la ciudad y la región en el conflicto de PM, tomamos como antecedente el artículo de Saso (2018) en tanto guarda algunas similitudes con nuestra investigación, esta desarrolla el caso de una textil en la Patagonia que despidió masivamente a mujeres durante la década de ‘90, lo cual llevó inmediatamente a la toma de fábrica. Se destaca en este caso la organización de sindicatos de docentes y del movimiento estudiantil, que conformaron un comité que se encargó de organizar diferentes actividades en apoyo al conflicto.

 

El mundo en crisis

 

En septiembre de 2008, la crisis inmobiliaria que desde 2007 venía golpeando al sistema financiero norteamericano pegó un salto y produjo un shock de alcance mundial llegando a la quiebra del banco de inversión norteamericano Lehman Brothers. Debido a la internacionalización del mercado de hipotecas y sus derivados, y al rol jugado por EE. UU, la catástrofe financiera se extendió por los principales mercados del mundo, provocando un contagio que fue global y muy acelerado. En poco tiempo se cortaron las cadenas de pago, golpeando duramente a las empresas más integradas con el sistema financiero mundial detonando consecuencias de diferentes magnitudes también en Europa y América Latina.

Una crisis capitalista de esta envergadura no podía dejar de repercutir en la economía argentina, altamente dependiente del mercado internacional. A mediados de 2008, Argentina se encontraba expuesta a tensiones de carácter macroeconómico que no podemos dejar de lado a la hora de analizar el impacto de la crisis. A la cabeza del gobierno se encontraba Cristina Fernández de Kirchner cuyo mandato fue presentado como continuidad de la política llevada a cabo por Néstor Kirchner en el período 2003- 2007.

La situación no estaba exenta de contradicciones: a la aceleración inflacionaria que se había vivido en la primera mitad del 2008, se le sumó el boom de los precios internacionales de las commodities y el conflicto entre el gobierno y las patronales del sector agropecuario. Por su parte, la puja salarial generó nuevas presiones en el esquema redistributivo como contrapeso al alza inflacionaria. Como consecuencia, se registró un importante atraso cambiario que terminó por afectar la competitividad de los sectores industriales orientados al mercado interno o aquellos que sustituían importaciones.

Sin embargo, según Abeles (2009), el factor que más impacto tuvo sobre el nivel de actividad fue la caída de la demanda exterior. En el caso de Argentina, esta desaceleración de la actividad a nivel global afectó, a comienzos de 2009, a las ramas más dinámicas de la industria manufacturera, automotriz y siderúrgica. Estos sectores, que venían sosteniendo a contracorriente el crecimiento de la actividad industrial, fueron finalmente absorbidos por la crisis. Dentro de ese sector se encontraba la autopartista Paraná Metal.

La situación crítica para esta fábrica en particular y el sector autopartista en general, se relacionaba directamente con sus características y procesos productivos ya que el sector es altamente dependiente de las políticas de abastecimiento global de las terminales automotrices y de los regímenes de promoción aplicados al sector. En los ’90 se produjo una fuerte contracción del sector autopartista local como consecuencia de la reducción de la exigencia de contenido nacional mínimo de los vehículos fabricados localmente y la reducción de aranceles de importación de las autopartes, creando una protección negativa para dicho sector (Castaño, 2012).

 

Etapas del conflicto

 

Como indicamos mas arriba, los coletazos de la crisis económica mundial dejaron en una situación crítica a la rama de las autopartes. Los primeros indicios se empezaron a ver recién comenzado el año 2008, al cumplirse el plazo de los subsidios oficiales provenientes del gobierno nacional.[5] El fin de esta protección por parte del gobierno dejó al descubierto el atraso tecnológico en PM y las dificultades de competir en un mercado de autopartes de producción cada vez más transnacional, que conlleva la instalación de autopartistas globales o la importación de autopartes de empresas globalizadas localizadas en países vecinos (Pinazo, 2013, p. 52). Por este motivo Pinazo (2013, p. 54) plantea que el caso de PM no puede tomarse como algo aislado, no es casual que en el período abordado en este trabajo se hayan desarrollado otros conflictos en la rama autopartista como sucedió en Rosario con Mahle.

Durante el 2008 se desarrollaron pequeñas muestras del intento de la patronal de resguardar sus ganancias, descargando sobre los trabajadores las consecuencias de la crisis del sector: abono de salario en cuotas, retrasos y reducciones en el pago, etc. Esta situación llevó a los trabajadores a tomar las primeras medidas de lucha, aún puntuales y esporádicas, con la intención de no dejar pasar estos ataques a cuentagotas.[6] La inmediata respuesta de la empresa fue una solicitada en el diario local describiendo la situación de PM y amenazando con tomar medidas ya que por culpa de las acciones realizadas por los trabajadores no pudieron cumplir con las obligaciones hacia los clientes.[7] La intención de responsabilizar a los trabajadores y sus medidas de fuerza de la retirada de clientes o de las dificultades de competir en el mercado fue una constante en la historia del conflicto de PM.

En diciembre, PM suspendió a los 1200 trabajadores por 30 días, cerró la planta y llamó a convocatoria de acreedores,[8] lo que dio lugar a las primeras muestras de resistencia. Los trabajadores montaron una carpa afuera de la planta, ocuparon la fábrica y con asambleas y discusiones organizaron una marcha de 5000 personas que terminó en el centro de la ciudad con el apoyo de trabajadores de otras fábricas y talleres, comerciantes, vecinos, partidos políticos de izquierda, el Centro Comercial, Industrial y de la Producción y la CTA Villa Constitución.[9] Al calor del acampe y las movilizaciones se creó la comisión de mujeres de Paraná Metal que cumplió un rol fundamental para el sostén de la lucha.

