El movimiento estudiantil universitario santafesino en la segunda mitad de los ´60. El ´68 en Santa Fe

 

Nélida A. F. Diburzi(*)

 

Introducción

 

En este artículo nos proponemos reconstruir, básicamente a través de información obtenida en archivos periodísticos, tres momentos de conflictividad en los cuales el estudiantado universitario santafesino evidencia un alto grado de movilización. Nos interesa observar cómo junto a demandas de neto corte reivindicativo aparecen, en el plano discursivo (en el pasado y desde el presente a través de entrevistas a personas que fueron estudiantes en aquella época), sus posiciones respecto a situaciones nacionales e internacionales y el modo en que se van definiendo sus representaciones en torno a lo que consideran socialmente justo y por lo cual asumen el compromiso con la acción.

Este trabajo forma parte de una investigación más amplia que pretende indagar las posibles relaciones entre accionar estudiantil, construcción de un imaginario social radical, justificación del uso de la violencia y pasajes desde la militancia estudiantil hacia otras modalidades de militancia, entre ellas la participación en las organizaciones político-militares.

El análisis de la acción colectiva, las alianzas que se van configurando, la visualización del o de los oponentes y las formas del control social, en la particular coyuntura de clausura del espacio político democrático en Argentina y del protagonismo del estudiantado como actor social a escala planetaria, forman parte de esta indagación.

Los momentos conflictivos durante 1968, en los que se centrará nuestra reflexión, se produjeron a principio de año en torno al cierre del comedor universitario; hacia mediados de 1968 con motivo de la conmemoración del cincuentenario de la Reforma Universitaria y en septiembre, mes en el que se cumplió el segundo aniversario del fallecimiento de Santiago Pampillón.

 

El cierre del Comedor Universitario

 

El Movimiento Ateneísta, agrupación con fuerte presencia en las facultades de la Universidad Nacional del Litoral (UNL), en particular en la Facultad de Ingeniería Química (FIQ) y en el Instituto del Profesorado Básico (IPB), conjuntamente con la Agrupación Resistencia Estudiantil responden a un comunicado del Rectorado en el cual se considera “irrisorio” el precio por comida. En la respuesta[1] se observa un fuerte tono crítico a diversas cuestiones universitarias y no sólo al precio del ticket del comedor el que entienden debe ajustarse a lo que consideran un servicio social; cuestionan los gastos en nuevas oficinas en Rosario[2] y al aumento de la burocracia; requieren drásticas medidas económicas para no poner en peligro los fines esenciales de la Universidad: la docencia y la investigación, que, dicen también críticamente, carecen de planificación y obedecen a caprichos o intereses personales. Disponen el boicot al comedor, asambleas, concentraciones y difusión de comunicados. Se confronta con el Rectorado que ha dispuesto un “arbitrario cierre del comedor”, también porque el Rector Cantini "…pretende indilgarnos el mote de privilegiados cuando el pueblo sabe que los únicos privilegiados son los hijos de la oligarquía parasitaria…que pueblan las aristocráticas universidades privadas…"[3].

En el comunicado del Movimiento Ateneísta y la Agrupación Resistencia Estudiantil en el cual se menciona la asamblea que decide levantar el boicot y declarar el estado de resistencia y lucha, se menciona como parte de lo dispuesto "enviar telegrama al presidente de la Nación solicitando que no se envíen observadores a Vietnam y en cambio destinar fondos al subsidio del comedor universitario".

Si bien se informa que el comedor reabre sus puertas sin incidentes, El Litoral, el 13 de febrero titula: "Fue alterada ayer la tranquilidad en la zona del centro". Según la información un grupo arrojó petardos y panfletos en calle San Martín y Mendoza (ciudad de Santa Fe), intervino la policía y detuvo a estudiantes; se allanó una finca secuestrándose "material de propaganda comunista". Otra información[4] da cuenta del procedimiento llevado a cabo por la Sección Información General de la Policía en una vivienda residencia estudiantil, en el cual se secuestra un aparato receptor; agrega el título: "Discursos emitidos en Cuba se recibían con el mismo". Este procedimiento, según la noticia periodística, estaba vinculado a la detención de estudiantes calificados como comunistas en el radio céntrico.

En respuesta, se lleva a cabo una nueva manifestación, en Bv. Pellegrini y Rivadavia, en la que la protesta por la campaña represiva se expresa por medio de quema de cubiertas, petardos y panfletos. En un comunicado, Intercentros denuncia esta campaña para "acallar la justa protesta de los estudiantes contra las arbitrariedades de las autoridades universitarias" y los allanamientos y detenciones[5].

La protesta, entendida como acción pública contenciosa destinada a sostener una demanda[6] aparece dirigida contra quienes se construyen, desde la perspectiva del estudiantado, como oponentes: las autoridades universitarias y las fuerzas policiales. A la vez se legitima por la justicia de los reclamos ya que visualizan su accionar por una universidad al servicio del pueblo apareciendo como contrarios a esta definición los privilegios, los hijos de la oligarquía, a quienes se identifica con los estudiantes de universidades privadas. A su vez, las acciones tendientes al control social están teñidas por la identificación del estudiantado como "elementos comunistas".

La disputa universidad pública - universidad privada y las rivalidades entre las respectivas organizaciones estudiantiles, visibles en fuentes periodísticas y entrevistas orales[7] no obstaculizan, sin embargo, acciones tendientes al acercamiento y la construcción de una matriz discursiva y un repertorio de acción de similares características (universidad abierta al pueblo, antiimperialismo, mentalidad de cambio, compromiso con los sectores populares; asambleas, manifestaciones, exposición pública ampliada del conflicto a través de los comunicados a la prensa), aunque en el caso del estudiantado de la Católica aparecen discursivamente expresiones no utilizadas por el de la estatal Universidad Nacional del Litoral: estar al servicio de los pobres, responder a los verdaderos ideales cristianos, compromiso con la construcción de una sociedad nueva según su interpretación del discurso posconciliar; marca otra diferencia, las huelgas de hambre, que aparecen con una especial centralidad en el repertorio de acción del estudiantado católico.