Las negociaciones entre el sindicato, el gobierno y la patronal se encaminaron hacia la búsqueda de nuevos inversionistas que se encargaran de normalizar el funcionamiento de la planta y modernizar su tecnología para poder competir en el mercado según las necesidades de las terminales pero como prenda de negociación se contemplaban retiros voluntarios y reducción del personal, cuestión que los trabajadores suspendidos no estaban dispuestos a ceder.

Las suspensiones fueron extendidas hasta el 14 de febrero de 2009[10] y se les ofreció a los trabajadores un plan de reactivación de la planta que contemplaba suspensiones con cobro del 70% del salario y congelamiento de la paritaria, propuesta que fue sometida a votación y aceptada por parte de los obreros, y obtuvo el aval del gremio y del Ministerio de Trabajo. De este modo, Cristóbal López, empresario muy cercano al gobierno, se comprometió a tomar posesión de la empresa mediante el grupo Indalo del cual era propietario, con la promesa del pago a los trabajadores y la paulatina reactivación.

Sin embargo, estos acuerdos no fueron respetados. De allí que los trabajadores llevaron adelante un corte de cercana autopista Rosario-Buenos Aires junto a referentes políticos y sindicales[11] en defensa de los puestos de trabajo, lo que llevó a que la patronal garantizara el pago a los suspendidos. Por otra parte, aparecieron nuevos clientes generando un ambiente alentador para los sectores involucrados, en el marco del cual el grupo inversor de Cristóbal López terminó de hacerse cargo de la planta, con la condición de que para el año siguiente se acatara el retiro voluntario del 50% del plantel. Estas condiciones no fueron aceptadas ni por los trabajadores ni por el sindicato[12] y se volvió a poner en marcha el engranaje de organización de esta lucha que ya llevaba más de un año.

Durante los meses que siguieron se desarrollaron asambleas y diferentes medidas de fuerza ya que la nueva patronal se negaba a cumplir los acuerdos y seguía manteniendo los salarios congelados y el esquema de suspensiones. En este marco los trabajadores realizaron un paro de 14 días en mayo y junio de 2010 para exigir el cumplimiento de la paritaria a nivel nacional. González (2013, p. 2) toma a este paro como el punto de inflexión ya que su resultado fue el anuncio de Cristóbal López, en el cual se negaba a llevar adelante el plan de negocios y producción tras perder al principal cliente, la Ford de Brasil, como consecuencia de la medida de fuerza. Esta situación dejaba a PM al borde de la quiebra con la posible pérdida de más de 900 puestos de trabajo.[13] Acordamos con la autora en identificar en ese momento una escalada por parte de la patronal, que si bien venía presionando para imponer sus condiciones, aún no había amenazado con retirarse si no se cumplían de inmediato. Sin embargo, hay un aspecto que no profundiza la investigación y es la respuesta por parte de los trabajadores de PM y la comunidad de Villa Constitución que, como veremos, fue contundente y a la altura del ataque.

El congreso de delegados de la UOM del 10 de agosto votó hacer un paro activo con movilización hasta la plaza del centro,[14] la cual logró convocar a 6000 personas bajo el lema de “Todos somos Paraná Metal”. Los trabajadores continuaban esperando que se consiguiera un nuevo inversionista que realice un salvataje pero en el congreso de delegados del 23 de agosto se resolvió un paro y un corte de la Autopista Rosario -Buenos Aires para el 2 de septiembre. Nadie previó en ese momento que el corte se iba a extender durante 34 días convirtiéndose en una enorme lucha del pueblo de Villa Constitución y la región.

Durante el corte no cesaron las negociaciones pero no se llegaba a ningún acuerdo, ya que la patronal insistía con la reducción del personal y del salario sin ningún tipo de garantías, por lo que el corte se sostuvo durante semanas. Mientras se desarrolló el conflicto el acampe se mantuvo, como desarrollaremos más adelante, con el apoyo de amplios sectores que colaboraban donando alimentos y participando del corte.

El 15 de septiembre, la Central de Trabajadores de la Argentina realizó una jornada nacional de solidaridad que llegó hasta las escuelas y las dependencias estatales. La UOM seccional Villa Constitución también se plegó al paro con movilización hacia el corte.[15] Además de la colaboración por parte de organizaciones sindicales, este conflicto recibió el apoyo y la presencia de un amplio espectro de partidos políticos.[16]

Finalmente, después de semanas de lucha, los trabajadores aceptaron el acuerdo ofrecido por los propietarios de la planta[17] y liberaron la principal arteria del país. Este acuerdo resultaba desfavorable para la mayoría de los trabajadores, pero los dirigentes sindicales lo presentaron como el mejor acuerdo posible dadas las circunstancias y un sector de trabajadores acusó a la cúpula del sindicato de presionarlos para firmar.[18]

La empresa abrió sus puertas con un tercio de la planta en funciones, mientras el resto recibía una capacitación en nuevos oficios, dando por terminado así uno de los conflictos más grandes y con más repercusión de la historia de Villa Constitución. Finalmente en 2015 PM cerró definitivamente sus puertas dejando sin su puesto de trabajo a 180 obreros.[19] Tras cuatro años de cierre total de la planta, en 2019 fue rematada y comprada por una empresa brasileña por 4 millones de dólares.[20]

 

Unidad de los trabajadores

 

La lucha de los trabajadores de PM constituyó un verdadero hecho político durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner y se enmarcó en la crisis internacional de 2008 que impactó en Argentina, aunque de manera desigual, en diferentes ramas productivas (Santarcángelo y Perrone, 2012). Esto permitió que se desarrollara una incipiente identificación y solidaridad entre diferentes conflictos que se daban en el país, además de las acciones que surgieron en Acindar y los talleres aledaños.

En el momento en el que la situación de PM se volvía cada vez más crítica, se desarrollaba un conflicto en la autopartista Mahle[21] en las cercanías de Rosario que contó con una gran resistencia por parte de los trabajadores y sus familias junto a organizaciones sociales, políticas y sindicales. Los despedidos de Mahle participaron de las actividades que se organizaban en Villa Constitución, pero el apoyo más contundente se recibió cuando el conflicto escaló definitivamente participando con delegaciones del corte que duró semanas en 2010.