Un comunicado emitido por el Colegio Mayor Universitario (CMU)[8] refiere a las deformaciones deliberadas de acontecimientos universitarios y a la instrumentación de los medios de comunicación por las fuerzas del orden: "…acusaciones tendenciosas, con calificativos tales como elementos de tendencia comunista, grupos extremistas, células subversivas…Detenciones, con daños físicos y morales, persiguen intimidar…El ejercicio de la violencia como intimidación provoca y legitima la violencia como reivindicación". Entienden que "…la Universidad debe ir integrándose en el movimiento ascensional de las clases populares, afrontando como tarea principal su liberación…" Denuncian el silencio cómplice de las autoridades y profesores universitarios.

Muchos de los estudiantes residentes en el CMU eran alumnos de la universidad estatal y también de la Universidad Católica de Santa Fe (UCSF). Están presentes en el discurso institucional muchos de los elementos que se encuentran en comunicados de las agrupaciones estudiantiles de ambos ámbitos universitarios; en particular los que dan cuenta de la construcción de un imaginario social radical que será común a agrupaciones católicas: la noción de violencia estructural que legitima la violencia "desde abajo" y el compromiso con la construcción de una sociedad y de un hombre nuevos, mediante la superación del orden capitalista.[9]

 "Sí, yo te hablo de la Católica, porque conozco más la católica, yo de la estatal conocía gente porque por un tiempo comí en el comedor universitario.… gente que estaba en los Colegios Mayores…nosotros desde la Universidad Católica nos relacionábamos con Ateneo…Ateneo estaba cerca, porque Ateneo era peronista…ellos no daban mucha, mucho artículo porque nosotros éramos de la Católica…vamos a suponer que hubo un acto de la CGT frente a Tribunales, no, frente al Palacio Legislativo y nosotros fuimos con nuestras banderas de la Católica y nuestras pancartas de la Católica y ellos tenían sus pancartas de Ateneo. Entonces como nos veían a nosotros metidos en lo social nos fueron dando un poco más de bolilla…". (Entrevista a A, estudiante de la UCSF en 1968).

Estos intentos de acercamiento entre agrupaciones de las dos universidades ilustra las afinidades que podían facilitar alianzas a pesar de algún recelo, en particular por parte de estudiantes de la universidad pública. En el caso de los ateneístas, estaban, a través de muchos de sus miembros, vinculados al CMU y se definían como posconciliares al igual que muchos de los estudiantes de la Católica, en este sentido compartían visiones de la sociedad, de la universidad y del futuro a construir y con quién construirlo: los obreros, los humildes, la Iglesia renovada.

Leemos en un comunicado de los estudiantes huelguistas de la Facultad de Letras de la UCSF (Prensa Gráfica 10-7-68) "…hay en ella [la Universidad] una concepción anacrónica de la autoridad y de la disciplina, una incapacidad para brindar una formación integral, un compromiso con el poder económico y político, cuando es deber de la Universidad estar al servicio de los pobres y de los trabajadores, creando en sus alumnos una mentalidad de cambio hacia una sociedad nueva, fuera de los moldes capitalistas…". Y en la "Carta abierta al Arzobispo", firmada por "Un grupo de cristianos"[10], un cuestionamiento a la UCSF por su estructura, conducción y orientación y por estar "comprometida con el sistema"[11].

 

Movimiento estudiantil y Nueva Izquierda

 

Hasta mediados de los ´60, las organizaciones corporativas de la sociedad civil lograron encuadrar las demandas de sus miembros[12]. Desde entonces se hacen visibles nuevos actores que cuestionan la dominación dentro y fuera de sus organizaciones. Sectores contestatarios surgen en los sindicatos, en las universidades, los partidos políticos tradicionales, la iglesia católica. Se identifican con el "socialismo nacional" y consideran legítima la "violencia popular". La noción estaba extendida en un amplio conjunto de organizaciones y grupos de izquierda y del nacionalismo revolucionario. Algunos sólo se preguntaban cuándo y cómo debía utilizarse[13]. La radicalización de amplios sectores de las clases medias se suma al de la clase obrera, cuestionando la capacidad de los partidos y organizaciones tradicionales para plantearse y llevar adelante cambios societales profundos. En este contexto emerge y se desarrolla la Nueva Izquierda, nutrida por militantes provenientes de escisiones de los partidos de la izquierda tradicional (PS y PC)[14] y por muchos pertenecientes a sectores medios tradicionalmente antiperonistas que reinterpretaron el peronismo o bien, adhiriendo anteriormente a éste, resignificaron el proyecto del Movimiento y el rol de Perón[15]. John William Cooke, ligando la experiencia de la Resistencia peronista con el influjo de la revolución cubana, fue referente de los grupos juveniles radicalizados, entre ellos muchos estudiantes universitarios. Al mismo tiempo las bases sindicales del Movimiento, escapaban al control de la dirigencia, se radicalizaban, enmarcadas en un proyecto alternativo de sindicalismo, el combativo, el "sindicalismo de liberación"; crece el peronismo revolucionario (PR) o izquierda peronista (IP), crítica de las estructuras capitalistas vigentes en el país; comienza a postularse la necesidad de la preparación para la toma del poder y la construcción del socialismo, interpretando en este sentido ciertos discursos de Perón. La radicalización de los grupos juveniles se fortaleció en el desafío a los dirigentes políticos del Movimiento, los "traidores del ´55". El proceso es visible en el caso de los Ateneístas, que exhiben un alto grado de movilización en los conflictos del ´68. El Ateneo, agrupación estudiantil ligada al CMU de Santa Fe, originalmente crítica del peronismo, a través de la renovación de sus dirigentes, entre otros factores, produjo un gradual pasaje hacia el nacionalismo revolucionario identificado con el peronismo; los ateneístas, sobre todo desde 1966 orientaron su militancia hacia otros ámbitos, como el barrial, el sindical, el político.

"…en ese momento [1965] yo estaba en primer año… la acción de servicio la hacía a través de la Iglesia. Me acuerdo cuando me vinieron a buscar a la casa del Colegio para tomar una Facultad, se fue toda la casa, menos yo… Al mismo tiempo teníamos charlas en el Colegio de miembros del Ateneo Universitario, que nos invitaban a participar en la acción que yo no participaba…había ateneístas, incluso había compañeros míos…". Y con respecto a lecturas y temas que se debatían "… publicaciones de orden religioso… sobre temas sociales… y había mucha gente del Ateneo que leía también, mucha gente de la Universidad Católica que también… es decir había toda una corriente de pensamiento, digamos…el mundo juvenil se nutría de todo lo que emergía de lo católico, lo cristiano y de la izquierda y algunos sectores marxistas…"

"…la dictadura…teníamos los militares, los policías los teníamos adentro de la Facultad… después del Ateneo… yo sé por qué participé … por su origen cristiano y por su origen comprometido y empiezo a optar por todas las posiciones que eran peronistas en ese momento… Ateneo empieza a dejar específicamente lo que era la parte estudiantil y empieza a profundizar la parte de la línea política… ya en el año 69, 70, no existe más como Ateneo… lo que existe es una agrupación peronista…". (Entrevista a J. L. residente del CMU, integrante del Ateneo de la FIQ).

El acercamiento al peronismo, evaluado como verdadero movimiento nacional y popular, con potencial revolucionario, se produce en particular en los jóvenes que no adherían al marxismo. Sin embargo la aproximación a los "hermanos no creyentes" y la utilización de herramientas teóricas del marxismo para el análisis social, es algo que va siendo aceptado y promovido, por ejemplo, desde ciertos círculos católicos. No es casual que el marxismo se halle entre los temas que se tratan en las conferencias pronunciadas por sacerdotes y a las que asisten, entre otros, jóvenes estudiantes, constituyéndose junto con los grupos de estudio, las misas universitarias, las tareas de acción social, los campamentos de trabajo, las lecturas (de autores como Teilhard de Chardin, Mounier, Paoli, Mugica y de historiadores enrolados en el revisionismo histórico), en prácticas comunes en espacios compartidos que facilitan la configuración de redes, de contactos cara a cara, que se integran en un estilo de vida. Un ciclo de conferencias pronunciadas el 16, 17 y 18 de mayo de 1966 en el Auditorio de Radio Nacional de Córdoba (probablemente por el padre Arturo Paoli quien fuera precursor de la Juventud Demócrata Cristiana de Santa Fe y organizador de la cooperativa de hacheros Fortín Olmos en el norte santafesino) da cuenta de lo que venimos tratando: el plan de exposición del conferencista anuncia I El cristianismo y la opción ideológica. II Ideologías marxistas. III Una ideología revolucionaria (en este punto se expresa: "… señalaré los elementos que, a mi juicio, debe contener una ideología revolucionaria. Ideología que puede amalgamar, por un lado, las verdades que, entiendo, contienen las ideologías marxistas, y por el otro lado, puede dar cabida al aporte específicamente cristiano, sobre todo en las circunstancias concretas de la Argentina").

Es importante considerar el impacto del régimen militar del ’66 sobre los sectores medios urbanos de los cuales provenían gran parte de los integrantes de la NI[16]. Para ellos la política es el lugar del engaño, interpretación a la cual contribuye la crisis del sistema político así como la de las instituciones democráticas profundizando la desvalorización de la democracia.

"… Había de alguna manera experiencias, ustedes piensen en el ’55 y si uno se remonta más lejos en el año 30. Pero fundamentalmente en esa época se hablaba del ’55, después lo voltean a Frondizi, después cuando lo voltean a Illia, o sea, apostar a una salida electoral y democrática no era fácil de entender..." (Entrevista a J.L.).

Para la NI la democracia se corresponde con una sociedad basada en la explotación, constituye una de las formas del engaño, un invento de la burguesía para detener la lucha popular. A la vez que romper este engaño, el otro obstáculo a vencer es la fuerza del ejército, al que sólo puede enfrentarse con otro ejército.[17].

La lucha armada es justificada:

"… miren la cosa es muy simple; en la toma del poder los que tienen el poder están armados, nosotros que pretendemos tomar el poder si no nos armamos nunca vamos a tomar el poder. De ahí que… debemos organizarnos militarmente…" (Entrevista a R, estudiante de la FIQ).

"… esos gobiernos militares… fue generando la idea que generalmente el poder era muy fuerte, que el poder estaba apoyado por Estados Unidos; incluso Estados Unidos formaba militar e ideológicamente al poder… todos esos grupos que empezaban a tener conciencia que el poder militar había que destruirlo con otro poder militar…" (Entrevista a J.L.).

"…teníamos el cura guerrillero… teníamos la experiencia del Che Guevara… estaba todo efervescente… entonces hubo gente que optó por la guerrilla…en esa época en el mundo existía un campo socialista…nosotros estábamos en ese camino, ese era el pensamiento que había… que impulsaba mucho a la acción porque era sumamente optimista…" (Entrevista a A, estudiante de la UCSF).

Factores derivados del contexto internacional, también operaban como legitimantes de la opción revolucionaria, contribuyendo a reforzar el prestigio de las opciones violentas[18].