Si bien la solidaridad y el apoyo de trabajadores y trabajadoras se desarrolló durante todo el período que estudiamos, tomó especial relevancia cuando los despedidos decidieron realizar un corte total de la principal arteria de la región, la autopista Rosario-Buenos Aires. Desde el primer día llegaron delegaciones obreras de diferentes puntos del país que ya venían realizando acciones de solidaridad en sus respectivas fábricas y ciudades. Participaron, además de la delegación de Mahle, la reciente Comisión Interna de Kraft Foods, que venía de luchar contra la burocracia sindical de la alimentación, ceramistas de la fábrica recuperada en Neuquén, Zanon,[22] trabajadores del Astillero Río Santiago[23] que llevaban en su historia la resistencia a las políticas privatizadoras de los 90, entre otros.

Estas delegaciones no sólo colaboraron con el fondo de lucha, sino que su principal aporte consistió en socializar las experiencias y lecciones de lucha que traían acumuladas participando de las asambleas y actividades propuestas. Los obreros de Siderar también se hicieron presentes durante las marchas y particularmente en el corte, donde aportaron alimentos. Algunos de sus delegados también participaban de las asambleas y llevaban al interior de su fábrica las resoluciones tomadas.[24]

Los y las docentes de la ciudad fueron una pieza importante del engranaje, algunos se encargaban de difundir en sus escuelas el conflicto y además intervinieron organizados en su sindicato en las movilizaciones.[25] Estas iniciativas respondían al hecho de que los alumnos y alumnas de esos docentes vivían en carne propia la pelea de sus padres y familias por la recuperación de los puestos de trabajo y a la situación de muchas maestras y profesoras cuyos maridos también se encontraban en lucha.[26]

Todas estas muestras de apoyo llevadas adelante por trabajadores y trabajadoras de distintas ramas productivas y servicios fueron fundamentales para el desarrollo del conflicto, pero es importante prestar especial atención a lo sucedido en la fábrica aledaña y motor de la ciudad, Acindar.

Los trabajadores de Acindar formaron parte del conflicto desde que comenzaron los primeros ataques a fines del 2008. Ese mismo año había sucedido en su propia planta la muerte de dos jóvenes metalúrgicos mientras se encontraban realizando tareas en sus puestos,[27] dejando al desnudo la precarización laboral y la falta de condiciones de seguridad al interior de la producción. Esto llevó a numerosas movilizaciones y acciones por parte de los trabajadores que comenzaron a organizarse para exigir justicia por los compañeros y condiciones de trabajo seguras con mecanismos que las garanticen. Esta situación generó, por un lado, experiencia de lucha y toma de conciencia de un sector de los trabajadores de Acindar pero, a su vez, permitió un primer acercamiento cuando los obreros de Paraná Metal se sumaron a esas movilizaciones.[28]

La solidaridad se sintió desde el inicio, un grupo de delegados participó de las primeras asambleas en la carpa y en los sectores dentro de la fábrica reinaba la incertidumbre y la preocupación.

 

Nosotros como trabajadores íbamos ahí a escuchar a ver qué era lo que estaba pasando porque entre todos teníamos la conciencia de que lo que les estaba pasando a ellos nos podía pasar a nosotros, era una época de crisis y de alguna manera nos podía golpear, solo nos separaba un tejido.[29]

 

En los sectores se escuchaba todos los días: ¿quién de nosotros no tiene un familiar, un amigo, un vecino que sea laburante de Paraná Metal? Eran 1200 puestos de trabajo, una barbaridad para Villa Constitución.[30]

 

La labor de los delegados de base fue haciendo mella y empalmando con una sensibilidad existente en los trabajadores que veían como la patronal intentaba negociar con la Comisión Interna y la dirección de la UOM[31] para que esa efervescencia no pase las puertas de la fábrica. Con la escalada del conflicto y ante el planteo de realizar asambleas en común y acciones en solidaridad con PM, la Comisión Interna acordó con la patronal realizar una colecta en alimentos y dinero y que la misma empresa se comprometía a doblar lo recaudado. En la portería se recaudó la extraordinaria suma de $100.000 que con el aporte de la patronal se convirtieron en $200.000.[32] Esta acción no fue una expresión de solidaridad por parte de Acindar, era una muestra de lo que pasaba por abajo en la planta y lo que necesitaban contener para que no se sume el eslabón que faltaba para que el conflicto de PM tome aún mayor dimensión y relevancia.

La política de la Comisión Interna y de la conducción de la UOM tendía a mantener la división por empresa desarrollando sólo las muestras de solidaridad más pasivas cuando el ánimo dentro de algunos sectores de Acindar indicaba que estaban las condiciones dadas para ir más allá. Sin embargo, algunos trabajadores comenzaron a hacer esa experiencia con las conducciones y participaron de las asambleas de base en los sectores, que además de plegarse a la jornada de movilización nacional del 18 de agosto de 2010, lograron arrancar un paro de la seccional surgido desde las entrañas de Acindar para el día 15 de septiembre, durante el corte de autopista.

 

Durante el conflicto la voz clara de la conducción sindical era ‘no traslademos el conflicto dentro de Acindar’ y recorrían todos los sectores diciendo esto, que era lo mismo hacer paro y que nos descuenten que hacer colecta de plata para mandarles. Nosotros sabíamos que no era lo mismo que demostrar la fuerza en número y parando la producción, sabíamos la conciencia y el impacto que podía generar.[33]

 

Este paro fue impuesto desde las bases también como resultado del trabajo sistemático que venían realizando algunos de los delegados desde que comenzó el conflicto.[34] Se basaron en las sensibilidades existentes, generando instancias de discusión y decisión donde se desarrollaban las posiciones que se desoían en los ámbitos más cerrados de congresos de delegados.