 

El cincuentenario de la Reforma Universitaria

 

"Los que desean recordar la Reforma Universitaria son libres y dueños de hacerlo pero es necesario dejar debidamente aclarado que es totalmente incierto que el estudiantado haya estado siempre al lado de los trabajadores ya que hubo momentos históricos desde el punto de vista nacional y popular que evidenciaron todo lo contrario. Además siempre se ha venido comentando la unidad obrero-estudiantil, lo que nosotros realmente deseamos es que la misma se concrete en los hechos y no en homenajes aúlicos y exquisitos. En este sentido decimos que el movimiento estudiantil no ha estado concretamente en las grandes gestas realizadas por el movimiento obrero…" Comunicado de las 62 Organizaciones Únicas.[19]

Este comunicado da cuenta de la posición de uno de los sectores del movimiento obrero. En el congreso normalizador de la CGT, en 1968, el vandorismo y las 62 Organizaciones se enfrentaron al descontento de gremios que cuestionaban a la dirigencia por su incapacidad o escasa voluntad para enfrentar la política de Onganía. La elección como secretario general de Raimundo Ongaro, si bien no marca la pérdida de control sobre los sindicatos más importantes por parte del vandorismo, es una clara señal de fractura que se concreta en la coexistencia de las dos confederaciones: la CGT de los Argentinos (CGTA) y la CGT Azopardo. La primera desarrolló una oposición más abierta a la dictadura a la vez que radicalizaba la protesta y se integraba con otros actores sociales, en particular, el estudiantado y los curas tercermundistas. En las agrupaciones universitarias acostumbradas a la movilización, favorecida por la estructura de oportunidades políticas durante la presidencia de Illia (libertad de expresión, cogobierno universitario, funcionamiento de los centros de estudiantes, autonomía universitaria…), el reclamo se centró, en ese entonces, en el presupuesto universitario, pero la preocupación de los estudiantes comenzó a vincularse con la situación de obreros y otros sectores populares a la vez que la CGTA reforzaba las relaciones con el estudiantado a través de actividades conjuntas y el apoyo mutuo en las acciones que se encaraban. Si bien la adhesión estudiantil a los obreros es anterior a 1966, se acentúa a posteriori, siendo el movimiento estudiantil uno de los primeros en reaccionar frente a Onganía, no sólo por el ataque a la autonomía universitaria, por la severa represión en la "Noche de los Bastones Largos", sino porque ya estaba abierto el debate, en el seno de las agrupaciones universitarias, en torno de la alternativa reformista o revolucionaria, la necesidad del "cambio de sistema" y la unidad con el resto de los sectores populares.

En este contexto en el cual se experimenta la contradicción entre las experiencias previas de movilización del estudiantado y la clausura del espacio político democrático dentro y fuera de la Universidad y de creciente oposición al autoritarismo, es que puede dimensionarse la conflictividad desatada en la coyuntura de la conmemoración del cincuentenario de la Reforma Universitaria.

El Litoral[20] informa de una conferencia a cargo del Dr. Illia, invitado por el Partido Reformista Franja Morada; se lleva a cabo en la Facultad de Derecho aunque había sido prohibida por el rector Cantini y el decano Farina. Llega la policía, procede al desalojo y los estudiantes aplauden al grito de "Reforma y libertad", "viva la Constitución", "viva la Reforma Universitaria".

La Comisión Nacional de Homenaje a la Reforma Universitaria da una Declaración[21] en la que expresan que "La agresión a la Universidad y a la educación forma parte de una ofensiva contra todos los intereses populares… la lucha en el campo universitario es parte de la del pueblo todo… [en un país] maniatado por lazos de dependencia el mejor homenaje a la Reforma es un compromiso militante". Estas expresiones denotan rasgos comunes con el discurso de los sectores estudiantiles opuestos a la dictadura.

Sin embargo hay en éstos fisuras, en particular, rivalidades entre el estudiantado católico y el reformista, de la que da cuenta un cuestionamiento que hacen los Integralistas[22]: "...la disyuntiva reforma-antirreforma [es] una falacia que ubicó al estudiantado de espaldas al movimiento popular en los años 1930, 45 y 55…"[23]. Deciden no adherir al paro general de estudiantes del 14 de junio conjuntamente con la Liga Humanista de Buenos Aires, la JUP de Bs. As., Rosario, Córdoba, Corrientes, Chaco, San Luis, la Unión de Estudiantes del Litoral, Movimiento Integralista Nacional de Córdoba, San Luis, Chaco, Corrientes y Santa Fe.

No es difícil advertir que la cuestión peronismo- antiperonismo subyace como motivación principal de la negativa a plegarse al paro general de estudiantes que, según el comunicado fue decretado por la FUA "…unilateralmente en unión con grupos políticos conservadores…".