El 15 de septiembre la planta se paró por completo, pero eso no se tradujo en asistencia masiva de trabajadores a la acción en la autopista, ya que no sólo no se garantizaron los transportes acordados con la directiva para participar, sino que existieron maniobras de boicot para que esa enorme conquista del paro no se transforme en decenas de obreros de Acindar en la calle junto a PM.[35] Sin embargo, constituyó una experiencia que permitió demostrar la enorme solidaridad de los trabajadores que no se veían afectados directamente por el conflicto y, en cierta medida, que las bases avancen en su conciencia sobre la necesidad de unificar las luchas y la fuerza que puede cobrar si las direcciones sindicales no formarán parte del sistema de desmovilización y división de las filas obreras.

 

Con las mujeres al frente

 

La situación de incertidumbre y la amenaza de despidos de los trabajadores no sólo afectó a quienes directamente podían perder su fuente de trabajo sino también a las familias que se encontraban detrás de cada obrero. Para analizar este conflicto no pensamos a los trabajadores de forma aislada, sino que contemplamos a la familia obrera de conjunto. Bajo el sistema capitalista, las mujeres, en su mayoría, son quienes alimentan y educan a los niños, cuidan de los ancianos, realizan las tareas domésticas, es decir, reproducen la fuerza de trabajo.

Por este motivo, si bien el rol que cumplió la comisión de mujeres durante el conflicto se encuentra desarrollado en el presente trabajo como una de las muestras de apoyo, es necesario aclarar que consideramos su accionar como integrantes y parte activa en el conflicto y no como un mero apoyo externo, revistiendo características cualitativamente diferentes al resto de los ejemplos estudiados. El apoyo de las esposas, madres, hermanas e hijas fue fundamental para que este conflicto se prolongue en el tiempo sin quebrarse por hambre, pero también permitió que ellas desarrollen su propia experiencia como protagonistas de la lucha.

Las mujeres de PM fueron las primeras en darse cuenta de que ésta era una pelea que los trabajadores no podían dar en soledad y comenzaron a organizarse para sostener la lucha. En una carta leída al finalizar la primera marcha en diciembre de 2008, las mujeres organizadas expresaron:

 

muchas de nosotras, día a día y codo a codo colaboramos con nuestros esposos, porque el sueldo metalúrgico, que para los dueños de PM es tan alto, no alcanza, y como trabajadoras conocemos nuestros derechos ¡los de ustedes, los nuestros! Por eso estamos aquí, porque esta lucha es nuestra lucha, la de nuestros hijos y todos” (Luzuriaga, 2009, p. 32).

 

Estas mujeres tuvieron que enfrentarse al conservadurismo y machismo de sus esposos, padres y hermanos[36] y abrirse camino en un mundo obrero masculino para formar parte de esta lucha que también era suya. La mayoría de ellas pasaron, por obra de la necesidad, de ser trabajadoras del hogar no remuneradas a estar al frente de la pelea por la subsistencia de sus familias. Una de las protagonistas relató:

 

a mí el conflicto me cambió la cabeza, yo era una ama de casa que se dedicaba a sus hijos, a llevarlos a la escuela, a cuidarlos y me encontré en la obligación de salir a la calle, con otras mujeres que también estaban en mi misma situación y formamos un grupo. El mismo conflicto y juntarnos con otras mujeres en lucha afuera de Villa nos fue mostrando el camino sobre qué hacer, al principio no sabíamos ni lo que era un fondo de lucha y al final nos convertimos en el baluarte para que [los trabajadores] no se rindan.[37]

 

En este sentido, Saso (2018) plantea una situación asimilable a la experiencia de las mujeres de PM. Las trabajadoras textiles de Confecciones Patagónicas, precarizadas y no reconocidas por el sindicato, dieron en los ´90 una pelea por constituirse en sujetos de la lucha por sus puestos de trabajo. Éstas lucharon oscilando entre una doble mirada que por un lado las ubicaba en el lugar tradicional de mujeres, madres, esposas, cuidadoras pero por otro, existía ese impulso por romper con la posición de víctimas pasivas para tomar el escenario que les correspondía tanto en la fábrica como en la calle. La autora plantea esta lucha como un proceso que no solo marcó el reclamo por lo que les correspondía sino que se constituyó en una forma de “empoderamiento”.

Una de las primeras medidas que tomaron las mujeres organizadas de PM fue hacer una colecta de alimentos,[38] con el fin de sostener la carpa que fue instalada en diciembre de 2008 para evitar que se vaciara la empresa. Allí se reunían cada noche las familias para recibir su plato de comida y hasta pasaron la navidad y el fin de 2008 en ella.[39]

Para comenzar a generar lazos de la comunidad con la lucha, recibieron el año organizando un festival con la presencia de numerosos artistas de la ciudad,[40] lo que les permitió juntar alimentos, además de tomar nota del nivel de apoyo que había adquirido el conflicto. Esto dio lugar a que la Comisión de Mujeres[41] termine de tomar forma y que desde ese momento se convierta en un actor fundamental para el desarrollo del conflicto, participando también como interlocutoras válidas y voces de autoridad en las asambleas de los trabajadores.[42]

Como desarrolla incipientemente Crivaro (2018, p. 32), la existencia de una comisión de mujeres que se conforma al calor de las luchas obreras no es una novedad en la ciudad de Villa Constitución, la experiencia de los Villazos y el rol clave que jugaron las mujeres en ese proceso pervivió a través de las generaciones y nutrió, en cierta medida, a las protagonistas de la lucha de PM. Algunas de ellas traían consigo y compartían con las más nuevas lo vivido en otros momentos de la historia obrera de la ciudad:

 

había compañeras que sus padres habían participado del conflicto de Acindar en el 91, otras que sus madres o sus abuelas les contaban cómo se organizaban en el villazo, yo misma vi siempre a mi vieja y a mi viejo luchando a la par. Éramos muy nuevas en esto de la lucha y así fuimos aprendiendo.[43]

 

Es interesante la relación que hacen las protagonistas de la Comisión de Mujeres con la experiencia de las mujeres del Villazo, que también jugaron un rol muy importante en el conflicto en 1974 y 1975, cambiando sus vidas y “aprendiendo” de la experiencia de lucha. En una entrevista publicada en 1997, la esposa de un trabajador de Acindar, miembro de la Comisión de Mujeres de 1974, señala también que “acá no estábamos acostumbrados a una cosa así, nosotras éramos mujeres de hogar, de cuidar chicos. Nosotras no sabíamos nada de nada, pero era tanta la desesperación que uno apoyaba para que se saliera adelante”.[44]

La necesidad de extender las redes de solidaridad y alcanzar la nacionalización del conflicto, llevó a las mujeres del comité a participar de acciones con otros trabajadores, a reunirse con funcionarios en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires[45] y con diferentes organizaciones políticas y sociales en Rosario.[46]

Aún en los períodos en que la planta se reactivó, funcionando con suspensiones rotativas, la situación continuaba siendo dura para estas familias. “Cuando [los trabajadores] llegan a nuestras casas el panorama es desalentador. Todos los días nos llegan cartas documentos, llamadas de las instituciones bancarias, cortes de servicios, embargos y desalojos en algunos casos”.[47]

Las mujeres se mantuvieron organizadas mientras duró el conflicto y, cuando Cristóbal López tomó posesión de la empresa queriendo despedir a más de la mitad de la planta, ellas tomaron medidas más contundentes para defenderse: hicieron una gran convocatoria de asamblea de mujeres abierta a toda la comunidad donde discutieron de qué manera se podían extender las redes de solidaridad en otros sectores y nacionalizar el conflicto para lograr mayor repercusión.[48] Esta fuerza les permitió encarar el corte de la autopista durante 34 días junto a sus familias,[49] sosteniendo las ollas populares, realizando actividades para los niños y recibiendo a las delegaciones de todo el país que llegaban a solidarizarse. No cabe duda que la intervención de estas mujeres en el conflicto fue una de las claves para que se sostenga en el tiempo y logre la visibilidad y la solidaridad que se puede ver a lo largo de estas páginas.

 

Obreros y estudiantes, unidos y adelante

 

El conflicto de Paraná Metal logró contagiar de espíritu combativo a los estudiantes de los terciarios y universidades de Villa Constitución y la región que participaron en los diferentes momentos de la pelea que dieron estos obreros y llevaron el conflicto al interior de las instituciones educativas en las que transitaban sus días y su militancia.

A través de asambleas, comunicados,[50] difusión dentro y fuera de los lugares de estudio se organizaron delegaciones de estudiantes dispuestos a sostener la pelea materialmente y a moralizar a los trabajadores que peleaban por sus puestos. “Apenas empecé, lo formamos nosotros al centro de estudiantes porque no había, y una de las cosas más importantes que nos ayudó a formarlo fue justamente el conflicto de Paraná Metal. Eso nos dio una forma y una identidad”.[51]

Como muestran las expresiones de solidaridad que se desarrollaron, un conflicto de tal magnitud no le fue ajeno a la juventud de la región. El compromiso de los estudiantes partía de las ciudades obreras que habitaban:

 

nosotros en un principio notamos que la composición de los cortes, las marchas y la gente que estaba siendo despedida eran muchísimos jóvenes y también muchos tenían familiares o amigos que cursaban en la escuela de arte. Acá los terciarios se componen de gente que cursa y que además trabaja en la fábrica, o Siderar o Acindar, o en los talleres y muchas veces se les complica. La viven en carne propia, muchas veces son el sostén de una familia.[52]

 

Una sensibilidad existente que los estudiantes supieron desarrollar mediante la organización y la participación activa en las actividades de los despedidos. Participaban de las marchas, juntaban alimentos, hacían intervenciones artísticas y lograron coordinar entre diferentes terciarios,[53] entre los que se encontraban el Centro de Estudiantes del Instituto Superior del Profesorado Nº 3, el Centro de Estudiantes de Cine y Televisión de Rosario, el de la Escuela de Arte de San Nicolás y del Normal 1 de Rosario, para hacer un festival que aporte al fondo de lucha en febrero de 2010.[54] Convocadas por los estudiantes, también participaron Elia Espen, Madre de Plaza de Mayo y Victoria Moyano Artigas, nieta restituida.

Este conflicto tomó notoriedad a nivel nacional y con ello despertó solidaridad en estudiantes de otras ciudades, no sólo asambleas en las universidades de Rosario en las cuales participaban los obreros contando su lucha[55] sino también declaraciones y boletines de centros de estudiantes de las facultades de la UBA demostrando como una lucha de este tipo puede despertar un apoyo activo aún a la distancia.

 

En la Asamblea propusimos algunas medidas concretas de solidaridad con los trabajadores de Paraná Metal. Ya comenzamos a impulsar la campaña: “Un estudiante, 2 pesos” para que esta lucha no se quiebre por hambre. También se resolvió que la FUBA garantice micros para que una delegación de compañeros pueda viajar al corte de ruta a llevar nuestra solidaridad.[56]

 

Todos somos Paraná Metal 

 

El apoyo activo a la lucha de los trabajadores vino desde sectores muy disímiles entre sí. El de PM fue un conflicto que logró despertar la sensibilidad de una parte importante de la población de Villa Constitución desde que comenzó hasta que finalizó con cientos de trabajadores en la calle.