Los comunicados que se suceden entre marzo y agosto de 1968 dan cuenta de las formas típicas de la acción colectiva estudiantil que podrían caracterizarse como primordialmente reactivas[24]. Así la realización de una Asamblea puede ocasionar la presencia policial que ha sido solicitada por las autoridades universitarias; la respuesta es el repudio a dichas autoridades y movilizaciones en las cuales es común la detención de estudiantes lo que a su vez motiva nuevas asambleas y movilizaciones exigiendo la libertad de los presos por lo que se producen nuevas detenciones. Las manifestaciones exhiben un accionar que se torna característico: bombas de estruendo, apedreo a la policía, estribillos contra el gobierno…En los actos públicos en repudio a las autoridades universitarias, a la presencia de falsos estudiantes delatores y al silencio "cómplice" de profesores o en el caso que nos ocupa, el homenaje al Dr. Morisot (de actuación en la Reforma del 18), en el cementerio municipal, se producen choques entre estudiantes y policías y nuevas detenciones. Se reiteran los enfrentamientos y las acciones violentas son cada vez más comunes. Los "actos relámpago" ganan protagonismo en el repertorio de acción del estudiantado movilizado como respuesta a la necesidad de disminuir los costos de la acción colectiva[25] y muestran prácticas propias de una creciente clandestinización de la acción (visible en el relato de uno de los entrevistados al referir las modalidades organizativas de los mismos). Sin embargo el cambio en la estructura de oportunidades políticas que implica la dictadura, con el consiguiente aumento en los costos de la movilización, no la obstaculiza sino que parece potenciarla, constatándose con Tilly que las formas de acción colectiva ilegales tienen una mayor posibilidad de violencia, a la vez son más costosas (así, las asambleas, los petitorios de carácter reivindicativo motivados por cuestionamientos a reformas en planes de estudio, cursos preuniversitarios, régimen de correlatividades, todos ellos logros anteriores, derechos adquiridos por el estudiantado, se han tornado prácticas ilegales y aun cuando la acción reactiva del estudiantado tenga carácter no violento, la represión dotará del carácter contencioso a la protesta)[26]. El control social se legitima como forma de contención del avance comunista (en ocasión del desautorizado acto convocado por la FUA en Plaza Once, leemos en El Litoral del 25-6-68, que "… la policía se ha enterado que promotores han regresado recientemente de Checoslovaquia de un Congreso juvenil comunista…")[27]. El ministro del Interior Dr. Borda se refiere a la situación universitaria[28], definiéndola como un “ambiente de paz en contraste con la conmoción generalizada en todo el mundo"; con respecto a los disturbios (en particular los desatados tras la ocupación de la FIQ en La Plata severamente reprimidos) vinculados con la conmemoración del cincuentenario de la Reforma, refiere a la participación de agitadores comunistas extranjeros que pretendieron "sin eco" aprovechar esta conmemoración siendo sus propósitos "…desviar la atención hacia temas políticos en tanto que a los verdaderos universitarios sólo les interesa la modernización de nuestras altas casas de estudio…". En otra nota[29] se alude a un análisis de Onganía, Imaz (gobernador de Bs. As.) y Borda acerca de la situación universitaria "…son quinientos activistas sobre miles de estudiantes…[es] un movimiento político bajo la apariencia de actos por la Reforma…". En el discurso oficial puede advertirse la identificación de dos protagonistas: los perturbadores, los que siembran el odio y la intolerancia y los partícipes inocentes, los estudiantes en este caso[30]. Sidicaro[31] con respecto a las concepciones anticomunistas en el marco de la Guerra Fría, sostiene que impregnaron el pensamiento militar en Argentina, pensamiento que desnacionalizó al "otro" transformándolo en extranjero eliminable como era legítimo eliminar a los soldados enemigos en las guerras.

 

Los homenajes a Pampillón

 

Bombas de estruendo estallan en la céntrica esquina de San Martín y Cortada Falucho, son arrojados panfletos que refieren a la muerte de Santiago Pampillón[32]. Se producen dos detenciones[33].

La agrupación Integralista de Derecho afiliada a la Unión Nacional de Estudiantes, hace oficiar una misa en memoria. Intentan luego una manifestación en silencio.

Estudiantes reunidos en el Comedor Universitario marchan hacia el Rectorado, ante la presencia policial arrojan bombas de estruendo. La policía castiga con bastones y exhibe armas de fuego. Un estudiante resulta herido y se producen detenciones[34].

En homenaje a Pampillón los estudiantes realizan un acto relámpago frente a la UNL, colocan la bandera nacional a media asta en homenaje también a los heridos la noche anterior en Córdoba[35].

Integrantes del Movimiento de Estudiantes Integralistas repudian la represión en Córdoba y otras ciudades del país entre ellas Rosario[36] y Santa Fe[37] "… ante la mirada atónita de un pueblo que no se engaña y comprende que la violencia es la manifestación más palmaria de la decadencia de las estructuras que cuestionamos…". Sostienen que la movilización del estudiantado es parte de "la lucha del pueblo por su liberación".

Dan cuenta del alto grado de movilización estudiantil, la reafirmación de la combatividad, la elaboración de un plan de lucha, la asamblea y posterior toma de la Facultad de Derecho[38]. Los asuntos tratados en la asamblea se traducen en demandas reivindicativas a la vez que se solidarizan con quienes, a su entender, se hallan en el mismo campo de lucha: los obreros de YPF en huelga en la refinería de La Plata, estudiantes de Rosario y La Plata y los estudiantes muertos en México.[39]

 

Una consideración final: radicalización juvenil y construcción de la identidad

 

La centralidad de la identidad que construyen los participantes en y por la acción colectiva ayudaría a comprender por qué los actores corren riesgos y por qué las acciones tienen una racionalidad que es justamente la construcción social de esa identidad, ya que la elección de arriesgarse la pone menos en peligro que si el riesgo no se corriera[40]. Movimientos como el estudiantil, implican con frecuencia el desarrollo de nuevos aspectos de la identidad de sus miembros. Las reivindicaciones y los factores de movilización se centran más en cuestiones de carácter cultural y simbólico relacionadas con problemas de identidad que en reivindicaciones económicas que caracterizaban al movimiento obrero.[41]

Más que en otro estadio del ciclo vital, la búsqueda de la identidad es una actividad juvenil. En el final de la adolescencia se produce un proceso de integración entre los roles adscritos y otros nuevos que surgen al llegar a la edad adulta, que en muchos casos provoca una disonancia al tener que reconciliar, por ejemplo, una educación tradicional con opciones contradictorias con la misma; la interacción en densas redes interpersonales tiene como eje la reconciliación de esas identidades dispares.

"… yo era escolta de bandera [en el Liceo Militar]… me dieron ese libro Sinfonía del rojo mayor (? ) que…resaltaba las torturas del sistema ruso…me dijeron que tenía que dedicarme a formar un poco a los cadetes y entonces en base a ese libro me hicieron dar charlas… yo lo hacía un poco por subordinación y valor… no lo hice a disgusto, lo hice cumpliendo órdenes… después de que terminé y entré a la Universidad, me di cuenta de que era un lavado de cerebro al que yo me había prestado…Claro…uno pasa a la parte universitaria, empieza a pensar en libertad… rescaté de esa vida anterior el sacrificio, el esfuerzo, pero el macarthismo, la persecución, al revés, me inclinó a hacer un cuestionamiento social… ingrese al Colegio [CMU] …empecé … en un grupo de Acción Católica… las charlas en general, sí, tenían una dimensión de lo social…el conflicto en general lo tenía como medio marginado… por la educación que había recibido en el Liceo Militar… Pero, ya entrado el año 66… uno empieza a ver, empieza a discutir, empieza a no creer en los salvadores de tipo militar… Pampillón… muertes en Córdoba… y bueno, ya en ese momento me genera acá una obligación… la lectura de las conclusiones del Concilio Vaticano II. O sea, eso… nos sacó el caparazón y nos mandó un poco a la calle… nos habilitó, digamos, para el compromiso social y todo eso…" (Entrevista a J.L.).