Como desarrollamos mas arriba, la Comisión de Mujeres apeló a la solidaridad de los comerciantes villenses para realizar colectas que garantizaran el sustento de sus familias mientras durara el conflicto. La respuesta de los comerciantes fue inmediata, no solo por lo que implica que Villa Constitución fuera una ciudad obrera y por lo tanto, que existiera un gran porcentaje de trabajadores fabriles dentro de las familias o las amistades, sino también porque la falta de puestos laborales para 1200 familias implicaba un golpe muy duro para la dinámica de la economía local.[57] Además de la donación de alimentos y productos,[58] ante cada marcha o movilización, los comerciantes adherían bajando sus persianas[59] y saliendo a la calle.[60]

Algunas vecinales utilizaron los salones comunes para recolectar alimentos que llevaban al acampe. Junto a los trabajadores que vivían en el barrio, los vecinos salían a recorrer y comentar casa por casa cuál era la situación de los despedidos.[61] Por su parte, el coro estable municipal “Ernesto Roldán” realizó un encuentro coral solidario en el predio de la UOM para recolectar alimentos.[62]

El fútbol local tampoco quedó afuera de estas acciones solidarias ya que constituía el ámbito común de muchos trabajadores. La Liga Regional del Sud suspendió toda su programación deportiva y deliberó formas de aportar a la lucha mientras que las categorías menores de algunos clubes salieron a la cancha con banderas de apoyo.[63]

Estos ejemplos constituyen muestras de cómo un conflicto que se inicia en un establecimiento puede convertirse en un conflicto de toda la población. Como planteamos anteriormente, en una comunidad obrera, lo que sucede al interior de las fábricas se relaciona de forma muy directa con la vida cotidiana de las y los trabajadores. El concepto tal cual lo desarrollan Prospitti y Videla (2012, p. 33) permite también, según los autores, pensar las continuidades entre diferentes procesos (en este caso, de lucha obrera) en diferentes momentos históricos, alejándonos así de una concepción “desgajada” de la Historia en la que parece no haber relación alguna entre los acontecimientos. En el caso de Villa Constitución, como surge de algunos testimonios, la tradición combativa heredada de la experiencia de los Villazos, pervive en forma de memoria colectiva en quienes protagonizaron el conflicto de Paraná Metal. Esta tradición se refleja tanto en el rol jugado por las mujeres como así también en la solidaridad de otros sectores de trabajadores y en el apoyo activo de otros actores como el movimiento estudiantil o la comunidad en general.

 

Consideraciones finales

 

A través del desarrollo de la presente investigación abordamos uno de los conflictos más importantes que podemos encontrar en la historia de la ciudad de Villa Constitución y su movimiento obrero. Fue un proceso complejo, que se inscribe en una larga tradición combativa que tiene a los trabajadores villenses como protagonistas hace décadas y que forma parte de la identidad colectiva de la ciudad.

Tras el análisis de las fuentes escogidas pudimos dar cuenta de una de las aristas menos investigada pero fundamental para comprender el desarrollo y el desenlace de este proceso, constituida por las diversas muestras de apoyo activo que recibieron los despedidos de Paraná Metal por parte de trabajadores y de otros sectores de la comunidad. Nos introdujimos en las prácticas particulares de cada uno de los sectores sociales estudiados, rastreando los motivos que los llevaron a formar parte activa de la lucha de los despedidos por sus puestos de trabajo.

A lo largo de estas páginas pudimos detectar que las muestras de apoyo por parte de la comunidad encontraron su máxima expresión en septiembre de 2010 cuando, tras semanas de incertidumbre, se cortó la autopista Rosario-Buenos Aires por 34 días, tomando nuevas formas y dimensiones para estar a la altura de la pelea que estaban librando cientos de familias obreras en la ciudad. El conflicto tomó carácter nacional, no sólo por la obstrucción sostenida de una de las principales arterias económicas del país, sino por las extendidas y masivas demostraciones de adhesión y solidaridad dentro y fuera de la región analizada.

Lo anterior no podría entenderse profundamente sin tener en cuenta las características particulares que reviste Villa Constitución en términos de comunidad obrera. La vida en las fábricas y su cotidianidad atraviesan la dinámica de la ciudad, los barrios, las calles, las escuelas y los hogares. Además, como señalamos, pensar a Villa Constitución como comunidad obrera nos permite, al mismo tiempo, ligar entre sí las diferentes experiencias de lucha obrera que se fueron dando a lo largo de la historia, y ver cuáles son las continuidades que se expresan en el conflicto de Paraná Metal.

Aunque resulta más lógico pensar en la solidaridad inmediata por parte de otros obreros propiamente dichos ante la identificación directa con la situación de incertidumbre y posterior pérdida de trabajo -que efectivamente sucedió-, cuesta más pensar los motivos por los cuales sectores más heterogéneos como estudiantes o comerciantes sumaron su apoyo a los trabajadores en lucha. Sin embargo, como surge del análisis de las fuentes, en ciudades como la de nuestro caso -configuradas alrededor de grandes fábricas- se vuelve más difusa la línea de distinción entre trabajadores y otros sectores de composición más compleja, lo cual posibilita la identificación genuina con la causa obrera y la existencia de lazos de solidaridad que se desarrollan fuera del establecimiento fabril. En el caso de Paraná Metal, esa identificación y las consecuentes acciones solidarias fueron factores importantes que permitieron que el conflicto se sostuviera y se constituyera en una nueva experiencia para la clase obrera local, a pesar de no triunfar.

 

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Fuentes

 

Luzuriaga, J. (2009). Si una mujer avanza ningún hombre retrocede. Mujeres metalúrgicas al sur de Santa Fe. Mujeres Rev(b)eladas. Rosario: Gobierno de Santa Fe.

El Sur, Villa Constitución, de enero de 2008 a diciembre de 2010.

El Norte, San Nicolás de los Arroyos, de febrero de 2009 a diciembre de 2010.

La Capital, Rosario, de julio de 2010 a noviembre de 2010.

Entrevista a estudiante de la Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, miembro de la conducción del Centro de Estudiantes durante gran parte del conflicto, realizada por Magali Rivera el 14/11/2019 en la ciudad de San Nicolás.

Entrevista a delegado de base de Acindar durante el conflicto, realizada por Magali Rivera el 20/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

Entrevista a integrante de la Comisión de Mujeres en Lucha y esposa de un despedido de PM, realizada por Magali Rivera el 7/12/2019 en la ciudad de Villa Constitución. 

Entrevista a esposa de un trabajador de Acindar que participó del Villazo, miembro de la comisión de mujeres, en Lucha de clases, N° 1, 1997, p. 280.

Volante de invitación al “Festival en defensa de los puestos de trabajo de Paraná Metal” firmado por los Centros de Estudiantes del ISPEL 3, Escuela de Arte N° 501 de San Nicolás, el Terciario de Cine y Televisión de Rosario y el Normal 1 de Rosario.

Boletín Especial de septiembre de 2010 de la agrupación estudiantil EnClave Roja Nacional.

 

 

Recibido: 10/05/2020

Evaluado: 10/06/2020

Versión Final: 22/06/2020

 



(*) Profesora de Educación Secundaria en Historia (Instituto Superior del Profesorado Nº 3). E-mail: magarivera13@gmail.com ORCID: http://orcid.org/0000-0002-5566-511X

[1] El presente artículo es un reelaboración del trabajo final presentado al Seminario de Historia Regional de la carrera de Historia del ISP Nº 3. Agradezco los comentarios recibido en su oportunidad.

[2] De aquí en adelante abreviaremos como PM.

[3] Acindar en Villa Constitución y Somisa en San Nicolás de los Arroyos

[4] Volkswagen, Ford, Toyota, Peugeot-Citroën, General Motors, Renault, Fiat, Mercedes Benz e Iveco.

[5] El Sur, Villa Constitución, 14/03/2008, p. 4.

[6] En septiembre se llevaron adelante las elecciones para la conducción de la UOM Villa Constitución donde se enfrentaron las listas de Paulón y Piccinini, arrasando este último con más del 61% de los votos. En la lista se encontraban también Juan Actis y Leandro Del Greco, quien formaba parte del plantel de Paraná Metal.

[7] El Sur, Villa Constitución, 09/05/2008, p. 15.

[8] La Capital, Rosario, 08/08/2010, p. 23.

[9] El Sur, Villa Constitución, 23/12/2008, pp. 1 y 6.

[10] “Comunicamos prórroga suspensión término 30 días desde 15/01/2009 hasta 14/02/2009 por fuerza mayor ante crisis sector autopartista de público y notorio conocimiento que imposibilita reapertura actividades”. Reproducción del telegrama recibido por los trabajadores. El Sur, Villa Constitución, 20/01/2009, p. 4.

[11] CTA local y nacional con Victorio Paulón, Amsafe, ATE, Sindicato Independiente de Trabajadores Municipales, el MTL, la CCC, MST, PTS, trabajadores de Mahle, delegados de Acindar, Tenaris y talleres metalúrgicos. El Sur, Villa Constitución, 15/09/2009, p. 6.

[12] “Tenemos entendido que la empresa va a decir que con esta cantidad de gente no puede seguir trabajando (...) A ello respondemos que la alternativa es aumentar la producción y encontrar nuevos clientes”. Leonardo del Greco, miembro de la Comisión Directiva de la UOM. El Sur, Villa Constitución, 12/02/2010, p. 7.

[13] El Norte, San Nicolás, 05/08/2010, p. 17.

[14] El Norte, San Nicolás, 11/08/2010, p. 15.

[15] El Norte, San Nicolás, 14/09/2010, p. 8.

[16] Estuvieron presentes el intendente Vaquié, el senador provincial Aquino, los concejales Giacomino, Alegre, Moreyra y Medicina. También participaron el PTS, el PCR, el Partido Obrero y Democracia Obrera. El Sur, Villa Constitución, 03/09/2010.

[17] “Mantener un tercio de la planta de obreros con sueldo normal, ingresando los otros 600 en un sistema de suspensiones rotativas, recibiendo del gobierno nacional unos 2000 pesos a cambio de ser parte de un proceso de capacitación para una futura reinserción en otra empresa”. El Norte, San Nicolás, 03/10/2010, p. 30.

[18] El Sur, Villa Constitución, 12/11/2010, p. 4.

[19] El Sur, Villa Constitución, 27/08/2015, p. 6.

[20] El Sur, Villa Constitución, 15/10/2019, p. 6.

[21] En abril 2009 los propietarios de la firma autopartista anunciaron la clausura de sus actividades en Rosario dejando en la calle a sus 500 trabajadores, quienes ese mismo día tomaron la planta en señal de protesta. Esta lucha tomó relevancia nacional con manifestaciones, reuniones con funcionarios, instalación de carpas y demás medidas de protesta como unificar su lucha con otros conflictos que se daban simultáneamente como el de Paraná Metal.

[22] Entrevista a delegado de base de Acindar durante el conflicto, realizada por Magali Rivera el 20/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[23] El Norte, San Nicolás, 16/09/2010, p. 16.

[24] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[25] El Sur, Villa Constitución, 13/08/2010, p. 3.

[26] “Expresamos nuestra solidaridad con los compañeros de Paraná Metal. Además, los maestros en las escuelas ya están sintiendo esta situación a través de la angustia, de la preocupación por nuestros chicos y de nuestras compañeras ya que muchas tienen sus esposos en Paraná Metal y otros tenemos familiares”. Declaraciones de Susana Ludmer, Secretaria General de AMSAFE Constitución. El Sur, Villa Constitución, 13/08/2010, p. 3.