El grupo construye el “nosotros” que impulsa a los movimientos sociales; las redes de relaciones cumplen un papel destacado en la acción colectiva y pueden ayudar a entender el papel desempeñado por organizaciones ya establecidas - “posadas del movimiento” - en el desarrollo de otras organizaciones o movimientos[42].

"… entro a una Universidad en la que existía una inquietud político- social…yo trabajaba en barrios [en la escuela secundaria]…Entiendo lo reivindicativo [universitario] como una forma que ayudaba a tener presencia y contacto con el estudiantado… El hecho de haber tenido una práctica reivindicativa daba a uno mismo el plafón para plantear otro tipo de cosas… yo militaba en Ateneo… en Ateneo siempre insistíamos en la ligazón del trabajo de los estudiantes con los distintos frentes ya fueran sindicales, el barrial, el frente político propiamente dicho. Yo estuve más en el frente barrial, sindical, en el frente estudiantil… A mí no me interesaba la pelea del centro de estudiantes por el centro de estudiantes, de última el centro de estudiantes podía interesarme como una estructura dentro de donde se nucleaban los universitarios y podías ir planteando la relación de la universidad con la sociedad…

Me acuerdo después cuando todo el tema de la CGTA…yo prácticamente abandono el trabajo universitario … cuál era mi carné para presentarme, de última para trabajar en los sindicatos… que vos eras una militante universitaria… que estabas en tal agrupación que era Ateneo concretamente… a medida que se fue radicalizando la vida del país… el deseo de salir de la isla [la Universidad] pero a partir de tu experiencia anterior y entrar a trabajar en un frente más importante pero sin despreciar el frente estudiantil… el universitario pero siempre con una mirada importante hacia fuera fue lo que convirtió [a]la Universidad[en] generadora de cuadros políticos importantes para el país…" (Entrevista a M. A. militante en Montoneros).

En un sentido concomitante con el planteo de Johnstson, Laraña y Gusfield, podemos afirmar con Diani[43] que los contactos desarrollados a través de la participación en un movimiento, pueden generar lazos que faciliten nuevos tipos de acción y organización colectivas,

Estas ideas son fundamentales a la hora de plantear los propósitos últimos de nuestra investigación centrada en el movimiento estudiantil y destinada a indagar las posibles relaciones entre el mismo y las organizaciones político- militares que se gestaron en la época.

 

 

RESUMEN

 

El movimiento estudiantil universitario santafesino en la segunda mitad de los '60. El '68 en Santa Fe

 

Este artículo explora la movilización del estudiantado universitario santafesino durante 1968, año en el que la acción colectiva juvenil adquiere especial significatividad, a escala mundial.

Se reconstruyen - sobre la base de archivos periodísticos- tres coyunturas conflictivas constituidas por el cierre del comedor universitario, la conmemoración del cincuentenario de la Reforma Universitaria y del segundo aniversario de la muerte de Santiago Pampillón.

Se analizan las demandas y el repertorio de acción del estudiantado movilizado como así también las posiciones que evidencian, discursivamente - en el pasado y en el presente, a través de entrevistas orales- la construcción de un imaginario social radical.

 

Palabras clave: Movimiento estudiantil - repertorio de acción - discurso - imaginario social - radicalización

 

 

ABSTRACT

 

The Santafesinian University Students Movement in the second half of the sixties. The sixty-eighth in Santa Fe

 

This paper explores the university students mobilisation during 1968, a year in which the youth collective action acquired a special significance world-wide.

Three conflictive junctures are reconstructed- upon the basis of journalistic files-. They are the shutdown of the university dining hall; the commemoration of the fiftieth anniversary of the University Reform; and the second anniversary of Santiago Pampillón´s death.

The students movement demands and their repertoire of action are analysed, as well as their attitudes, which discursively show – in the past as in the present, through interviews- the construction of a radical social ideal.

 

Key words: Students movement - Repertoire of action - Discourse - Social ideal - Radicalisation

 

 

Recibido: 30/04/07

Aceptado: 20/06/07

Versión final: 18/08/07

Notas



(*) Profesor en Historia (UNL). Profesora ordinaria en las carreras de Profesorado y Licenciatura en Historia, Facultad de Humanidades y Ciencias. Universidad Nacional del Litoral. E-mail: ndiburzi@fhuc.unl.edu.ar

[1] El Litoral, 10-2-68.

[2] El crecimiento de la sede de la UNL en Rosario condujo, en 1968, a la creación de la Universidad Nacional de Rosario a la cual fueron transferidas las Facultades de la UNL allí asentadas.

[3] El Litoral, 12-2-68, comunicado de Interecentros.

[4] El Litoral, 14-2-68.

[5] El Litoral, 15-2-68.

[6] SHUSTER, Federico y PEREYRA, Sebastián. "La protesta social en la Argentina democrática: balance y perspectiva de una forma de acción política". Mimeo, (avance de investigación sistema UBACYT) UBA. Bs. As.. 2002.

[7] Analizadas en DIBURZI, Nélida A. F. La huelga de hambre del ´68 en la Universidad Católica de Santa Fe. Entre la protesta reivindicativa y el cuestionamiento social. X Jornadas Interescuelas/ Departamentos de Historia. Rosario. Septiembre de 2005.