[27] El 5 de febrero de 2008 se produjo una explosión en Acindar mientras se hacían reparaciones en los hornos. Nicolás Correa, de 22 años, y Alfredo Dianda, de 23, que realizaban sus labores como parte de la contratista Serscay, fueron gravemente heridos y fallecieron días después. Se llevó adelante un paro de 24 hs. y enormes movilizaciones populares que obligaron a discutir con la patronal, el gobierno y la conducción sindical las medidas de seguridad y la responsabilidad empresarial.

[28] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[29] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[30] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[31] La Comisión Interna de Acindar estaba conformada por la lista Celeste y Blanca, oposición de la conducción de la UOM, detentada por la Lista Roja de Piccinini y Actis.

[32] El Norte, San Nicolás, 07/09/2010, p. 18.

[33] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[34] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[35] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[36] Entrevista grupal a delegado de base de Acindar durante el conflicto y despedido en 2015 y a trabajador de Acindar realizada por Magali Rivera el 27/11/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[37] Entrevista a integrante de la Comisión de Mujeres en Lucha y esposa de un despedido de Paraná Metal, realizada por Magali Rivera el 7/12/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[38] El Sur, Villa Constitución, 26/12/2008, p. 6.

[39] El Sur, Villa Constitución, 23/12/2008, p. 6.

[40] El Sur, Villa Constitución, 02/01/1009, p. 8.

[41] “¡Sí se puede! Si una mujer avanza ningún hombre retrocede, fue el canto que nos unió contra las suspensiones y la rebaja salarial. Las esposas, las hermanas, las madres de los trabajadores de Paraná Metal, las mujeres de Villa Constitución, muchas de ellas son trabajadoras y están dispuestas a pelear junto a los trabajadores. La agrupación de mujeres de Pan y Rosas se solidariza con el Comité de Mujeres en Lucha de Paraná Metal brindando su total apoyo”. El Sur, Villa Constitución, 09/01/2009, p. 6.

[42] Entrevista a integrante de la Comisión de Mujeres en Lucha y esposa de un despedido de Paraná Metal, realizada por Magali Rivera el 7/12/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[43] Entrevista a integrante de la Comisión de Mujeres en Lucha y esposa de un despedido de Paraná Metal, realizada por Magali Rivera el 7/12/2019 en la ciudad de Villa Constitución.

[44] Entrevista a esposa de un trabajador de Acindar que participó del Villazo, miembro de la comisión de mujeres, en Lucha de clases, N° 1, 1997, p. 280.

[45] Habían concertado una cita con la Presidenta Cristina Fernández pero fueron recibidas por el Secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli, quien pidió paciencia y tranquilidad. El Sur, Villa Constitución, 20/01/2009.

[46] El Sur, Villa Constitución, 12/01/2009, p. 6.

[47] Declaraciones de Sandra Pasquini, vocera de la Comisión de Mujeres en Lucha. El Sur, Villa Constitución, 31/07/2009, p. 8.

[48] El Sur, Villa Constitución, 12/01/2010, p. 8.

[49] El Sur, Villa Constitución, 31/08/2010, p. 7.

[50] “El Centro de Estudiantes del Instituto Superior del Profesorado N°3 ‘Eduardo Laferriere’ de nuestra ciudad se solidarizó con la situación que están sufriendo los trabajadores de Paraná Metal, mediante un comunicado de prensa en el que brindan todo el apoyo en su lucha, como lo hemos venido haciendo desde que se inició el conflicto, e invitamos a todos los estudiantes y docentes a apoyarlos hasta que triunfen los trabajadores. Frente a los ataques que sufren los trabajadores, los estudiantes creemos que es necesario acompañarlos en su lucha para que la crisis la paguen los grandes capitalistas y no los trabajadores, con mayor explotación, despidos y rebajas salariales.” El Sur, Villa Constitución, 21/07/2009, p. 5.

[51] Entrevista a estudiante de la Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, miembro de la conducción del Centro de Estudiantes durante gran parte del conflicto, realizada por Magali Rivera el 14/11/2019 en la ciudad de San Nicolás.

[52] Entrevista a estudiante de la Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, miembro de la conducción del Centro de Estudiantes durante gran parte del conflicto, realizada por Magali Rivera el 14/11/2019 en la ciudad de San Nicolás.

[53] El Sur, Villa Constitución, 19/02/2010, p. 13.

[54] Volante de invitación al “Festival en defensa de los puestos de trabajo de Paraná Metal” firmado por los Centros de Estudiantes del ISPEL 3, Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, el Terciario de Cine y Televisión de Rosario y el Normal 1 de Rosario.

[55] Entrevista a estudiante de la Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, miembro de la conducción del Centro de Estudiantes durante gran parte del conflicto, realizada por Magali Rivera el 14/11/2019 en la ciudad de San Nicolás.

[56] Juan Oribe, Vicepresidente del Centro de Estudiantes de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. “Obreros y estudiantes, unidos y adelante”, en www.pts.org. Fecha de publicación: 16/09/2010. Fecha de consulta: 14/11/2019.

[57] “La masa salarial de los metalúrgicos era la rueda maestra que imprimía dinámica a la economía local, por lo cual, cuando se veían afectados sus intereses, ello también repercutía en el conjunto de la población” (Prospitti y Videla, 2012, p. 49).

[58] El Norte, San Nicolás, 26/08/2010, p 16.

[59] “No creo haber participado de otra marcha hasta ese momento tan grande y ver cómo pasábamos y en los negocios salían a apoyarlos, la gente desde sus casas salía a bancar a los trabajadores”. Entrevista a estudiante de la Escuela de Arte N°501 de San Nicolás, miembro de la conducción del Centro de Estudiantes durante gran parte del conflicto, realizada por Magali Rivera el 14/11/2019 en la ciudad de San Nicolás.

[60] El Sur, Villa Constitución, 23/12/2008, p. 3.

[61] El Sur, Villa Constitución, 13/01/2009, p. 5.

[62] El Norte, San Nicolás, 23/09/2010, p. 18.

[63] El Norte, San Nicolás, 07/09/2010, p. 21.