[8] El Litoral 1-3-68. Los Colegios Mayores, residencias para alojar a estudiantes, fueron fundados por la Iglesia Católica hacia 1955; en ellos los residentes asistían a cursos de política, economía, sobre temáticas sociales en general y, para la época que nos ocupa, era habitual la reflexión sobre el papel de la Iglesia en relación a la pobreza, la cuestión de la deshumanización y el compromiso como católicos frente a la realidad social.

[9] Por ejemplo, Populorum Progressio (1967), se constituye en un documento importante para la interpretación tercermundista del papel de la Iglesia en los países subdesarrollados al plantear como excepción al rechazo a la insurrección revolucionaria los casos de tiranía atentatoria de los derechos y del bien común. Según Pontoriero  dio lugar a diferentes interpretaciones entre las que se cuenta la que considera a la tiranía no sólo como un régimen político sino un sistema económico social que origina y perpetúa la miseria. La idea de violencia estructural habilitó a laicos y sacerdotes católicos para el trabajo social, la opción por los pobres y operó como legitimante de la idea de resistencia a la opresión causada por la sociedad capitalista, estructuralmente injusta. PONTORIERO, Gustavo. Sacerdotes para el Tercer Mundo: "el fermento en la masa"/ I (1967-1976). Bs. As. CEAL. 1991.

[10] Prensa Gráfica,14-7-68.

[11] El cuestionamiento al sistema capitalista es un rasgo común presente en el discurso del estudiantado movilizado en diferentes latitudes. En el mismo pueden percibirse, a la vez que ciertas continuidades, un rechazo a los movimientos antisistémicos de la vieja izquierda y a sus logros (ARRIGHI, Giovanni, HOPKINS, Terence K. y WALLERSTEIN, Immanuel. Movimientos Antisistémicos. Akal. Madrid.1999), refiriéndose a 1968 como "revolución mundial". Tarrow sostiene, con respecto al mayo francés, que las cuestiones relativas al gobierno de la universidad fueron reemplazadas por reivindicaciones más amplias e incluso por la exigencia que "el sistema de dominación capitalista fuera reemplazado y la imaginación liberada" (TARROW, Sidney. El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza. Madrid. 1997.

p. 299). El resentimiento hacia la autoridad universitaria, extendido luego hacia todas las autoridades forma parte del planteo de Hobsbawm para quien éste fue un factor que hizo que los estudiantes se radicalizaran inclinándose hacia la izquierda. HOBSBAWM, Eric. Historia del siglo XX 1914 - 1991. Crítica. Barcelona. 1995.

Aparece la idea de juventud como nueva subjetividad (CASULLO, Nicolás. "Rebelión cultural y política de los ´60". En: CASULLO, Nicolás, FORSTER, Ricardo y KAUFMAN, Alejandro. Itinerarios de la Modernidad. Corrientes del pensamiento y tradiciones intelectuales desde la Ilustración hasta la Posmodernidad. Eudeba. Bs. As.. 1999); el joven que trata de deslindarse de la historia de sus padres. Es la conciencia de pertenecer a una generación lo que vincula al estudiante norteamericano, al francés, al latinoamericano. Para la juventud de los ´60 la figura que se reactualiza es la de la revolución, la revolución que es posible y hay que hacerla. Cambiar la sociedad desde el protagonismo – aunque no único- del estudiantado es la novedad del accionar estudiantil de los ´60, tiempo moderno por excelencia, dirá Casullo, con fuertes elementos utópicos, heredados de una larga historia moderna, que permiten construir imaginarios de otros sistemas sociales.

[12] HEREDIA, Mariana. "La identificación del enemigo. La ideología liberal conservadora frente a los conflictos sociales y políticos en los años sesenta". En Sociohistórica. Cuadernos del CISH. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UNLP. La Plata. 2000.

[13] PASQUALI, Laura. "La provincia en conflicto: transformaciones económicas, fracaso político y resistencia social. 1966- 1976". En: VIDELA, Oscar. El Siglo Veinte. Problemas sociales, políticas de Estado y economías regionales (1912-1976). Tomo IX. En: BARRIERA, Darío. (Director), Nueva Historia de Santa Fe. Prohistoria Ediciones - La Capital. Rosario. 2006.

[14] Impactadas por la Revolución cubana y el antiperonismo el PS se dividirá en PS Democrático y PS Argentino (que se definirá a favor de dicha revolución). El PC ve formarse el PCR en 1967; en un contexto de crisis de las corrientes reformistas se abren puntos de fractura a partir de los cuales surgen numerosos grupos de la NI. HILB, Claudia y LUTZKY, Daniel. La nueva izquierda argentina: 1960- 1980 (Política y violencia). CEAL. Bs. As.. 1984.

[15] HIPB, Claudia y LUTZKY, Daniel; op,. cit.; BOZZA, Juan A. "El peronismo revolucionario. Itinerario y vertientes de la radicalización, 1959-1969". En Sociohistórica. Cuadernos del CISH. Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación. UNLP. La Plata. 2002.

[16] HIPB, Claudia y LUTZKY, Daniel; op,. cit.

[17] Ibídem.

[18] TCACH, César. "Heterodoxo diccionario de consignas orales". En: TCACH, César y otros. La política en consignas. Memorias de los setenta. Homo Sapiens Ediciones. Rosario. 2003.

[19] El Litoral, 18-5-68.

[20] El Litoral, 18-5-68.

[21] El Litoral, 1-6-68.

[22] Próximos al Movimiento Ateneísta y a la Agrupación Universitaria Liberación.

[23] El Litoral, 25-6-68.

[24] TILLY, Charles, TILLY Louise y TILLY, Richard. El siglo rebelde 1830-1930. Zaragoza. Prensas Universitarias de Zaragoza. 1997.

[25] TARROW, Sidney. El poder en movimiento: Los movimientos sociales, la acción colectiva y la política. Alianza. Madrid. 1997.

[26] Según Mariana Heredia la masividad y la violencia de los conflictos pueden entenderse en el marco de un cercenamiento político de larga data y en términos más inmediatos la dictadura del 66, al clausurar los mínimos canales de participación -la intervención, por ejemplo, en el caso de las universidades, con notable violencia por parte de la policía- obstaculiza la resolución de los antagonismos que el sistema democrático posibilitaba, a la vez que se erosiona la credibilidad de las propias prácticas democráticas. HEREDIA, Mariana; op. cit.

La violencia desde arriba legitima la violencia desde abajo, contribuye a la configuración de un imaginario social radical, lo instituyente, que deslegitima lo instituído en que se sustenta el monopolio del ejercicio del poder, la dominación entendida como relaciones de poder sistemáticamente asimétricas en tanto quienes están dotados de poder excluyen a otros agentes, independientemente de las bases sobre las que se asienta tal exclusión (CASTORIADIS, Cornelius. "La institución imaginaria de la sociedad". En: COLOMBO, Eduardo. (ed). El imaginario social. Altamira. Bs. As.. 1993)

[27] Ya los sectores más ortodoxos de la "Libertadora" equiparaban las acciones de los sindicalistas peronistas con las estrategias comunistas, abriendo una tradición en lo discursivo y en el sustento de las acciones represivas que se prolongaría en posteriores golpes y en el imaginario castrense y de las derechas civiles. SIDICARO, R. "Coaliciones golpistas y dictaduras militares: el "proceso" en perspectiva comparada". En: PUCCIARELLI, Alfredo (Coord.) Empresarios, tecnócratas y militares. Siglo XXI. Bs. As.. 2004..

[28] El Litoral, 13-6-68.

[29] El Litoral, 15-6-68.

[30] Heredia, en su análisis de editoriales políticas de La Nación, La Prensa y de la revista Criterio, explora los matices del discurso de la derecha. Dice, en referencia a La Nación, con respecto al Cordobazo, que identifica a dos protagonistas: los perturbadores y los partícipes inocentes: los estudiantes politizados y los sectores populares, arrastrados por el furor. HEREDIA, Mariana; op. cit.

[31] SIDICARO, R.; op. cit.

[32] El 7 de septiembre de 1966 Santiago Pampillón, estudiante de ingeniería y subdelegado de la planta automotriz IKA, es asesinado en Córdoba. La CGT Córdoba decreta un paro de repudio de una hora por turno. Al respecto Lobato y Suriano afirman: "De esta manera comenzaba a sellarse, al menos en Córdoba, la unidad de la protesta obrera y estudiantil en tanto ambos sectores se hallaban notoriamente perjudicados por el gobierno militar" (LOBATO, Mirta y SURIANO, Juan. La protesta social en la Argentina. FCE. Bs. As.. 2003. p. 99).

[33] El Litoral, 7-9-68.

[34] El Litoral, 9-9-68.

[35] El Litoral, 9-9-68.

[36] Fechado en Rosario, El Litoral reproduce un informe (11-9-68) sobre la ocupación de la Facultad de Ciencias Económicas por más de mil estudiantes; las autoridades han solicitado la presencia policial para efectuar el desalojo. Los estudiantes bloquean el acceso, arrojan bombas molotov y elementos contundentes. La policía responde con gases lacrimógenos, disparos de armas de fuego. Posterior al desalojo se producen encontronazos en calles próximas, la policía con "… varitones apaleó a cuanto transeúnte transitaba por el lugar"; es agredido un periodista y estudiantes.

En Santa Fe (El Litoral, 11 y 14-9-68) unos 200 estudiantes se agrupan sorpresivamente, arrojan panfletos, bombas molotov y "clavos miguelito"; levantan barricadas con automóviles. La lista de detenidos da cuenta de su pertenencia a la EIS, FIQ y Derecho. En la Iglesia Catedral es colocado un cartel "La iglesia de los pobres se adhiere a la semana de los mártires populares". El Movimiento Integralista da a conocer un comunicado (El Litoral, 18-9-68) repudiando la acción policial y ratificando que "seguirá luchando hasta que nuestro país sea soberano, nuestra sociedad justa, nuestra patria sea libre y nuestra universidad sea auténticamente nacional".

[37] El Litoral, 10-9-68.

[38] El Litoral,, 29-9-68. "Comunicado del MOR".

[39] Resultante de la gravísima represión: "matanza de la plaza de las Tres Culturas".

[40] CALHOUN, Craig. "El problema de la identidad en la acción colectiva". En AUYERO, Javier (comp.). El lugar de la cultura en la sociología norteamericana. Universidad Nacional de Quilmes. Bs. As.. 1999. PIZZORNO, Alessandro. "Identidad e interés". En Zona Abierta 69. Distribución S XXI. España. 1994.

[41] Al respecto, Johnston, Laraña y Gusfield sostienen que tanto en Europa como en América han surgido movimientos que desbordan la capacidad explicativa de las teorías clásicas, entre ellos el estudiantil. El enfoque que ha desarrollado el concepto "nuevos movimientos sociales" destaca ciertos rasgos comunes en éstos y las diferencias con respecto a los movimientos clásicos de trabajadores que surgen a partir de la Revolución Industrial. JOHNSTON, Hank, LARAÑA, Enrique y GUSFIELD, Joseph. "Identidades, ideologías y vida cotidiana en los nuevos movimientos sociales". En: LARAÑA, E. y GUSFIELD, J. (eds.) Los nuevos movimientos sociales. De la ideología a la identidad. Academia. Madrid. 1994.

[42] JOHNSTON, Hank, LARAÑA, Enrique y GUSFIELD, Joseph; op. cit.

[43] DIANI, Mario. "Las redes de los movimientos: una perspectiva de análisis". En IBARRA, Pedro y TEJERINA, Benjamín. Los movimientos sociales. Transformaciones políticas y cambio cultural. Trotta. Madrid. 1998.